Tuve que perderme el funeral de la abuela por un examen

  • hace 5 años
Ella es Mía. ¿Recuerdas la historia del niño que gritaba "¡lobo!"? Bueno, una vez algo así le pasó a ella.

Una vez en la escuela, Mía estaba muy cansada y quería volver a casa, pero por supuesto no podía irse temprano simplemente porque quería. Así que decidió inventarse una excusa. Actuó como si le doliera el estómago, y después de una visita a la enfermería, donde sus habilidades de actuación resultaron ser muy efectivas, ¡la dejaron libre para irse a casa!

Mía se sorprendió de lo fácil que había sido engañar a los maestros. Muy pronto, empezó a usar regularmente trucos como este para conseguir lo que quería. A veces se le ocurría una historia elaborada que explicaba por qué no había podido hacer su tarea o un examen, por ejemplo, porque se había lastimado la mano. Y como una verdadera maestra del engaño, tendría la mano completamente vendada. Otras veces se salía de la escuela diciendo que había olvidado sus llaves o que necesitaba ir al médico. Y sí, llegaría incluso a falsificar documentos para dárselos a sus profesores como prueba de que realmente había visitado a su médico.

Por lo general, Mía se iba a casa o a la casa de su abuela, porque le daba el tipo de comida que solo las abuelas son capaces de cocinar. Ella amaba a su abuela. Siempre se reía cuando le contaba cómo se había escapado de la escuela una vez más, aunque le advertía que probablemente no debía hacer algo así con mucha frecuencia.

En una ocasión ella quería ver una película nueva con muchas ganas, y por las tardes los cines estaban muy ocupados, así que mintió y dijo que su abuela había muerto, y que necesitaba ir a su funeral.

Verás, recientemente ella había necesitado hacer una presentación y no estaba preparada para ello. Así que Mía decidió hacer lo que mejor sabía hacer. Se puso una bufanda y fingió que había perdido la voz. Y siguió actuando así por varios días antes de la presentación, para que todo el mundo le creyera.

Ella fue descubierta accidentalmente, uno de sus compañeros de clase tenía una silla que rechinaba mucho durante una lección, así que él la cambió por una mejor. Pero mientras la arrastraba de vuelta a su lugar, accidentalmente se le cayó en el dedo del pie de Mía. Y ella gritó.

Todo el mundo, incluido el profesor, la miró, asombrado. Lo único que pudo decir fue: "¡Mi voz regresó milagrosamente!". No hace falta decir que los profesores no le creyeron después de eso, así que tuvo que dejar de hacerlo.

Una prueba muy importante estaba por llegar en ese momento, y ella estaba ocupada estudiando duro para ella, su intención era estudiar DE VERDAD esta vez, y obtener una buena calificación. Pero luego... su abuela falleció. Así como así. Nunca volvería a oírla reírse de sus historias, ni comer de su increíble comida, ni siquiera verla.

Pero la cosa es que su prueba era exactamente al mismo tiempo que el funeral. Así que ella tuvo que hablar con su maestra

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