• ayer
Audiolibro novela romantica
Transcripción
00:00¡Hola! ¡Comenzamos un nuevo día con un nuevo audiolibro! Espero que os guste y lo disfrutéis.
00:06¡Comenzamos la lectura!
00:09Club Caballeros
00:11Invierno, 1826. Dublín. Hacía frío en la calle. Siempre hacía frío. Incluso en verano uno no
00:20podía evitar llevarse las manos a los brazos y frotárselos con vigor cuando la niebla se
00:24alzaba y se adentraba en las tenebrosas calles de Dublín como un río espectral. Y ahora,
00:29no era verano, estaban en pleno invierno. Faltaban días para Navidad y Keynes supo
00:34que había llegado el momento, el desenlace fatal estaba cerca. Aquellas Navidades las
00:39pasaría solo. Una lágrima furtiva resbaló por su infantil mejilla. El crío se apresuró a
00:44limpiársela con el dorso de la mano y siguió avanzando por el jardín de la mansión hasta
00:48alcanzar las verjas que daban a la calle, poco transitada, a esas altas horas de la noche.
00:53Salió por la puerta de atrás, como un criado, como un ladrón furtivo, como el bastardo que era.
00:59Sobre su pequeño hombro aterido, escuálido por el hambre, tembloroso por el frío, miró la mansión
01:05que dejaba atrás. Se dijo que la veía por última vez en su vida. Sabía que pasase lo que pasase con
01:11él, jamás volvería allí. Era una promesa solemne que se hacía a sí mismo, aunque sólo tuviera
01:16diez años. A pesar de la tristeza y la humillación su cabeza permaneció alta. Apretando los labios
01:22con fuerza se juró que jamás volvería a salir de su boca exigencia o súplica de favor alguno.
01:27Pero aquella noche, se había tragado su orgullo y había rogado y... conseguido mucho. Mucho más
01:33de lo que esperaba de su padre, el acaudalado conde de Kilmorey, Lord Saddley para los ingleses.
01:38Keine no creía que su demacrada tez le hubiese aguijoneado la conciencia al conde, ni mucho
01:43menos, pero quizás esa noche se había sentido generoso, esa generosidad de la que los poderosos
01:48pueden alardear y quién sabe si sacar algo a cambio. Aunque de Keine no sacaría nada,
01:53quizás más desprecio y una rabia inmensa que lo impulsaría a valerse por sí mismo,
01:57aunque tuviera que robar o delinquir de cualquier forma, saldría adelante sin ayuda de su padre.
02:02Cuando sus raídas botas se hundieron en la nieve, los pies empapados ya desde el camino de ida se le
02:07volvieron a entumecer. Pero Keine no se quejó, nunca se quejaba. No porque no tuviera motivos,
02:13sino porque no deseaba añadir más sufrimiento a su pobre madre, Kathleen. Pero la única persona
02:19que lo amaba en el mundo acababa de marcharse, su madre ya no estaba, y jamás volvería.
02:23La parca se la había llevado, tan pronto, tan injustamente. ¿Qué cruel era el destino y cuán
02:30amargo era amar a alguien? Un error que no pensaba volver a cometer. Los ojos de Keine
02:35volvieron a humedecerse, pero parpadeó vivamente para que las lágrimas mal contenidas no amenazaran
02:40con caer de nuevo por sus huesudas mejillas. Ante Keine se abrían unas posibilidades limitadas.
02:45Para un bastardo, hijo de un noble y una antigua criada, de la que había abusado estando a su
02:50servicio, tenía un futuro poco o nada favorable para salir adelante siendo un muchacho honrado.
02:55Por lo tanto, él no lo sería. Su madre había sido buena, decente y honrada, ¿y para qué? ¿Cómo
03:02la había compensado la vida? Dejándola morir sola y enferma. No, él no seguiría el camino recto.
03:09Él seguiría el camino que le diera más dinero. Aquel que le asegurara que jamás volvería a pasar
03:14hambre o frío, y rezaría por que su madre pudiera perdonarlo algún día. Ya por la calle solitaria,
03:20siguió avanzando, serpenteando más adelante por las oscuras callejuelas mientras los copos
03:24de nieve blanca se deshacían en sus ropas, poco a poco. A cada paso los edificios se
03:29hacían más lúgubres, más pequeños, y las degradadas calles, mucho más peligrosas.
03:35Los pies mojados se le estaban helando, pero él no habría de notarlo en su periplo hacia su casa,
03:39que no era más que una mísera habitación que había podido compartir con su madre.
03:43La ira encendía la sangre de sus venas. No podía sentir otra cosa por su padre que un
03:49odio profundo y mordaz, pero se había arrastrado por su madre, para que ella tuviera el entierro
03:53que se merecían las personas. ¿Por qué eran personas y no las ratas que la nobleza inglesa
03:58quería ver en ellos? Irlandeses. Escupían la palabra. Los despreciaban, no eran más que
04:05salvajes y mano de obra barata. ¿Y cómo no iba a ser de otra manera, si sus propios nobles
04:10irlandeses habían vendido su país y unificado el parlamento irlandés con Gran Bretaña a través
04:14del Acta de Unión? ¿Y a cambio de qué? ¿De sobornos, prebendas varias, tierras y títulos
04:20ingleses? Maldito fuera el rey Jorge III. Y maldito su padre. Sí. Los despreciaban.
04:28Y el desprecio era mutuo. Keyne recordó con amargura el día que supo quién era su padre.
04:33Tengo padre. Omayei dice que soy un bastardo. Jamás supo el dolor que esas palabras le causaron
04:39a su madre. ¿Quién es mi padre, mamá? El señor de la casa grande. El conde,
04:45había dicho su madre, y esa palabra cayó sobre él como una losa. Ese es tu padre.
04:51Luego había sabido que cuando su madre se había quedado embarazada, la condesa la había echado a
04:56la calle. Porque el pecado era siempre de la criada, jamás del señor que abusaba de las
05:00mujeres que tenía bajo su techo. Así fue como fue engendrado. El conde de Kilmorey lo había
05:06rechazado desde antes de nacer, pero Keyne se iba a asegurar de rechazarlo durante toda su vida.
