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Hola, amigos, me llamo Daniella. Ahora tengo 18 años. Esta historia comenzó cuando robé 30 dólares de mis abuelos. En pocos años terminó con una ruptura completa dentro de mi familia y con mis padres invadiendo mi casa y obligándome a abandonar mis planes de ir a la universidad. Supongo que eso es lo que llaman efecto dominó.
Nuestra familia siempre había tenido problemas con el dinero. No éramos exactamente pobres; pero, por alguna razón, a veces debíamos reducir todo tipo de gastos a fin de mes, incluyendo la comida. En ocasiones, mi hermano Evan y yo nos quedábamos en la casa de nuestros abuelos para que nuestros padres ahorraran un poco de dinero, ya que vivían más cerca de la escuela. Los abuelos también tenían problemas económicos, pero así todo era más fácil.
Yo tenía 14 y Evan 12, cuando encontramos algo extraño en la casa de nuestros abuelos. Ellos habían salido, y nosotros buscábamos papel para nuestra tarea. Revisando una de sus alacenas, encontramos un sobre muy grueso. Estábamos por devolverlo a su lugar, pero Evan se dio cuenta de que estaba lleno de dinero. No pudimos resistirnos: lo abrimos y miramos. No podíamos creer lo que veíamos. Estaba realmente repleto de dinero, creo que eran miles. Evan y yo nos miramos y lo regresamos a su lugar.
Pasaron unas semanas, habíamos regresado a la casa de nuestros abuelos. Queríamos ver una película nueva en el cine, pero no teníamos dinero. De pronto… recordamos el sobre. Decidimos tomar un poco, solo lo necesario para ver la película. Y después tomamos un poco más, porque así podríamos salir a comer a algún lugar más tarde y comprar bocadillos. Nos prometimos que no volveríamos a hacerlo.
Y, por supuesto, rompimos la promesa. Cada vez que queríamos algo, tomábamos un poco; después de todo, no notarían la desaparición de una cantidad tan pequeña. Pero, cuando Evan cumplió 13 años, nuestros padres nos dijeron que no podríamos celebrar porque casi no nos quedaba dinero. Evan estaba muy triste, y me enojé con mis abuelos: ¿por qué nos escondían todo ese dinero? ¿No querían que fuéramos felices? Tomé una enorme suma del sobre y, más tarde, Evan, sus amigos y yo celebramos a lo grande.
Regresamos a casa más tarde de lo normal, lo que llamó la atención de nuestros padres. Evan estaba muy emocionado y les habló de la fiesta. Cuando vio la confusión en sus caras, intentó inventar una e
Hola, amigos, me llamo Daniella. Ahora tengo 18 años. Esta historia comenzó cuando robé 30 dólares de mis abuelos. En pocos años terminó con una ruptura completa dentro de mi familia y con mis padres invadiendo mi casa y obligándome a abandonar mis planes de ir a la universidad. Supongo que eso es lo que llaman efecto dominó.
Nuestra familia siempre había tenido problemas con el dinero. No éramos exactamente pobres; pero, por alguna razón, a veces debíamos reducir todo tipo de gastos a fin de mes, incluyendo la comida. En ocasiones, mi hermano Evan y yo nos quedábamos en la casa de nuestros abuelos para que nuestros padres ahorraran un poco de dinero, ya que vivían más cerca de la escuela. Los abuelos también tenían problemas económicos, pero así todo era más fácil.
Yo tenía 14 y Evan 12, cuando encontramos algo extraño en la casa de nuestros abuelos. Ellos habían salido, y nosotros buscábamos papel para nuestra tarea. Revisando una de sus alacenas, encontramos un sobre muy grueso. Estábamos por devolverlo a su lugar, pero Evan se dio cuenta de que estaba lleno de dinero. No pudimos resistirnos: lo abrimos y miramos. No podíamos creer lo que veíamos. Estaba realmente repleto de dinero, creo que eran miles. Evan y yo nos miramos y lo regresamos a su lugar.
Pasaron unas semanas, habíamos regresado a la casa de nuestros abuelos. Queríamos ver una película nueva en el cine, pero no teníamos dinero. De pronto… recordamos el sobre. Decidimos tomar un poco, solo lo necesario para ver la película. Y después tomamos un poco más, porque así podríamos salir a comer a algún lugar más tarde y comprar bocadillos. Nos prometimos que no volveríamos a hacerlo.
Y, por supuesto, rompimos la promesa. Cada vez que queríamos algo, tomábamos un poco; después de todo, no notarían la desaparición de una cantidad tan pequeña. Pero, cuando Evan cumplió 13 años, nuestros padres nos dijeron que no podríamos celebrar porque casi no nos quedaba dinero. Evan estaba muy triste, y me enojé con mis abuelos: ¿por qué nos escondían todo ese dinero? ¿No querían que fuéramos felices? Tomé una enorme suma del sobre y, más tarde, Evan, sus amigos y yo celebramos a lo grande.
Regresamos a casa más tarde de lo normal, lo que llamó la atención de nuestros padres. Evan estaba muy emocionado y les habló de la fiesta. Cuando vio la confusión en sus caras, intentó inventar una e
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