• hace 4 años
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¡Hola a todos! Soy Ashley. Y esta es la historia romántica más espeluznante que me ha pasado. Aprendí una lección para el resto de mi vida sobre cuán perjudiciales pueden ser los prejuicios...
Mi historia comenzó cuando decidí ganar algo de dinero. Mi familia no era próspera en absoluto. Mi padre estaba desempleado la mayor parte del tiempo y solo se sentaba a mirar televisión, mientras mi mamá trabajaba duro en una fábrica. Nunca se preocuparon realmente por mí o mi futuro. Puse todo mi esfuerzo en los deportes y después de graduarme de la escuela tuve la suerte de recibir una beca deportiva completa. A pesar de los dolorosos chistes y comentarios de mi padre, aproveché la oportunidad y me mudé a otro estado para continuar mis estudios.

Durante mi primer año de universidad, cuando me había mudado de la casa mis padres, necesitaba una fuente de ingresos para ganarme la vida. Así que descargué una de esas aplicaciones donde puedes seleccionar distintas tareas de trabajo de personas en tu área y hacerlas por dinero. En la mayoría de los casos, sacaba perros a pasear o ayudaba a las personas a organizar el desorden en sus armarios... Pero a veces entregaba paquetes urgentes. Y no pasó nada sobrenatural. Antes de ese caso...

Ese día recibí esta tarea bastante inocente, que incluía ir a un área suburbana para recoger un pedido de un coleccionista privado de muñecas, luego ir a una tienda de flores para empacar la muñeca en una hermosa caja y recoger flores. Y, finalmente, entregar estas cosas a un elegante condominio en el centro de la ciudad.
Me sentí un poco asustada cuando llegué al primer destino. La vendedora era una dama elegante de unos 50 años. La vieja casa estaba llena de muñecas antiguas. Y las muñecas me miraban desde todos los rincones... ¡Ay!

Ella me dio la muñeca: se veía espeluznante, pero agradable con su largo cabello rubio, ojos azules tristes y vestido a cuadros.
La señora dijo que la muñeca era invaluable, pero que necesitaba dinero y había acordado venderla por 5 000 USD. ¡Una gran suma por una muñeca vieja, según mis estándares! Pero yo no era una experta en este campo.

En mi camino a la florería, ¡tenía MUCHO miedo de dejarla caer accidentalmente! ¡Me temblaban los brazos y las rodillas! Pero logré entregarla de manera segura. En la florería me dieron un hermoso ramo de lirios lilas.

Cuando llegué al destino final y toqué el

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