• hace 5 años
¡Hola, amigos! Me llamo Stan. Saben, quisiera decir que soy el chico más popular de la escuela por ser bueno en deportes o con las chicas. Pero lo cierto es que hoy todos me conocen por mi ropa interior. De todas maneras, esta será una historia de amor, por así decirlo. Esto es lo que ocurrió.

Mi vida en la escuela nunca ha sido sencilla. Soy demasiado flacucho y pequeño para mis 12 años, y mis lentes me hacen parecer un bicho raro, no un chico inteligente. Así que siempre he sido objeto de burlas constantes por parte de mi enorme y no tan brillante compañero de clases, Erick Patterson. No sé por qué decidió molestarme en primer lugar, pero una de sus jugadas favoritas es la de encerrarme en el clóset del conserje, por mencionar un ejemplo. Cuando por fin me encontraban y me ayudaban a salir, resultaba que me había perdido un examen de mate o algo así. Probablemente a él le parecía gracioso.

Recuerdo otra experiencia “interesante”, donde intenté abrir mi casillero y descubrí que mi mano se había pegado a él. Alguien, adivina quién, lo cubrió con pegamento. Y un pegamento muy fuerte, por cierto; cuando por fin logré abrir el casillero, mi mano seguía pegada a la puerta. Todos se reían, y recibí un castigo por dañar propiedad de la escuela.

Probablemente te preguntes por qué no hablaba de mis problemas con nadie. Bueno, en una ocasión intenté hablar con el director, pero parece que Erick es el hijo de un amigo cercano de él, o algo por el estilo, así que nunca se mete en problemas. Y como si fuera poco, desde entonces me molesta aún más que de costumbre. Me ha hecho cosas muy ofensivas e incluso humillantes, pero en cierto punto comencé a acostumbrarme. Sabía que era la única forma de sobrevivir en la escuela. Un día transfirieron a una chica nueva a nuestra clase, y desde entonces todo empeoró.

Su nombre era Jackie Banks. Recuerdo con claridad el día que la vi por primera vez. Después de una clase de educación física, me puse a buscar mi cinturón por todas partes. Tenía que estar cerca, sin él se me caerían los pantalones. En fin, tuve que olvidarme del asunto e ir a toda velocidad a la siguiente clase, yo era el próximo para presentar mi tarea en historia estadounidense. No me quedó más opción que sostenerme los pantalones con las manos. Jackie entró al salón de clase justo cuando yo estaba frente el pizarrón, listo para mi presentación. Me pareció una chica tan preciosa que arruiné todo y olvidé una buena parte de lo que iba a decir. Hasta mi profesor, el Sr. Clarke, me miraba confundido por lo que dije sobre Thomas Jefferson. Para cuando regresé a mi asiento, ya había olvidado por completo el asunto de mi cinturón. Mis pantalones se cayeron, revelando mi ropa interior de Harry Potter a toda la clase. Así que sí, el primer día compartiendo clase con. la chica que me gustaba resultó ser un completo desastre.

No hace falta decir que, al día siguiente, la escuela entera e

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