Se publican hoy media docena de encuestas y mi impresión es que las cosas no le van bien al PP, o al menos no le van tan bien como hace unas semanas, cuando parecía que Feijóo hasta podría entrar en La Moncloa sin necesidad de apoyarse en Abascal.
Contra toda lógica, Sánchez no está sufriendo el desgaste que merece por las tropelías que perpetra el Gobierno socialcomunista.
Cuesta asumir que a muchos millones de españoles no les indigne ver que el líder del PSOE borra el delito de sedición para favorecer a los golpistas catalanes, se abraza a los herederos de los asesinos etarras, consiente las rebajas de condena a los violadores, manipula la Justicia y miente hasta con los muertos en la Valla de Melilla, pero este es el paisanaje que tenemos.
Aquí pesa más electoralmente el precio de la luz o el kilo de tomates, que la libertad, la razón, los valores, el sentido común o la conciencia.
A pesar de eso, todo indicar que PP y VOX, pueden alcanzar la mayoría absoluta y evitar que Sánchez y sus compinches reediten la ‘Fórmula Freankenstein’.
Por los pelos y eso obliga a Feijóo y a los gurús de Génova 13 a reflexionar y quizá cambiar de rumbo o al menos de tono.
La crisis se ahondará en 2023, pero al contrario de lo que sucedió con Zapatero en 2010, Sánchez cuenta con el colchón de los fondos europeos y seguirá despilfarrando el presupuesto para comprar votos.
A Feijóo no le va a bastar sentarse a esperar. Aunque siga poniendo el énfasis en la economía y en la necesidad de una gestión eficaz, está obligado a plantear una alternativa ilusionante a este Gobierno sectario e insensato que padecemos.
Narciso Michavilla, presidente de GAD3 y gran asesor del PP, ya le estará dando consejos, pero desde se me ocurren varias cosas que le vendrán bien al centroderecha español de cara a las elecciones autonómicas, municipales y generales de 2023.
Lo primero que hay que transmitir a la ciudadanía es que vivimos momentos excepcionales y que Sánchez entraña un peligro real para la democracia española.
Lo segundo es que con Sánchez no se puede ir ni a recoger billetes y por tanto descartar cualquier pacto.
Lo tercero es que el problema no es VOX, sino Sánchez y su comparsa.
Lo cuarto, que no hay un PSOE ‘bueno’ secuestrado por el sanchismo: todos los socialistas son cómplices.
Lo quinto, asumir que las elecciones no se ganan solas y que es urgente sacudirse la proclividad al compadreo, la indolencia y la pasividad ideológica consustancial al PP.
No puedes permitir que te acusen de machista los azotadores, te digan que impulsas la cultura de la violación quienes sacan de la cárcel a los agresores sexuales, te prohiban llamar filoetarras a los de Buildu quienes pactan con los herederos de los terroristas y te echen a la cara que recuerdas que Irene Montero es ministra por ser consorte de Pablo Iglesias, quienes insultaban a Ana Botella por ser esposa de Aznar.
De vez en cuando hay que levantar la voz y ponerse bravo, aun a riesgo de no parecer moderado.
Contra toda lógica, Sánchez no está sufriendo el desgaste que merece por las tropelías que perpetra el Gobierno socialcomunista.
Cuesta asumir que a muchos millones de españoles no les indigne ver que el líder del PSOE borra el delito de sedición para favorecer a los golpistas catalanes, se abraza a los herederos de los asesinos etarras, consiente las rebajas de condena a los violadores, manipula la Justicia y miente hasta con los muertos en la Valla de Melilla, pero este es el paisanaje que tenemos.
Aquí pesa más electoralmente el precio de la luz o el kilo de tomates, que la libertad, la razón, los valores, el sentido común o la conciencia.
A pesar de eso, todo indicar que PP y VOX, pueden alcanzar la mayoría absoluta y evitar que Sánchez y sus compinches reediten la ‘Fórmula Freankenstein’.
Por los pelos y eso obliga a Feijóo y a los gurús de Génova 13 a reflexionar y quizá cambiar de rumbo o al menos de tono.
La crisis se ahondará en 2023, pero al contrario de lo que sucedió con Zapatero en 2010, Sánchez cuenta con el colchón de los fondos europeos y seguirá despilfarrando el presupuesto para comprar votos.
A Feijóo no le va a bastar sentarse a esperar. Aunque siga poniendo el énfasis en la economía y en la necesidad de una gestión eficaz, está obligado a plantear una alternativa ilusionante a este Gobierno sectario e insensato que padecemos.
Narciso Michavilla, presidente de GAD3 y gran asesor del PP, ya le estará dando consejos, pero desde se me ocurren varias cosas que le vendrán bien al centroderecha español de cara a las elecciones autonómicas, municipales y generales de 2023.
Lo primero que hay que transmitir a la ciudadanía es que vivimos momentos excepcionales y que Sánchez entraña un peligro real para la democracia española.
Lo segundo es que con Sánchez no se puede ir ni a recoger billetes y por tanto descartar cualquier pacto.
Lo tercero es que el problema no es VOX, sino Sánchez y su comparsa.
Lo cuarto, que no hay un PSOE ‘bueno’ secuestrado por el sanchismo: todos los socialistas son cómplices.
Lo quinto, asumir que las elecciones no se ganan solas y que es urgente sacudirse la proclividad al compadreo, la indolencia y la pasividad ideológica consustancial al PP.
No puedes permitir que te acusen de machista los azotadores, te digan que impulsas la cultura de la violación quienes sacan de la cárcel a los agresores sexuales, te prohiban llamar filoetarras a los de Buildu quienes pactan con los herederos de los terroristas y te echen a la cara que recuerdas que Irene Montero es ministra por ser consorte de Pablo Iglesias, quienes insultaban a Ana Botella por ser esposa de Aznar.
De vez en cuando hay que levantar la voz y ponerse bravo, aun a riesgo de no parecer moderado.
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