• hace 9 meses
¿De quién depende la Fiscalía?
¿De quién depende el CIS?
¿De quien dependen el Tribunal Constitucional, la Agencia EFE, RTVE…?
Creo que lo tenemos claro, pero ahora llega la pregunta clave:
¿De quién depende Sánchez?
Estoy seguro que todos ustedes saben la respuesta…
Del golpista Puigdemont.
¿Cuántas veces en los casi seis años que lleva okupando La Moncloa ha repetido el presumido jefe del PSOE esa letanía de ‘yo, que soy el presidente del Gobierno’?
Centenares, quizá miles, pero la triste realidad es que quién manda en el Gobierno, quien decide que leyes se aprueban, cómo se reparte el Presupuesto y que apaños se hacen en el Código Penal es tipo que huyó de España en el maletero de un coche, tras protagonizar un golpe de estado y al que el Tribunal Supremo, si los jueces aguantan el tirón, deberá juzgar hasta por terrorismo.
El socialista Sánchez, que sacó 16 escaños menos que el popular Feijóo en las últimas elecciones generales, pero pactó con los asesinos de un millar de inocentes y con los sediciosos del 1-O para seguir en el cargo, es un personaje deleznable.
Un tipo abrasado por la ambición, que miente más que habla, y capitanea un partido sin principios, devorado por la corrupción, la chabacanería y la avaricia.
Y desgraciadamente, lo vamos a tener que aguantar una larga temporada.
Tal como están evolucionando las cosas y con los escándalos que afloran a diario, no descarto que incluso personajes como Francina Armengol o Salvador Illa entren como imputados en el mal llamado ‘Caso Koldo’, pero da igual.
El PSOE, fiel a su estilo y aprendida la lección con Ábalos, donde muy al estilo claudicante del PP creyó que sacrificando al exministro crearían un cortafuegos, cerrará filas, negará todo, agitará hasta la cenizas de Franco, movilizara a la ‘Brunete Pedrete’ periodística y se aferrara al poder como un guacamayo a la percha.
Como ya he dicho en alguna ocasión, Sánchez no dimitirá ni aunque imputen a su mujer Begoña Gómez, algo harto improbable.
Una moción de censura, a la vista de la aritmética parlamentaria, es imposible, porque Junts, PNV, Bildu, ERC y resto de zarrapastrosos no van a ‘matar’ a su gallina de los huevos de oro.
Dentro de 40 días tendremos elecciones en el País Vasco, donde es muy probable que el PSOE la pifie y los proetarras de Bildu accedan al Gobierno autonómico, de la mano de los socialistas o aliados con los peseteros del PNV.
Y en menos de tres meses, habrá elecciones europeas, donde todo indica que la izquierda -la continental y la nacional- se pegará un cacharrazo antológico.
A Sánchez le dará igual. El seguirá paseando en Falcón, repartiendo prebendas y chiringuitos entre sumisos y adictos y disfrutando de La Moncloa.

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