• hace 2 semanas
Quizá te sorprenda: la quema de grasas comienza prácticamente al inicio del ejercicio. 

Según el preparador físico Márcio Atalla, el cuerpo ya utiliza la grasa como fuente de energía incluso en reposo. 

Durante las actividades aeróbicas, en los primeros segundos, el glucógeno muscular es la principal fuente de energía, pero también se utiliza alrededor del 3% de la grasa. 

Después de 90 segundos, este porcentaje aumenta al 50 por ciento, y a partir de los 3 minutos, más del 90 por ciento de la energía procede de la grasa.

Así que no es necesario hacer sesiones largas para empezar a quemar grasa. Lo más importante es practicar regularmente y durante el mayor tiempo posible para aumentar la eficacia de la quema.

Las actividades que reclutan grandes grupos musculares y tienen mayor intensidad favorecen una mayor quema de calorías. Por ejemplo, correr, nadar o remar. 

Además, el nivel de intensidad es crucial: los entrenamientos más intensos, aunque sean cortos, pueden ser igual de eficaces que los entrenamientos largos y de baja intensidad.

La grasa es la forma más económica que tiene el cuerpo de producir ATP (trifosfato de adenosina), la "moneda energética" del organismo. 

Mientras que los hidratos de carbono almacenados en los músculos proporcionan energía rápidamente, las reservas de glucógeno están limitadas a aproximadamente 1 kg. 

En cambio, las reservas de grasa son prácticamente ilimitadas, lo que las convierte en la principal fuente de energía durante los entrenamientos aeróbicos más largos.

Independientemente del momento o del tipo de ejercicio que elijas, lo esencial es mantenerse activo. 

La regularidad y la intensidad adaptadas a su nivel marcan la diferencia en la quema de grasas y los beneficios para la salud.
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