05:11Deseó apartar todo aquel rencor, pero éste le servía para no derrumbarse. Empezó a correr con
05:17todas sus fuerzas, debía regresar a casa, al cuarto pequeño y húmedo que lo cobijaba cada
05:22noche. Las lágrimas le ardían en los ojos y la rabia en el corazón. En el bolsillo llevaba
05:27dinero suficiente para enterrar a su madre y salir de Dublín. Iría donde fuera necesario para
05:32sobrevivir. Si algún día regresaba, lo haría como un hombre de fortuna, para vengarse de aquel que
05:38le había engendrado. Cuando el aire helado le abrazó los pulmones tuvo que detenerse. Sin aliento,
05:43se derrumbó en medio de la calle, las rodillas se le hundieron en la fría nieve. Mamá. Apenas
05:49era capaz de respirar. Las lágrimas le surcaban las mejillas, para acabar despeñándose en el
05:54suelo húmedo, donde se perderían para siempre, así como su pena se diluiría, como si no hubiese
06:00existido jamás. Porque no podía confiar en nadie y tampoco podía parar de llorar. Su madre había
06:06confiado en su padre solo para cavar su propia tumba, él no haría semejante estupidez. Jamás
06:11confiaría en nadie. Y jamás volvería a llorar. Jamás.
06:15Capítulo 1
06:17Londres, 1846
06:20Veinte años después. Caroline subió los peldaños que separaban la calle de la entrada del hotel.
06:25Las robustas puertas se abrieron gracias a un hombre de aspecto pulcro, pero bastante alicaído.
06:31Al pasar, Caroline le sonrió demostrando su buen carácter, aunque éste últimamente estuviera más
06:36bien sumido en sombras de pesar. Entró en el vestíbulo decidida, como lo había estado las
06:41veces anteriores, pero una vez más el pecho se le desinfló al ver el recibidor del hotel,
06:46prácticamente desierto. Una pareja de ancianos charlaba en uno de los sofás,
06:50y más allá del gastado suelo, que alguien se empecinaba en abrillantar, el recepcionista la
06:55miró borrando la sonrisa del rostro y mostrándose nuevamente resignado a la obstinación de la dama
06:59en encontrar a un hombre que no la merecía. Cuando Caroline vio cómo la mirada del
07:04trabajador se volvía seria, aunque no del todo hostil, miró sobre su hombro para ver si realmente
07:09era ella la diana de su enojo. Meneó la cabeza de nuevo al no ver a nadie. No, sin duda era ella
07:15a quien le disgustaba ver. Oh, señor. Suspiró sin demasiadas esperanzas de encontrar a aquel a
07:21quien había ido a buscar. Su paso se volvió más rápido y decidido. Más allá de las soberbias
07:26puertas que acababa de dejar atrás poco a poco, el viejo Londres se iba sumiendo en la penumbra
07:30de la noche. No era apropiado y mucho menos decente que una muchacha anduviera sola por las
07:35calles de la bulliciosa ciudad una vez había oscurecido. Pero había sido incapaz de resistirse.
07:40Debía darse prisa, encontrar a su prometido y volver a casa de su tío antes de que la echaran
07:45de menos. Robert debía estar ahí. Ese era el hotel donde según él se hospedaba durante sus estancias
07:51en Londres. Aunque sabía que era de buena familia, no poseía casa propia en la ciudad, pero con la
07:57fortuna que había hecho con la exportación de productos hacia el nuevo continente, estaba
08:01completamente segura de que no acabaría la temporada sin que la tuviera. Eso encantaría a
08:06su madre y al tío William, siempre tan exigente con sus pretendientes. Si Robert lograba demostrar
08:11a sus parientes que era el hombre que ella sabía que era, la boda sería un hecho. Después de dos
08:16meses sin verlo, nada podía desear más que encontrarlo ahí. Le había escrito, pero por
08:22alguna razón su carta debió de perderse. En la última semana, durante horas más decentes, se
08:27había presentado ahí sin éxito. El Botones, después de una generosa propina, le había informado de que
08:33solía regresar tarde. Muy tarde, había agregado. Caroline entendió que era al anochecer, pues su
08:40Robert escasa vez salía al teatro, o a las aburridas cenas que él tanto se alababa de aborrecer, por
08:45ruidosas y banales. Después de un largo día de trabajo Robert se encontraría ahí.
08:50—Buenas tardes, dijo, una vez su menudo cuerpo se detuvo frente al mostrador de recepción.
08:55—Buenas noches, respondió seco el recepcionista. Al remarcar la palabra,
09:00noches, Caroline pudo notar un deje de desaprobación y se sintió incómoda por
09:05lo tarde de la hora, pero ya que estaba ahí. Me preguntaba si.
09:08—Disculpe, señorita, el señor Lawson, se ha marchado esta mañana y aún no ha regresado.
09:14Estaba sorprendida porque el hombre recordara a quien estaba buscando,
09:18pero simplemente se encogió de hombros y aceptó que Robert no había vuelto,
09:22pero no por eso se iba a dar por vencida. Y sabe dónde puede estar.
09:25El hombre menudo tras el mostrador iba impecablemente vestido. Su expresión,
09:30casi diría que abatida, nada tenía que ver con el deje de superioridad que lució la primera vez
09:35que lo vio hacía casi una semana. Esa primera vez la miró evaluando su condición.
09:40—Discúlpeme. Soy su prometida. He llegado esta misma tarde de Devonshire y quisiera
09:46saber si habitualmente llega a esta hora, —se había apresurado a decir ante el mal
09:49carácter del hombre. Desde ese día había vuelto tres veces más, y a Caroline le pareció que las
09:54miradas de desconfianza y desdén de la primera vez ahora se habían transformado en cierta pena
09:59que ella no supo muy bien a qué se debía. —Mi recomendación, nuevamente, es que le
10:04deje una nota, —dijo escueto. —Es que ya le he dejado tres notas.
10:07—El hombre asintió. —Así es.
10:10Y la miró como si esperara que ella se diera cuenta de una obvia respuesta a ese comentario.
10:15—No se le espera pronto. —Hoy he llegado más tarde,
10:19pensó Caroline. Me he dado cuenta de ello. Ambos se miraron sosteniendo un silencio que
10:24a ninguno de los dos le pareció incómodo, más bien expectante por saber qué más diría el
10:28otro. Finalmente, el jefe de recepción se rindió. Cuando en otras ocasiones le dije
10:34que el señor Lawson llegaba tarde, no quería decir que llegara al anochecer, sino más bien
10:39al amanecer. Oh. Nada podía haber sorprendido más a Caroline. Pero él. Iba a decirle que
10:46aquello no era posible. Quizás lo estaba confundiendo con otro. Robert era un hombre
10:51trabajado, honrado. Quizás sus negocios lo desvelaran, pero seguro que no le hacían pasar
10:56toda la noche fuera. Eso no era normal, y mucho menos, decente. Algo derrotada miró de nuevo a la
11:03puerta y al hall del hotel. Se humedeció los labios y los apretó algo frustrada.
11:08Podría dejarle un mensaje. Cómo no, señorita. Ella escuchó al hombre suspirar,
11:13pero no le dio importancia. Dígale que su prometida ha venido a verlo. Eso haré. Y que
11:20mañana regresaré, añadió dándole énfasis a esas palabras para que él no las olvidara.
