La marihuana ayuda a las personas con trastornos por abuso de sustancias a no consumir opiáceos o a reducir su consumo, a mantener el tratamiento y a controlar los síntomas de abstinencia, según ha descubierto un nuevo estudio financiado con fondos federales.
Investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) se propusieron investigar la relación entre el consumo de cannabis y la inyección de opiáceos.
"Los participantes declararon utilizar la sustitución o el consumo conjunto de cannabis para controlar el dolor provocado por los síntomas de abstinencia, como los dolores corporales y el malestar generalizado, lo que redujo la frecuencia de las inyecciones de opiáceos", descubrieron los investigadores.
"Los participantes informaron de múltiples beneficios del uso conjunto de opiáceos y cannabis para reducir los patrones de consumo de opiáceos", señala el estudio, que añade que hay dos implicaciones clave para la reducción de daños.
En primer lugar, concluyeron que la distribución de marihuana a través de programas entre iguales puede influir significativamente en los patrones de consumo de opiáceos.
En segundo lugar, afirmaron que el cannabis podría añadirse como opción de tratamiento contra los opiáceos junto a otra medicación existente, lo que "podría mejorar la eficacia de la aceptación y los resultados y objetivos del tratamiento".
Otra de las principales conclusiones del estudio fue la importancia de la facilidad de acceso al cannabis.
"La baja barrera de acceso al cannabis debido a la legalización facilitó el uso conjunto para disminuir el consumo de opiáceos".
Estos resultados concuerdan en gran medida con la literatura científica sobre los beneficios potenciales del cannabis para las personas con trastornos por abuso de sustancias.
Otro estudio realizado en Ohio reveló que la gran mayoría de los pacientes locales que consumen marihuana con fines médicos afirman que el cannabis es una droga muy eficaz para reducir el consumo de opiáceos.
Investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) se propusieron investigar la relación entre el consumo de cannabis y la inyección de opiáceos.
"Los participantes declararon utilizar la sustitución o el consumo conjunto de cannabis para controlar el dolor provocado por los síntomas de abstinencia, como los dolores corporales y el malestar generalizado, lo que redujo la frecuencia de las inyecciones de opiáceos", descubrieron los investigadores.
"Los participantes informaron de múltiples beneficios del uso conjunto de opiáceos y cannabis para reducir los patrones de consumo de opiáceos", señala el estudio, que añade que hay dos implicaciones clave para la reducción de daños.
En primer lugar, concluyeron que la distribución de marihuana a través de programas entre iguales puede influir significativamente en los patrones de consumo de opiáceos.
En segundo lugar, afirmaron que el cannabis podría añadirse como opción de tratamiento contra los opiáceos junto a otra medicación existente, lo que "podría mejorar la eficacia de la aceptación y los resultados y objetivos del tratamiento".
Otra de las principales conclusiones del estudio fue la importancia de la facilidad de acceso al cannabis.
"La baja barrera de acceso al cannabis debido a la legalización facilitó el uso conjunto para disminuir el consumo de opiáceos".
Estos resultados concuerdan en gran medida con la literatura científica sobre los beneficios potenciales del cannabis para las personas con trastornos por abuso de sustancias.
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