Le pagué a mi papá para que pase tiempo conmigo

  • hace 5 años
Este sujeto que ves rompiendo el excusado soy yo. ¿Por qué lo estoy haciendo?, te preguntarás. Bueno, te lo diré.

Me llamo Josh, tengo catorce y vengo de una familia pequeña: solo somos mi madre y yo. Oh, y también tengo un papá, pero nunca está. Trabaja noche y día para que mamá y yo seamos felices. No somos pobres, podemos comprar lo que necesitamos, y mamá tiene un blog sobre manejo del hogar, así que trabaja desde casa. Además, todos los veranos me envían de campamento. Quizá muchos de ustedes crean que me estoy quejando sin ninguna razón. Pero a veces siento que no tengo un padre, es como vivir con Santa Claus. Cuando me despierto, papá ya se ha ido a trabajar. Y, cuando regresa, ya estoy durmiendo. Siempre pasa los fines de semana haciendo recados, yendo de compras y reuniéndose con amigos para jugar al póquer. Casi nunca lo veo, no pasamos mucho tiempo juntos, como otros niños de mi edad con sus padres. Me alegra que pueda mantener nuestra familia y estoy orgulloso de él, pero lo extraño mucho.

Mi último cumpleaños resultó ser muy frustrante. Invité a unos cuantos amigos a una barbacoa. De pronto, papá recibió una llamada, me dio mi regalo, se disculpó y se fue a trabajar. ¡Después de eso, tuve una idea!

A la mañana siguiente me puse jeans y una camiseta en lugar de mi uniforme escolar. Mamá se molestó mucho y me dijo que me cambiara de ropa. Comenzó a gritar y a decir todo tipo de cosas, pero yo me rehusé a cambiarme, me rehusé a desayunar y me fui de casa abruptamente. Sabía que estaba insultando a mi madre, pero solo sería algo temporal. Era todo parte de mi plan.

Ese día de escuela no fue normal para mí. Obtuve mi primera “F” y una advertencia por llegar tarde. Para que quede claro, nunca me había ocurrido algo así antes. El Sr. Brown, el director de la escuela, es amigo de mis padres, por lo que llamó a mi mamá y le pidió que hablara conmigo sobre el uniforme escolar y mi comportamiento.
Cuando regresé a casa, mamá me estaba esperando. No se la veía NADA feliz. Intentó averiguar qué me ocurría, pero me limité a encerrarme en mi cuarto. Ella me gritó que, cuando papá regresara de trabajar, hablaría conmigo de hombre a hombre. Eso me alegró mucho, pensé que mi plan había funcionado.

Pero papa llegó muy tarde. Intenté esperarlo despierto y no lo logré, en algún punto me quedé dormido. Me desperté a la mañana y me di cuenta de que tendría que cambiar mi estrategia. Mamá seguía molesta y no quería hablar conmigo.

Volví a saltarme el desayuno y me fui de casa. Esa vez no fui a la escuela. Sabía que una pizzería cercana buscaba un conserje. No tenía dinero conmigo, tendría que ganármelo. Entré y me contrataron. Pasó una semana entera. Mamá me regañaba a diario por faltar a la escuela, por mi mal comportamiento y por mi desobediencia. Hasta intentó llevarme a la escuela en su auto, pero no lo logró: esperé a que se fuera y fui a trabajar. Ahora entie

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