11:24Por supuesto, señorita, le dijo mostrando por fin una amable sonrisa compasiva. Así lo haré.
11:31Caroline le correspondió a esa sonrisa y dio media vuelta desilusionada, pero aún esperanzada
11:36de que al día siguiente él estuviese. Por alguna razón Robert no había recibido sus mensajes.
11:41Volvió a darse la vuelta cuando ya se alejaba para mirar de nuevo al señor.
11:45Seguro que le entrega. Le entregaré personalmente su mensaje, y esperaré respuesta,
11:51se apresuró a interrumpirla el recepcionista. Ella sintió, agradecida, al tiempo que le
11:56dedicaba una mirada esperanzada. Sus manos estaban frías a pesar de llevar las cubiertas con sus
12:01mejores guantes. Se tocó el sombrero para comprobar que éste no se había movido de su
12:06lugar y, dirigiéndose hacia la entrada, apretó el puño contra su pecho, haciendo que el chal verde
12:11pálido quedara tirante sobre sus hombros. No era uno de sus mejores vestidos. Pero no había querido
12:17llamar la atención. Empezó a caminar muy lentamente hacia la salida, como si demorando su partida
12:23precipitara la vuelta de Robert. Las cosas saldrán bien, Caroline, se dijo a sí misma en un susurro,
12:29mientras se esforzaba por sonreír. Con un paso poco firme se dirigió hacia la puerta de entrada.
12:34Aún mantendría la esperanza de que las cosas se enderezaran y sus problemas se solucionaran.
12:39Sí, Caroline creía firmemente en los finales felices, aunque últimamente,
12:44con la desaparición de Robert, sus convicciones empezaban a flaquear. En la recepción,
12:49el maduro trabajador la observó encaminarse a la salida con pesar.
12:53Ha venido a ver a Robert Lawson, le susurró a su joven ayudante. El señor Lawson, le ha llamado.
12:59Pobre muchacha, ¿no parece una de las fulanas de Robert? Esta dice ser su prometida en lugar de su,
13:05amiga. Y me da que la pobre muchacha realmente se cree que es su prometida. Pobre mujer.
13:11A escasos pasos, el hombre de sombrero alto y traje hecho a medida los escuchó hablar.
13:16Keene Black estaba inclinado sobre el mostrador, firmando unos documentos importantes que uno de
13:21sus abogados había dejado para él en la recepción de su hotel. Mientras escuchaba hablar a sus
13:26empleados, echó un vistazo sobre su hombro y entrecerró los ojos observando el frágil caminar
13:30de la joven. Sin duda un ratón de campo. Sonrió, aunque no burlándose de la increíble mala suerte
13:37que era para ella haberse topado en esa vida con alguien como Robert Lawson. Apartado como estaba,
13:42los empleados de recepción no le habían prestado atención al dueño del hotel,
13:45hasta que éste cerró la carpeta con documentación y se acercó a ellos.
13:49Y la dama ha venido a buscar a Lawson. Su tono de voz fue lo suficientemente alto como para que los
13:55empleados lo escucharan. Se volvieron de inmediato hacia él, carraspearon al unísono y sobra decir
14:00que enrojecieron al verlo. Señor Black, se disculpó el jefe de recepción, no lo habíamos visto.
14:06Keene no había prestado demasiada atención a la mujer, a pesar de que la había mirado sin disimulo.
14:11Había observado su anticuado vestido que un día estuvo a la moda, y cuya tela,
14:16sin lugar a dudas, habría brillado mucho más que ahora. La hija de un varonet rural venido a menos,
14:21seguramente. Keene podía apostar que sí. Una mujer espléndida, con un aspecto inocente y
14:28virginal. ¿Qué diantres hacía buscando a Lawson? Sin pretenderle una sonrisa la dina convirtió su
14:34rostro en el de un depredador. Se quitó el sombrero y los guantes sin perder la enigmática sonrisa,
14:39y los dejó sobre el mostrador de mármol. ¿Charles, cómo anda el negocio?
14:44Estupendamente, señor Keene, dijo como si alguien le estuviera apretando la garganta.
14:49No tiene por qué preocuparse, su hotel va a las mil maravillas. Se dio media vuelta,
14:55dejando de pensar en la bella mujer. Me alegra oír eso. Y era cierto. A Keene Black siempre
15:02le agradaba escuchar que sus negocios iban bien. No es que aquel hotel, ganado ilícitamente en
15:07una partida de naipes, fuera una de sus propiedades favoritas, pero era discreto y
15:11en él había firmado muchos acuerdos provechosos. Era un excelente lugar donde los petímetros y los
15:16lores discretos llevaban a sus amantes en busca de un buen revolcón. Desvió la mirada de nuevo
15:21hacia la puerta por donde había salido la hermosa mujer. Me hospedaré en la suite esta noche.
15:26Acababa de llegar del campo. Su amigo Mendizábal sabía cómo entretenerlo y hacerle olvidar sus
15:32deberes en Londres. Pero después de dos semanas de borrachera y algún que otro negocio fructífero
15:37había sido el momento de volver. No quería regresar a su club, el estigma. De seguro,
15:42su mayordomo y mano derecha, Howard, lo había tenido todo bajo control, pero era igualmente
15:48seguro que Howard querría contarle los pormenores esa misma noche de todo lo acontecido en el club.
15:52Y no pensaba darle opción. Keene solo tenía ganas de estar en paz y descansar. Y dice que
15:58buscaba a Lawson. Preguntó a media voz, como si ese hecho no acabara de importarle.
16:04La señorita. Sí, señor, dijo Charles mientras depositaba cerca de su sombrero de copa las llaves
16:10de la habitación privada que siempre estaba disponible para el dueño del hotel. Y no es
16:14la primera vez. Dice que es su prometida. Keene asintió con una sonrisa tan enigmática como su
16:20persona. Cabiló mientras tomaba la llave de la suite. Su prometida. Repitió, más para sí que
16:27para los demás. Todos sabemos que el señor Lawson solo se casaría atado y amenazado por
16:32un cuchillo afilado sobre su garganta. Charles se encogió de hombros. Creo que esa dama no lo sabe.
