Los entrenamientos intensos pueden suprimir el apetito con más eficacia que el ejercicio moderado, según un estudio de la Universidad de Virginia publicado en el «Journal of the Endocrine Society».
El efecto se relaciona con la «hormona del hambre» (grelina), que existe en dos formas: la grelina acilada (AG), que estimula el hambre, y la grelina desacilada (DAG), que suprime o no afecta al apetito.
En el estudio participaron 14 adultos sanos que completaron tres sesiones: descanso, ciclismo de intensidad moderada y ciclismo de alta intensidad.
Para individualizar los niveles de ejercicio, los participantes pedalearon a su umbral de lactato para una intensidad moderada y un 75% por encima de éste para una intensidad alta.
Los resultados mostraron que el ejercicio de alta intensidad reducía significativamente los niveles de AG estimulantes del hambre, sobre todo en las mujeres, mientras que el ejercicio moderado no tenía ningún efecto o aumentaba los niveles de grelina.
Los participantes declararon sentir más hambre después de entrenamientos moderados que después de descansar, pero el ejercicio de alta intensidad frenó este efecto.
Los investigadores también observaron diferencias en función del sexo. Las mujeres tenían naturalmente niveles de AG más altos antes del ejercicio que los hombres y mostraban mayores reducciones de AG durante los entrenamientos de alta intensidad.
Los hombres, sin embargo, declararon tener más hambre después del ejercicio moderado en comparación con el de alta intensidad.
La investigadora principal, Kara Anderson, subrayó: «El ejercicio de alta intensidad puede ser importante para suprimir el apetito, especialmente como parte de un programa de pérdida de peso»
Aunque el estudio se centró en adultos sanos no deportistas que hacían ejercicio en ayunas, los resultados sugieren que la intensidad del ejercicio desempeña un papel fundamental en la regulación del apetito.
El efecto se relaciona con la «hormona del hambre» (grelina), que existe en dos formas: la grelina acilada (AG), que estimula el hambre, y la grelina desacilada (DAG), que suprime o no afecta al apetito.
En el estudio participaron 14 adultos sanos que completaron tres sesiones: descanso, ciclismo de intensidad moderada y ciclismo de alta intensidad.
Para individualizar los niveles de ejercicio, los participantes pedalearon a su umbral de lactato para una intensidad moderada y un 75% por encima de éste para una intensidad alta.
Los resultados mostraron que el ejercicio de alta intensidad reducía significativamente los niveles de AG estimulantes del hambre, sobre todo en las mujeres, mientras que el ejercicio moderado no tenía ningún efecto o aumentaba los niveles de grelina.
Los participantes declararon sentir más hambre después de entrenamientos moderados que después de descansar, pero el ejercicio de alta intensidad frenó este efecto.
Los investigadores también observaron diferencias en función del sexo. Las mujeres tenían naturalmente niveles de AG más altos antes del ejercicio que los hombres y mostraban mayores reducciones de AG durante los entrenamientos de alta intensidad.
Los hombres, sin embargo, declararon tener más hambre después del ejercicio moderado en comparación con el de alta intensidad.
La investigadora principal, Kara Anderson, subrayó: «El ejercicio de alta intensidad puede ser importante para suprimir el apetito, especialmente como parte de un programa de pérdida de peso»
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