Patrick ha asistido, a veces con la mirada baja, al relato de los crímenes de sus cuatro familiares. Soportando la contundencia de la fiscal, que no ha habla de arrebato y sí de una actuación fría, calculada y premeditada. Además ha tenido que escuchar los propios mensajes que mandó a un amigo jactándose de lo que había hecho. Textos como “Qué risa, los niños no corren cuando los voy a matar”. La defensa alega problemas de salud mental, una especie de daño cerebral para intentar rebajar las penas. Sin embargo la fiscalía y la acusación han sido muy claros y aseguran que “no es lo mismo enfermedad, que maldad”. Piden para él dos delitos de asesinato por las muertes de sus tíos y dos prisiones permanentes revisables por las de los niños.
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