16:38No parece una de las meretrices con quien se junta el señor Lawson. Quizás, pero no olvides que las
16:44cortesanas más experimentadas pueden tener ese aire de inocencia. Si me permite, creo que a la
16:49pobre le han dado falsas esperanzas o se confunde de hombre. ¿Se lo permito, Charles? Pero Keene
16:55sabía cómo podían mentir y manipular las mujeres, y hasta que no le demostraran lo contrario pensaría
17:00que era una meretriz. Llevaba toda la vida tratando con prostitutas y truanes como para
17:05saber diferenciarlos de los mojigatos y santurrones. Una dama a esas horas de la tarde, buscando a uno
17:11de los libertinos más reconocidos de Londres. Sin duda era una de sus fulanas. Cuando Keene se volvió
17:17para observarla de nuevo, la muchacha había abandonado el hotel y éste parecía haber perdido
17:21esplendor. Recogió los guantes y las llaves que le ofreció Charles. Mientras se encaminaba a su
17:27habitación del último piso pensó en Robert Lawson. Puede que fuera el mayor embustero de Londres y un
17:32ser despreciable a sus ojos, y eso era mucho decir, pero admitía que tenía buen gusto para las
17:37cortesanas. Capítulo 2. Cuando Caroline abandonó el vestíbulo y salió por la puerta principal del
17:43hotel ya era noche cerrada. Había refrescado, el chal era lo suficientemente fino como para sentir
17:48el aguijoneo incesante del viento, y se lo recolocó, estirándose especialmente el cuello. A
17:54principios de primavera seguía oscureciendo temprano y la temperatura era más fría de lo
17:58que cabía esperar. Agradeció a uno de los botones del hotel que le parara un coche de caballos. La
18:03casa de su tío no quedaba demasiado lejos de allí. Una vez dentro miró a través de las acristaladas
18:08ventanas que se empañaron con rapidez. No obstante, pudo ver cómo a su paso las pequeñas lámparas
18:14exteriores de los edificios se encendían una tras otra. Quedó absorta contemplando cuánto la
18:19Londres era tan sucio y gris como recordaba. El hollín y la suciedad, año tras año,
18:25impregnaban las paredes de algunos edificios. Por fortuna éstos parecían emblanquecerse y lucir un
18:31aspecto más cuidado a medida que se iban acercando a Mayfair, donde se encontraba la
18:35casa de su tío William. Aunque a Caroline siempre le había parecido que la casa de sus tíos era
18:40mucho más modesta que las de sus vecinos, ellos alardeaban de que sus caseros eran la distinguida
18:44familia Grounar, admirada por todos y cuya influencia le había regalado un asiento a su
18:48tío William en la Cámara de los Comunes. Su tío William era el hermano de su madre. No tenía
18:54título alguno, pero había hecho fortuna con la importación de telas que vendía a precios
18:58exorbitantes a la alta sociedad. Pero no era su único ingreso, también tenía tiendas de
19:03baratijas, frecuentadas por la más variopinta de las clientelas. Así, damas nobles se peleaban
19:09por sus brocados, y tenía precios asequibles para que las criadas pudieran sentirse señoras
19:13con sus artículos. Así había hecho su fortuna, pero, en el fondo, Caroline pensaba que el egoísmo
19:20y su marcada tacañería también tenían algo que ver con su bolsillo lleno. Sea como fuere,
19:24su tío William había tenido más suerte que su padre. Aunque éste tenía título de varonet,
19:29y por consiguiente ella poseía la nominación de Honorable, eso parecía no ser lo suficiente
19:34para atraer a otros respetables para contraer matrimonio. De carácter reservado o más bien,
19:39tímida sin remedio, como le decía su madre, Caroline había sido incapaz de entablar amistad
19:44con algún lord en las dos temporadas que sus padres la habían enviado a Londres. Ahora estaba
19:49más que segura de que era el destino no encontrar el amor en aquellas temporadas, pues ese mismo año
19:53había conocido a Robert. El carácter abierto y jovial del señor Lawson había encandilado tanto
19:58a su madre como a ella. Y aunque su padre siempre tuvo alguna que otra reticencia, estaba convencida
20:04de que, al ver su determinación, hubiera dado su consentimiento para ese matrimonio.
20:09Pero su padre había muerto demasiado pronto y Caroline lamentaba que el compromiso con Robert
20:13se fraguara en la clandestinidad y fuera un secreto para todos, menos para las dos partes.
20:18De corazón, Caroline hubiera deseado la bendición de su padre. Eso quizás hubiera
20:23acelerado las cosas y ahora sería una mujer casada. Pero al morir su padre,
20:27hacía escasos meses, su madre, Virginia Bituart, había sellado su destino. Le había encomendado
20:34a su tío William encontrarle marido antes de tres meses, y mucho se temía que Robert no
20:38sería suficientemente bueno para la familia. William Cramwell era un hombre de fuerte carácter,
20:43y aunque la madre de Caroline también lo era, a ella siempre le había sorprendido que hiciera
20:48y aceptara sin rechistar todo lo que su queridísimo hermano decía. Como si de su boca sólo pudiera
20:53salir la razón más absoluta. Recordó su voz monocorde y severa.
20:57—Irás con tu tío a Londres. Él se encargará de buscarte un buen partido. Espero que no me
21:03decepciones y te comportes como obliga tu condición. —Sí, madre.
21:07Le hubiese encantado tener el valor suficiente como para decirle que amaba a Robert y que se
21:12casarían pronto. Pero a pesar de que a su madre, y de eso estaba convencida, le agradaría el
21:17anuncio de su compromiso, creía que lo mejor era hablar primero con Robert y que pidiera
21:21su mano formalmente. Así fue como Caroline aceptó que la mandaran a la capital. Eso le
21:27brindaría la oportunidad de buscar a Robert y poner fin a esa etapa sombría para formalizar
21:31su compromiso y casarse. No veía la hora de ser su esposa y que aportar a la luz que tanto le
21:35faltaba. Robert la amaba, estaba segura, y no creía que hubiera nada más glorioso que amar
21:41y ser correspondido. Pero, un mal presentimiento se asentó en su pecho. Algo andaba mal. Porque
21:48él no había contactado con ella todavía. ¿Y qué asuntos lo mantenían fuera del hotel a aquellas
21:53horas? No es que quisiera meterse en su vida, estaba convencida de que hiciera lo que hiciera
21:58Robert, se regía por los valores y la decencia que ambos compartían. Pero, de su última carta
22:03hacía ya más de varias semanas y le inquietaba que no se encontrara bien de saludo que alguna
22:07calamidad impidiera que fuera a casa de su tío a pedir su mano. Se recostó en el asiento y tomó
22:12la determinación de ser paciente, esperar como la buena esposa que sería para él, algún día.
22:17Suspiró. Seguro que estaba ocupado en algún negocio importante. Y ella pensando mal de él.
22:24Se reprendió en silencio mientras a sus oídos llegaban las sonoras pisadas de los caballos
22:28acercándose a casa de su tío. Esperaba llegar a tiempo para la cena. Seguramente estarían
22:33preocupados por ella. Volvió a suspirar. ¿A quién pretendía engañar? Tío William y la tía Clementine
22:40no se preocupaban por nadie más que por sí mismos, pero el castigo si descubrían que se
22:44había entretenido buscando a un hombre en un hotel podía ser cruel y severo. Aún le quedaban algunas
22:49islas de casas hasta llegar a su destino y tenía la esperanza de que el aire frío la ayudara a
22:53despejarse, pues su mente estaba un tanto aturdida a causa de los acontecimientos de los últimos
22:58meses. La muerte de su padre, su compromiso secreto y el incesante empeño de su madre de
23:03casarla antes de que terminara la temporada. El relincho de uno de los caballos pareció
23:08anunciar la parada. Bajó del coche ayudada por el conductor, a quien pagó sin demora.
