¡Nuevas historias animadas de 2019 que sucedieron de verdad!
Hola, amigos, me llamo Norma. Quiero contarles cómo es que fui rehén de un loco y no conseguía escapar. Y una vez que lo logré, las cosas empeoraron. Pero ahora todo está bien.
Brandon, mi mejor amigo, llevaba un buen tiempo intentando persuadirme de ir a la fiesta de cumpleaños de su amigo. Pero yo no quería ir. Los exámenes finales se acercaban y debía prepararme. Él no dejaba de insistir, decía que sería genial y que media escuela estaría allí, decía que nuestro compañero de clase rico tenía la casa entera para él, y que sería básicamente ilegal dejar pasar la oportunidad. Al final sucumbí y acepté ir, más que nada para que Brandon dejara de molestarme. Pronto acabé lamentándolo.
En la fiesta había un chico llamado Derek. Oh, cómo me molestaba Derek: ¡me había seguido todo el año! Yo le gustaba mucho, no dejaba de perseguirme e invitarme a salir, pero lo había rechazado unas mil veces. Le dije que no tomaría un café con él, que no iría al cine, que no haría nada. En una ocasión, llegó a encender velas frente a mi casa para formar las palabras “me gustas”. Debo admitir que eso fue dulce, pero de todas maneras no quería salir con él. Era raro: se vestía de manera rara, le gustaba hablar de cosas raras, e incluso llegó a seguirme a mi casa, como si fuera un acosador. Y ahora estaba en la misma fiesta que yo, literalmente no me dejaba sola. En un punto, mientras estábamos sentados en el sofá hablando de cosas de la escuela, Brandon dijo que tenía una sorpresa. Les pidió a mis amigos que salieran con él, así que me quedé sola con el raro de Derek. Por supuesto, volvió a hablarme de cuánto le gustaba y a repetir que quería salir conmigo. Pero esta vez no planeaba decirle que no amablemente. Estaba en una fiesta, quería relajarme y divertirme, no había ido para arruinar mi buen humor conversando con él. Así que le grité, le dije que no había forma de que saliéramos, que me dejara en paz. Tenía la esperanza de que por fin entendiera que no tenía oportunidad, tal vez necesitaba que fuera dura con él.
Al parecer, mis palabras lo hirieron mucho y se fue de inmediato. Yo no estaba de humor como para pensar en sus sentimientos, así que salí al jardín, donde todo el mundo festejaba y había música fuerte. Estaba bailando y divirtiéndome, pero de pronto la música se detuvo. Oímos un grito, venía de arriba, en alguna parte. Lo segu?
Hola, amigos, me llamo Norma. Quiero contarles cómo es que fui rehén de un loco y no conseguía escapar. Y una vez que lo logré, las cosas empeoraron. Pero ahora todo está bien.
Brandon, mi mejor amigo, llevaba un buen tiempo intentando persuadirme de ir a la fiesta de cumpleaños de su amigo. Pero yo no quería ir. Los exámenes finales se acercaban y debía prepararme. Él no dejaba de insistir, decía que sería genial y que media escuela estaría allí, decía que nuestro compañero de clase rico tenía la casa entera para él, y que sería básicamente ilegal dejar pasar la oportunidad. Al final sucumbí y acepté ir, más que nada para que Brandon dejara de molestarme. Pronto acabé lamentándolo.
En la fiesta había un chico llamado Derek. Oh, cómo me molestaba Derek: ¡me había seguido todo el año! Yo le gustaba mucho, no dejaba de perseguirme e invitarme a salir, pero lo había rechazado unas mil veces. Le dije que no tomaría un café con él, que no iría al cine, que no haría nada. En una ocasión, llegó a encender velas frente a mi casa para formar las palabras “me gustas”. Debo admitir que eso fue dulce, pero de todas maneras no quería salir con él. Era raro: se vestía de manera rara, le gustaba hablar de cosas raras, e incluso llegó a seguirme a mi casa, como si fuera un acosador. Y ahora estaba en la misma fiesta que yo, literalmente no me dejaba sola. En un punto, mientras estábamos sentados en el sofá hablando de cosas de la escuela, Brandon dijo que tenía una sorpresa. Les pidió a mis amigos que salieran con él, así que me quedé sola con el raro de Derek. Por supuesto, volvió a hablarme de cuánto le gustaba y a repetir que quería salir conmigo. Pero esta vez no planeaba decirle que no amablemente. Estaba en una fiesta, quería relajarme y divertirme, no había ido para arruinar mi buen humor conversando con él. Así que le grité, le dije que no había forma de que saliéramos, que me dejara en paz. Tenía la esperanza de que por fin entendiera que no tenía oportunidad, tal vez necesitaba que fuera dura con él.
Al parecer, mis palabras lo hirieron mucho y se fue de inmediato. Yo no estaba de humor como para pensar en sus sentimientos, así que salí al jardín, donde todo el mundo festejaba y había música fuerte. Estaba bailando y divirtiéndome, pero de pronto la música se detuvo. Oímos un grito, venía de arriba, en alguna parte. Lo segu?
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