• hace 2 años
El Falcón lo disfruta Sánchez, que se lo presta de vez en cuando a Irene Montero y las de la ‘Banda de la Tarta’, pero en España mandan el sedicioso Junqueras y el etarra Otegi.
Lo han explicado, muy chulos, ellos mismos.
Ayer, la portavoz de la Generalitat, se burlaba de los ministros socialistas, subrayando que ahora dicen que no habrá un referéndum independentista en Cataluña, pero que también juraron que no habría indulto a los golpistas, ni eliminación del delito de sedición y otras ignominias por el estilo.
La rendición del PSOE, un partido sectario y garbancero donde todo se supedita a conservar el cargo, ha quitado todo sentido al histórico discurso del Rey en 2017 contra el golpe de Puigdemont.
Obsesionado por seguir durmiendo en La Moncloa, Sanchez pone España en almoneda y maniobra para implantar una nueva legalidad a gusto de los enemigos de la Patria.
Y a estas horas, ni un solo empresario o intelectual de peso ha abierto la boca para denunciar el desguace.
En los despachos importantes ponen a parir al traidor.
En las cenas de notables lo critican.
Pero al final, en público, impera el interesado y cobarde silencio de los corderos.
¿Dónde está esa CEOE, cuyo plañidero presidente alabó hace año y medio las ‘virtudes terapéuticas’ de sacar de la cárcel a los facinerosos del 1-O?
¿Dónde se han metido las presidentas de los grandes bancos, los mandamases de las multinacionales energéticas, los escritores de renombre o los magnates de la comunicación?
De la Universidad, el Cine o la Iglesia no hablo.
De esta última, porque ha desaparecido del escenario lastrada por sus pecados y por su oprobiosa conducta en Cataluña y País Vasco.
Sobre los otros tampoco digo nada, porque tenemos claro desde hace mucho que son en general una panda de cenutrios, agarrados a la teta de la subvención oficial, al estilo del sindicalismo marisquero.
El 23 de julio de 2022, sábado para más señas, Sánchez reunió en la sede del PSOE de la madrileña calle Ferraz a su domesticado Comité Federal y en cuatro ocasiones repitió ante sus dóciles súbditos aquello de: "Vamos a por todas”.
En esto, a diferencia de casi todo lo demás, ha cumplido su palabra.
El entreguismo ante los separatistas se ha vuelto absoluto, porque Sánchez sabe que el PSOE nunca obtendrá los votos suficientes para gobernar sin ataduras.
Su destino está ligado a comunistas, chavistas, proetarras e independentistas e irá con ellos hasta el fin.
Pues bien, si Sánchez está decidido a saltar por encima de la Ley, la Democracia y el sentido común para seguir disfrutando del Falcon, a nosotros no nos queda otra que impedirlo.
Y dentro de seis meses, el 28 de mayo de 2023, tenemos la herramienta clave: unas elecciones municipales y autonómicas en las que podemos y debemos echar a este PSOE indigno de todos los sitios.
Después de eso, sacar al mangante de La Moncloa, será pan comido.

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