23:12Alzó la vista, al tiempo que se recolocaba el chal, y pudo ver que el cielo negro otorgaba
23:18un aspecto tétrico a la casa, aunque ella sabía que a plena luz del día era esplendorosa.
23:22Una casa de dos plantas, con todos los lujos que existían en su interior. Las tiendas iban bien,
23:28y tío William acababa de abrir dos más en distintos emplazamientos de la capital.
23:32Tocó la aldaba y el uraño mayordomo le abrió.
23:35— Señorita Bitworth, — dijo en un tono seco. Ella lo saludó amablemente.
23:40— Señor Brandy.
23:41— Su tío la esperaba más pronto, me temo que ya han cenado.
23:45Lo dijo con la barbilla alzada y apenas sin mirarla. Evidentemente era el mayordomo ideal
23:50para aquella casa donde el cariño brillaba por su ausencia y la disciplina estaba a la orden del día.
23:55— No se preocupe, señor Brandy, me retiraré a mi habitación. Le pediré a la doncella que
24:01le lleve una bandeja con algo de cena. — Gracias, señor Brandy.
24:05Caroline asintió. Y su tío querrá verla, añadió, y casi sonó a orden,
24:10«Baje a la biblioteca para desearle buenas noches».
24:13Más que un mayordomo Brandy siempre le pareció un militar de alto rango que no
24:17aceptaba que se discutieran sus órdenes. Ella asintió y subió a su habitación.
24:21La colcha azul parecía brillar desde la cama con dosel. Dejó caer su pequeño bolso sobre
24:27el tocador y con paso cansado se tiró boca abajo sobre la cama con los brazos en cruz.
24:31Cerró los ojos por un momento, deseando no pensar absolutamente en nada. Pero,
24:36como solía suceder todas las noches desde que su padre se fue,
24:39los ojos se le llenaron de lágrimas. No entendía por qué lloraba tanto.
24:44Ella no era así, pero la muerte de su padre, las presiones que recibía de su madre y sobre
24:49todo el despotismo con que su tío la trataba habían hecho mella en ella. Estaba sola,
24:53a nadie parecía importarle, nadie la quería. «Oh, papá», sollozó.
24:59Se limpió la cara con el pañuelo de hilo y sorbió por la nariz volviéndose boca arriba
25:03para clavar la mirada en el techo. Respiró hondo y la respiración se le entrecortó al
25:07escapársele un sollozo. No obstante, se llevó las manos a la cara y se secó las lágrimas con
25:13decisión. Debía animarse. No podía pensar así. Su padre no era el único que la había querido.
25:19Robert la amaba. Por las cartas que recibía semanalmente recordándole cuánto la echaba
25:25de menos y lo profundo que era su amor, eso era un hecho. Al día siguiente lo vería. Sí,
25:30al día siguiente por la mañana. Pero ha recibido mis notas.
25:34Había cierto tono de desesperación en la voz aguda de Caroline. Estaba a punto de
25:39echarse a llorar. Charles, el jefe de recepción, había dejado a un lado su mal carácter,
25:45para mirarla con compasión. Las ha recibido todas. Asintió con la cabeza al ver la mirada
25:51incrédula de Caroline. Todas. Apenas le salió el aire, y se llevó la delicada mano al cuello,
25:57como si con ese gesto pudiese aliviar su decepción. Todas y cada una de ellas,
26:01señorita. Caroline sintió que le arrojaba las palabras a la cara como un guante.
26:06Y bien. Algo le habrá respondido. Nada. Ella ignoró esa palabra tan odiosa. Un gesto,
26:14una palabra. No, señorita. Estaba a punto de desesperarse. Durante el día había ido dos veces
26:21al hotel, y ahora, a última hora de la tarde, su determinación era más firme que nunca.
26:27No pensaba moverse de allí hasta que lo viera. Poco le importaba que su tío la golpeara y la
26:32llamara mujerzuela como la noche anterior, cuando bajó a darle las buenas noches.
26:35Llevaría por semanas la marca de la vara en su espalda, pero no importaba. Nada importaba si
26:41lograba verlo. Rozaba la desesperación. Necesitaba una confirmación de su amor. Una promesa de que
26:48todo saldría bien. O quizás, la confirmación de que había sido una tonta. Yo. La voz se le
26:55quebró antes de poder continuar y las lágrimas no le dejaron ver la incomodidad en el rostro de
26:59Charles. Por favor, señorita, váyase a casa. Si quiere verla, él se pondrá en contacto con usted.
27:06No, no. El hombre pareció palidecer al escucharla. Voy a quedarme aquí. No voy a irme. Aquí.
27:14A estas horas. Ella sintió, una ferrea determinación brillaba en sus ojos, aunque
27:21entendía perfectamente que su conducta pudiera resultarle escandalosa. Me quedaré en el vestíbulo.
27:26No molestaré. Charles no podía comprender cómo una señorita como aquella, de apariencia dulce,
27:32fuera meretriz o no, tal y como aseguraba el señor Keene, podía demostrar tan poco orgullo ante una
27:38pasividad tan evidente por parte de Robert. Mucho la tendría que haber embaucado ese rufián.
27:42Pero, no regresará hasta la madrugada, insistió el hombre, con la esperanza de que ella recapacitara.
27:49Vio cómo ella iba a darse la vuelta, pero volvió a mirarlo y sacó una nota de su pequeño bolso.
27:54Si no lograra verlo, le dará esto, y esta vez se asegurará de que le dé una nota de respuesta.
28:00Pidió suplicante, con esos ojos grandes y con expresión desesperada. El recepcionista apretó
28:06los labios. Señorita, ¿no cree que su respuesta está implícita en su silencio y es bastante clara?
28:12Le dijo, pues no podía soportar más ver a esa mujer humillarse de semejante forma.
28:17Caroline lo sabía, se dio cuenta de ello, contuvo las lágrimas como pudo y, con la dignidad de una
28:23reina, se encaminó hacia uno de los sofás, donde pensaba esperar toda la noche. Hacía tres horas
28:29que Caroline estaba ahí sentada, viendo el ir y venir de los peculiares clientes del hotel.
28:33Había hombres muy bien vestidos, pero que sin educación seguían con el sombrero puesto en
28:37el interior del hotel, aunque llevaran a una dama del brazo. Después de un par de entradas y salidas
28:43se dio cuenta de que era posible que no fueran, damas. Al fin y al cabo,
28:47¿qué mujer con un mínimo de decencia coquetearía con tanto descaro en público?
