Una investigación publicada en el British Journal of Sports Medicine comparó el riesgo de diabetes tipo 2 en personas que caminaban a distintas velocidades.
Científicos de la Universidad de Ciencias Médicas de Semnan clasificaron a las personas desde ocasionales, que caminaban a menos de 3,2 kilómetros por hora, hasta enérgicas, que caminaban a 6,4 kilómetros por hora.
El análisis descubrió, ocho años después de la prueba inicial, que las personas que caminaban a paso ligero tenían menos probabilidades de desarrollar diabetes más adelante.
Los que caminaban a paso ligero tenían un riesgo un 39% menor que los que lo hacían de forma esporádica, considerando 4 kilómetros por hora como el umbral de velocidad para el ejercicio moderado e intenso.
Lifehacker afirma que estudios anteriores han descubierto que las personas que caminan más rápido tienen menos probabilidades de sufrir accidentes cerebrovasculares, demencia o morir de enfermedades cardiovasculares.
La velocidad al caminar no solo es indicativa de la capacidad funcional y el estado de salud general de una persona, sino que esta medida ha demostrado ser predictiva de una serie de resultados. Entre ellos, la respuesta a la rehabilitación, la dependencia funcional, el deterioro cognitivo, la hospitalización y la mortalidad, Fisioterapeutas en la National Library of Medicine de 2015.
En función del peso y las limitaciones físicas de la persona, lo mejor es empezar a caminar lentamente, ya que el ritmo aumentará a medida que se esté más en forma.
Científicos de la Universidad de Ciencias Médicas de Semnan clasificaron a las personas desde ocasionales, que caminaban a menos de 3,2 kilómetros por hora, hasta enérgicas, que caminaban a 6,4 kilómetros por hora.
El análisis descubrió, ocho años después de la prueba inicial, que las personas que caminaban a paso ligero tenían menos probabilidades de desarrollar diabetes más adelante.
Los que caminaban a paso ligero tenían un riesgo un 39% menor que los que lo hacían de forma esporádica, considerando 4 kilómetros por hora como el umbral de velocidad para el ejercicio moderado e intenso.
Lifehacker afirma que estudios anteriores han descubierto que las personas que caminan más rápido tienen menos probabilidades de sufrir accidentes cerebrovasculares, demencia o morir de enfermedades cardiovasculares.
La velocidad al caminar no solo es indicativa de la capacidad funcional y el estado de salud general de una persona, sino que esta medida ha demostrado ser predictiva de una serie de resultados. Entre ellos, la respuesta a la rehabilitación, la dependencia funcional, el deterioro cognitivo, la hospitalización y la mortalidad, Fisioterapeutas en la National Library of Medicine de 2015.
En función del peso y las limitaciones físicas de la persona, lo mejor es empezar a caminar lentamente, ya que el ritmo aumentará a medida que se esté más en forma.
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