• hace 2 años
Ni pactos de Estado, ni responsabilidad compartida, ni unión, ni leches en vinagre.

Se lo estoy diciendo a ustedes, pero el mensaje tiene como destinatario al Partido Popular, en general y, en particular, a Alberto Núñez Feijóo, nuevo jefe del PP.

Si tras la patética y miope oposición, liderada los dos pasados años por el tándem Casado-García Egea, si viene ahora Feijóo y tiende la mano al socialista Sánchez, los populares van listos, porque darían aire al PSOE y VOX subiría como poco a los 100 diputados.

No es el momento de tirar un flotador al compinche de los proetarras vascos y los golpistas catalanes, al padrino de la fiscal Delgado, al líder del partido del latrocinio de los EREs andaluces, al colega de los chavistas de Podemos, al jefe de un Gobierno que suelta terroristas, va camino de imponer la cartilla de racionamiento en los supermercados y elimina de la Enseñanza el estudio la Conquista de América o los logaritmos y lo sustituye por el de la sexualidad transversal y la masturbación.

Sánchez ha subido impuestos, ha disparado el gasto público, ha montado un Gabinete faraónico, ha privatizado los fondos europeos para repartirlos a su antojo, ha aprobado leyes que atacan a las empresas, a los trabajadores y autónomos y a la propiedad privada.

Lo único que busca, poniendo ojos de cordero degollado, es evitar una verdadera oposición, ahora que la inflación está en el 10% y el personal comienza a protestar, harto de mentiras, pifias e ineptitudes.
¿No les choca que tengamos la inflación más alta de la Unión Europea cuando otros países dependen del gas ruso y nosotros no?

¿O que España fuera el lugar donde, proporcionalmente, más gente muriera por COVID y eso que Sánchez encerró ilegalmente a todos en sus casas?

El tipo, además de caradura, es gafe y lo único que se puede hacer con él es empujarlo para que se marche cuanto antes.

Otro mensaje, también destinado al PP y a su asustadizo equipo de comunicación, es que lo del hermano de Ayuso, comparado con lo del marido de Calviño, es de coña.

Para que se hagan ustedes una idea del pufo de Calviño, sepan que la empresa de su consorte, que arrastraba un millón de euros en pérdidas, recibió ayudas públicas por importe de un millón de euros.
E inmediatamente después, fue agraciada con el ‘premio gordo’, consistente en facultarla, previo permiso del Ministerio de Economía, para intermediar con quienes aspiraban a fondos de la UE.

Tiene guasa que por 50.000 euros de un contrato a una empresa vinculada a su hermano, quieran lapidar a Isabel Díaz Ayuso y Nadia Calviño no haya salido a explicar todavía el escándalo del tinglado de su marido.

La golfadas de Sánchez y sus compinches, apoyadas en bloque por el PSOE y todos su presidentes autonómicos, son incontables.

La guinda es un apaño en la Ley del Estatuto Fiscal para que Dolores Delgado, la novia del prevaricador Garzón, ascienda a fiscal de Sala del Tribunal Supremo, la máxima categoría, cuando cese en el cargo.

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