28:51Algunos pensamientos que aparecieron tras atar algunos cabos hicieron que se sonrojara. Cuando
28:56el aburrimiento y el sueño empezaron a calar en ella, se reclinó en el sofá, pero el dolor de
29:01espalda la hizo regresar a la realidad. No podía irse a casa sin una respuesta. Su tío no la
29:07aceptaría si Robert no la acompañaba después de ponerle un anillo en el dedo. Esa misma tarde,
29:11había desafiado al tío William escapándose por la puerta de atrás, cuando le habían prohibido
29:16expresamente que saliera. Si volvía sin su prometido, todo lo que la esperaba al llegar
29:21a casa habría sido en vano. Debía verlo. Iba a verlo. A exigirle una explicación sobre su silencio.
29:28El labio empezó a temblarle, pero se recompuso de nuevo fijando la mirada en la puerta de entrada.
29:33La mantuvo ahí dos horas más. A medianoche, Caroline estaba segura de que su rostro reflejaba
29:39la desesperación que bullía en su interior. Un pañuelo, señorita. Alguien le tendió un pañuelo
29:45blanco para que se enjuagara el rostro. Caroline levantó los ojos, el jefe de recepción había
29:51vuelto a aparecer, esta vez con un semblante amable. Era un hombre de parcas palabras, pero
29:56entre las lágrimas Caroline pudo ver la bondad en él. Su simpático bigote se movió cuando hizo
30:01un amago de sonrisa. «Gracias. Quiere que pare un carruaje para usted». Ella lo miró aferrándose
30:08a los jirones de esperanza que aún le quedaban. «No cree que vaya a venir, ¿verdad?». El hombre
30:13se encogió de hombros, al principio, pero finalmente se dejó llevar por su sinceridad,
30:18que creía era lo mejor para ella. «No, señorita. Volverá al amanecer, como de costumbre». Su
30:25franqueza la desilusionó más de lo que creía posible. «Como de costumbre. A veces aparece
30:31después del amanecer. Y usted no debería quedarse tanto tiempo, piense en su reputación». Se cayó
30:37cuando los ojos esmeraldas se clavaron en los suyos. ¿Cómo decirle a esa pobre mujer que el
30:42hombre de sus sueños era un jugador borracho y mujeriego que sólo querría sentar cabeza con
30:46una rica heredera que pagara sus deudas de juego? No, no había forma delicada de hacerlo. O al menos
30:52no había forma de decírselo sin crearle una profunda decepción, aunque eso era exactamente
30:57lo que ella necesitaba. «Sí, debería pensar en mi reputación», respondió ella en un susurro,
31:02sabiendo lo que ese señor pretendía decirle. Bajó la mirada avergonzada y la depositó en
31:07su regazo. Sus manos habían retorcido los guantes hasta hacerlos casi inservibles.
31:12«Entonces, le pido el carruaje». Insistió, en tono afable. Ella asintió mientras se levantaba
31:19del viejo sofá. La cabellera oscura se le derramó sobre la espalda y se colocó bien
31:23el sombrerito violáceo que le despejaba la pálida frente. «Quizás mañana». No terminó
31:29de decir su deseo cuando una risa, que también conocía, captó toda su atención. La boca
31:35se le abrió y entre lágrimas formó una sonrisa esperanzada.
31:37«Robert». Su exclamación no se escuchó más alta que un susurro, pero le vació los
31:43pulmones de aire. Las piernas a duras penas la sostuvieron. «Señorita». Dijo Charles
31:49temiendo que se callese. Las rodillas le temblaron y no pudo correr hacia él como ella quería.
31:54La sonrisa llena de esperanza e ilusión se le congeló en el rostro cuando parpadeó
31:58y la realidad se abrió paso en su mente, como un estilete que perfora la carne en el
32:02lugar preciso, haciéndole sangrar el corazón. Sí, Robert había llegado, pero no lo había
32:08hecho solo. Lo hizo borracho y acompañado. Pero aquello no fue lo que hizo que Caroline
32:13se llevara la mano al pecho como si le hubieran disparado, sino el hecho de que en cada brazo
32:17Robert sujetaba a dos hermosas mujeres mucho más ligeras de ropa de lo que se suponía
32:21era decente. «Sujetar» no era la palabra adecuada, más bien esas dos damas lo sujetaban
32:26a él, ayudándolo a subir la escalera principal, pues era evidente que él solo no podría.
32:32Miró la alfombra roja y las robustas barandillas que ascendían hacia el piso superior, donde
32:36estaban las habitaciones de huéspedes. Robert. Quizás fue su voz, o el primer vistazo que
32:42echó a Caroline, lo que hizo que la borrachera se le pasara de golpe.
32:45«Caroline. ¿Qué, qué haces aquí?» Por un momento, el que había sido su prometido
32:51secreto durante todos aquellos meses se quedó con la boca abierta y mirándola con esos
32:55profundos ojos pardos que ahora estaban enrojecidos a causa del alcohol y la falta de sueño.
33:00Se acercó aún del brazo de ambas señoritas, a las que arrastró tras de sí, hasta llegar
33:04frente Caroline. Se quedó de pie a escasa distancia de ella, tambaleándose, como quien
33:10no puede dejar de ver una visión.
33:11«Robert, yo he venido». Ingenua iba a decirle que había ido hasta allí para decirle que
33:17lo amaba y que debían poner fecha a su boda. ¿Acaso no era el discurso que había estado
33:21repitiéndose en su cabeza? No obstante, no era el momento para ese discurso, y quizás
33:26jamás lo sería. Pues ante aquel Robert, ebrio y desaliñado, que apenas reconocía,
33:32el amor parecía haberse esfumado. No obstante, parpadeó hoy, aunque dejaría a un lado sus
33:38sentimientos, como un autómata dijo.
33:40«He venido a buscarte para que nos casemos». Las dos mujeres de encendidos labios rojos
33:45y mejillas sonrosadas la miraron como quien hubiese visto un fantasma. Acto seguido, sus
33:50expresiones cambiaron y fingieron mirarla con lástima, como si ella fuese alguien disfrazado
33:55de cachorrito abandonado que solicita cariño.
33:58Después de que cayera entre ellos el silencio como una pesada losa, las mujeres se dieron
34:02cuenta de que lo estaba hablando en serio. Entonces estallaron encarcajadas y sus pintarrajeados
34:07ojos se llenaron de lágrimas de tanto reírse. Unas lágrimas muy diferentes a las que acudieron
34:11a los ojos de Caroline.
34:12«Jesús, mujer, ¿qué clase de chica eres tú para querer casarte con un borracho jugador
34:18como él?», preguntó una rubia de pelo rizado, mucho mayor que ella.
34:22«Oh, cállate, no seas tan cruel con la pobre chica», dijo la otra.
34:28Roberto ofendido les dio un empujón. «Calaus de una vez». A ninguna de las dos le gustaron
34:33sus modales, por lo que se apartaron de él dejándole caer al suelo, sobre la alfombra
34:37desgastada del hotel. Entonces rieron más fuerte. Caroline lo vio arrodillado delante
34:43de ella. Era un vil retazo de lo que había sido su amado Robert en su mente.
34:48¿Cómo había podido ocurrir todo aquello en apenas dos meses separados? ¿Cómo el
34:51caballero que había jurado amarla se había convertido en aquel hombre de aspecto desaliñado
34:55y alma ruin que tenía ante sus ojos? La voz de una de las mujeres que lo acompañaban
35:00captó su atención. Un consejo, guapa, ambas le sonrieron, esta vez con sincera lastima,
35:06«Búscate a otro, porque éste no sabe cómo tratar a una dama fuera de la cama». Ni dentro,
35:12susurró la otra lo suficientemente alto.
35:15Las estridentes carcajadas de ambas sacaron a Robert de sus casillas. «¡Malditas golfas!»
35:20exclamó, intentando levantarse del suelo. Cuando a duras penas lo consiguió las risas
35:25se alzaron de nuevo. Tanto Caroline como el hombre amable de recepción estaban horrorizados
35:30por el espectáculo del todo inesperado. Por fortuna o desgracia el viejo director del
35:34hotel llegó para poner fin al espectáculo.
35:36«¿Qué está pasando aquí?» Caroline no respondió, siguió con los ojos completamente
35:42abiertos, observando muda la escena que se desarrollaba delante de ella. Las dos mujeres
35:47haciéndose las ofendidas se dieron media vuelta cuando el hombre las echó del hotel
35:50sin ningún miramiento. Se fueron hacia la puerta de entrada, moviendo las caderas y
35:55despejando toda duda en la mente de Caroline sobre el oficio que ejercían.
35:58«Cariño», murmuró Robert con voz pastosa ignorando al director. «Señor Lawson», dijo
36:04éste muy enfadado, «será mejor que deje estos espectáculos en esta casa». El señor
36:09Black se enorgullece de su clientela Bohemia, «pero esto es pasarse. Pague la deuda que
36:14tiene y búsquese otro hotel». A duras penas Robert se levantó, ignorando casi por completo
36:19al hombre que le estaba reprendiendo. «Sí, sí. Lo haré». Pero todos los presentes
36:25parecían tener claro que eso no iba a ocurrir. «Marchense pronto y despejen el hall del
36:30hotel. No quiero escándalos». Y dicho esto, el director se marchó, pero no sin antes
36:35ordenar a Charles que volviera a su puesto. El hombre lo hizo no sin dedicarle una mirada
36:40compasiva a la señorita que parecía haber descubierto por fin la verdad. Se quedaron
36:44solos y Robert tragó saliva centrando su mirada en ella.
36:47«Cariño». Repitió como si Caroline no le prestara suficiente atención, cuando todos
36:53sus sentidos estaban puestos en él. «No creo que debas llamarme así», dijo ella sin poderse
36:58recuperar de la impresión. «Claro que sí». Robert dio un paso hacia delante y las manos
37:03del hombre se cerraron como tenazas sobre los hombros de Caroline.
37:06«Cariño», repitió algo ofendido, «¿qué haces aquí? Ya te lo he dicho, he venido
37:12buscarte. Sola, ¿dónde está tu madre? Está en Devonshire». Las palabras de Caroline
37:18tardaron algo más de un minuto en atravesar la neblina de alcohol. Así que ella había
37:22ido a Londres sola. Frunció el ceño intentando comprender cómo una dama podía arriesgarse
37:27tanto en viajar sola hasta Londres solo para buscarlo, y cómo podía estar a esas altas
37:31horas de la noche esperándolo y poniéndose en peligro. Precisamente porque conocía a
37:36Caroline sabía que si llegaba pasadas las diez de la noche, jamás la encontraría esperándolo.
37:40Erró, por supuesto. Robert dio un paso atrás. Cuando él se dio cuenta de las consecuencias
37:47que podía tener aquello se puso furioso. Poco le importó la expresión ilusionada
37:51de ella, ni sus ojos verdes como el musgo, iluminados por la esperanza, a pesar de la
37:56decepción que acababa de sufrir. Nada le importaba más que él mismo. Porque si lo
38:01descubrían en aquel hotel, con ella, lo obligarían a contraer matrimonio, y eso era algo que
38:06él no iba a permitir que sucediese. Después de enterarse de que la bonita Caroline Bituort
38:11era pobre, no había hecho más que huir de ella como de la peste.
38:14¿Y tú aquí sola? ¿Sin carabina? ¿Estás loca?
38:19Esto último fue una afirmación. Se serenó lo suficiente para volver al fingido tono
38:23dulce que siempre utilizaba con ella.
38:25«Esto no está bien, debes regresar enseguida a tu casa». De pronto toda la frustración,
38:31el miedo y la decepción experimentados en los últimos días se transformaron en enfado.
38:35«No». Respondió Caroline conteniendo el llanto.
38:38«¿Quieres que vuelva con mi madre? Ella cree que no eres lo suficientemente bueno
38:43para mí. Le caes bien, pero a duras penas podré convencerla de que nos dé el visto
38:48bueno para la Bade. No me importa lo más mínimo la opinión de tu madre».
38:52Exclamó, sin ningún miramiento, Robert. «Sois pobres como ratas. Deberías agradecer
38:59que mostrara interés en ti. Pero a estas alturas había pensando que una muchacha que
39:03se cree tan lista ya se habría dado cuenta de que no hay la más mínima oportunidad
39:06de que tengamos un futuro juntos». Caroline se llevó una mano a la garganta.
39:11«No me importa el dinero, y pensé que a ti tampoco. ¿Cómo puedes decirme esas cosas?
39:17Estamos comprometidos». Él la miró con desprecio, como si fuese la mujer más tonta
39:22del mundo. «Por favor. Sólo fueron palabras. ¿Cómo pudiste tomártelas en serio?» Río,
39:30incrédulo. «Hablaste de un futuro juntos». La voz de Caroline sonaba a cada punto más
39:35entrecortada, pero seguía habiendo convicción en ella. Pero jamás de matrimonio. Ella balbuceó
39:41algo ininteligible, ni siquiera sabía qué estaba diciendo, pero entendió que él tenía
39:46razón. Le había hecho la pregunta. ¿Había sido formal? No. Ella solo supuso. Cerró los ojos y se
39:54sintió mareada por el vértigo que le provocaba toda aquella situación. Tal vez Robert tuviera
39:59razón en que era una tonta de remate. «Mi tío me está buscando un marido» y yo pensé. Sería
40:04lo mejor. «Cásate con el hombre que te imponga tu tío», le dijo Robert finalmente. Si podía
40:10convencerla de que se casara con otro, lo dejaría en paz y él podría continuar con la búsqueda de
40:14una rica heredera. Él no necesitaba título, necesitaba dinero, y con Caroline no lo tendría,
40:20por muy apetecible que le pareciera a ella como mujer, no era suficiente para atarse y arruinarse
40:25la vida. Si se sacrificaba y optaba por el matrimonio, esperaba que ese sacrificio le
40:30aportara algo más que un cuerpo caliente en su cama. Necesitaba dinero para poder hacer lo que
40:35más le gustaba, jugar, y hacer con mujeres hermosas. Por muy apetecible que le pareciera
40:40Caroline en un principio, pronto se cansaría de ella. Ella, a su vez, lo miró con toda la pena
40:47del mundo. Llevaba meses imaginando el reencuentro con Robert, buscando mil excusas a sus ausencias,
40:52a su falta de respuestas, incluso habría justificado el comportamiento de esa misma
40:57noche, causado por su ebriedad. Por eso lo que acababa de decirle su mente no lo asimilaba.
41:02«¿Quieres que me case con otro?» Su voz sonó estrangulada, apenas era un susurro. Apartó la
41:09mirada al suelo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Sentía las manos de Robert sobre
41:13sus hombros y se revolvió para deshacerse de su contacto. «Soy una estúpida», pensó. Había
41:19estado ciega. Su mundo se estaba desmoronando. Todo era tan injusto. No habría ni siquiera una
41:26pizca de felicidad para ella en el mundo. «Bueno, cariño, no te pongas así». Le dijo cuando las
41:33manos de ella empezaron a temblar. «Intenta casarte con un hombre rico y, quién sabe,
41:37quizás podamos ser amigos en un futuro». Caroline alzó la cabeza y los ojos se le agrandaron al
41:43entender lo que le estaba proponiendo. Soltó un grito sin poder contenerse y retrocedió para
41:48librarse de su contacto. Robert tuvo el buen tino de alejarse de ella un par de pasos,
41:52mientras miraba alrededor para ver si alguien contemplaba la escena. Desde la recepción,
41:57Charles lo miraba con desaprobación, dispuesto a intervenir, pero no fue necesario. Caroline se
42:03quedó quieta sin decir nada, temblando de la cabeza a los pies, quizás por rabia o porque
42:08estaba agotada después de descubrir que todo en lo que había creído esos últimos meses no habían
42:12sido más que mentiras. «Estoy harta de tus engaños». «¿Qué?» Robert intentó acercarse
42:18de nuevo a ella, pero no estaba dispuesta a permitírselo. «¿Qué estoy harta de tus engaños?»
42:23Por un momento la antigua Caroline había vuelto a aparecer. Sacó el carácter que,
42:28durante meses, la melancolía tras la muerte de su padre le había arrebatado. Se acabó,
42:34dijo con convicción, «Eres un miserable. Ibas a casarte conmigo solo por mi dinero».
42:39Robert se quedó pasmado por el estallido de ella, pero al poco tiempo empezó a reír. Era más tonta
42:45de lo que había pensando en un principio. ¿Cómo había podido pensar otra cosa? ¿Quién, si no fuera
42:51por dinero, se casaría con una mujer así? Era agradable de ver, ciertamente, pero no era una
42:57tan exuberante como para sacrificarse. Su economía no le permitía esos caprichos. Aunque su padre
43:03hubiera sido un baronet, su familia estaba completamente arruinada. Si Robert hubiese
43:08tenido un mínimo de empatía, tal vez se habría enternecido por su inocencia, pero sólo pudo
43:13reír a carcajadas. Caroline se quedó quieta, helada por la sorpresa y mirándolo como si no
43:18lo reconociera. La ira fría que empezaba a sentirla envolvía poco a poco, abrazándola.
43:23Apretó los puños y se lo quedó mirando con desprecio. «Casarme contigo por dinero». Continuó
43:30él, aún con esa sonrisa de rufián en el rostro. «Tú no tienes dinero. Tu madre me hizo creer que
43:36sí, y lo hizo muy bien. Pero no lo tienes y yo no me puedo permitir una esposa pobre». Caroline no
43:42iba a humillarse quedándose un minuto más frente a ese hombre. Tenía el corazón roto, hecho pedazos,
43:47y jamás podría volver a recomponerse. Pero no volvería a humillarse como lo había hecho hasta
43:53entonces. Jamás. «Creo que no hay nada más que decir». Avanzó hacia la salida unos pasos,
43:59hasta que se lo pensó mejor. Retrocedió de nuevo y la mano enguantada se estrelló contra la mejilla
44:04arrebolada del hombre a causa del alcohol. Ahora el color subió de intensidad por el motivo más
44:09que evidente. Al ver que trastabillaba, no se dio por satisfecha y lo empujó. No cayó de bruce
44:15sobre el sofá que tenía a su espalda, sino en el suelo, y para mayor vergüenza para él,
44:19y victoria para ella, no pudo levantarse. ¿Qué? ¿Quién te crees que eres para?
44:26Maldita bruja. Caroline. Ella lo ignoró. Y entonces sí, con paso firme, salió del hotel.
44:33Le hubiese gustado poder demostrar que era una mujer fuerte, pero no lo era. No era como las
44:39heroínas de las novelas que leía. Ella era frágil, fácil de engañar y, aunque de vez en
44:44cuando el enfado le daba fuerzas, no era otra cosa más que una mujer a la que habían engañado.
44:49Alguien que no tenía a nadie que la quisiera. Una mujer sola. Empezó a llorar mientras corría
44:55por las oscuras calles de Londres. Sólo cuando los pulmones le quemaron por la falta de aire
45:00se paró. Las rodillas temblaron, amenazando con no sostenerla. Las lágrimas le rodaron sin pausa
45:06por las mejillas y el llanto llamó la atención de un par de transeúntes que la miraron curiosos,
45:10pero no se detuvieron a socorrerla. Sola. Apoyó el rostro contra la fría pared del
45:16edificio e intentó recuperar el aliento. Podría recuperarse de aquello. Quizás,
45:21pero lo que Caroline no sabía es que lo peor estaba aún por llegar.
45:24Capítulo 3
45:26Caroline avanzaba con la cabeza baja por la calle apenas iluminada, las farolas de gas irradiaban
45:31una luz tenue y la sombra que ella proyectaba sobre los húmedos adoquines se iba moviendo a
45:35su paso. Abatida, arrastrando los pies y con un caminar impropio de una dama,
45:40pensaba haber adivinado la dirección hacia la casa de su tío.