El vídeo es de hace solo unas semanas.
Pero la diputada Cayetana Álvarez de Toledo (Partido Popular) lo clava a la perfección.
En plena imputación del fiscal general del Estado, la parlamentaria conservadora tuvo una soberbia intervención desde la tribuna de oradores del salón de plenos del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
La representante de la formación de Alberto Núñez Feijóo se malició que Álvaro García Ortiz podría perpetrar un borrado de los mensajes de su terminal telefónico, algo que así sucedió finalmente.
Como hizo Sánchez, como hace Bolaños. Señorías, les pido que mediten sobre tres cuestiones, sin prejuicios ni sectarismos. Primero, la devastación institucional. García Ortiz se aferra al cargo con el argumento de que es lo menos gravoso para la Fiscalía. Lo saben mejor que nadie los propios fiscales, que ayer incluso se personaron contra él como acusación. No cabe mayor despropósito que un inferior jerárquico interrogando a su jefe en una causa penal. Y sobre todo, no cabe mayor descrédito para la Fiscalía que estar a las órdenes de un presunto delincuente.
La diputada del PP insistió en que el fiscal general del Estado está obligado a dar pruebas de su transparencia:
Segundo, los correos incriminatorios. García Ortiz tiene la obligación moral, institucional y penal de entregar todos los correos que recibió y envió desde su cuenta privada los días álgidos de las filtraciones del 5 al 18 de marzo de 2024. Es la mínima transparencia exigible a su cargo, ¿no creen?
Álvarez de Toledo concluyó con un soberbio estacazo:
Y esperemos que no los haya borrado. No vaya a ser que el mismo Gobierno que insiste en propagar el bulo de que el PP rompió ordenadores a martillazos, y un bulo desmontado hace cuatro años por la Audiencia de Madrid, esté amparando a un fiscal general del Estado que eliminó correos electrónicos para tapar sus delitos. Ahora bien, sepa el fiscal, y sepan ustedes, que Google siempre atiende los requerimientos judiciales y guarda hasta incluso lo que borra el usuario. Con o sin correo, señorías, García Ortiz puede ser condenado.
Pero la diputada Cayetana Álvarez de Toledo (Partido Popular) lo clava a la perfección.
En plena imputación del fiscal general del Estado, la parlamentaria conservadora tuvo una soberbia intervención desde la tribuna de oradores del salón de plenos del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
La representante de la formación de Alberto Núñez Feijóo se malició que Álvaro García Ortiz podría perpetrar un borrado de los mensajes de su terminal telefónico, algo que así sucedió finalmente.
Como hizo Sánchez, como hace Bolaños. Señorías, les pido que mediten sobre tres cuestiones, sin prejuicios ni sectarismos. Primero, la devastación institucional. García Ortiz se aferra al cargo con el argumento de que es lo menos gravoso para la Fiscalía. Lo saben mejor que nadie los propios fiscales, que ayer incluso se personaron contra él como acusación. No cabe mayor despropósito que un inferior jerárquico interrogando a su jefe en una causa penal. Y sobre todo, no cabe mayor descrédito para la Fiscalía que estar a las órdenes de un presunto delincuente.
La diputada del PP insistió en que el fiscal general del Estado está obligado a dar pruebas de su transparencia:
Segundo, los correos incriminatorios. García Ortiz tiene la obligación moral, institucional y penal de entregar todos los correos que recibió y envió desde su cuenta privada los días álgidos de las filtraciones del 5 al 18 de marzo de 2024. Es la mínima transparencia exigible a su cargo, ¿no creen?
Álvarez de Toledo concluyó con un soberbio estacazo:
Y esperemos que no los haya borrado. No vaya a ser que el mismo Gobierno que insiste en propagar el bulo de que el PP rompió ordenadores a martillazos, y un bulo desmontado hace cuatro años por la Audiencia de Madrid, esté amparando a un fiscal general del Estado que eliminó correos electrónicos para tapar sus delitos. Ahora bien, sepa el fiscal, y sepan ustedes, que Google siempre atiende los requerimientos judiciales y guarda hasta incluso lo que borra el usuario. Con o sin correo, señorías, García Ortiz puede ser condenado.
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00:00Como hizo Sánchez, como hace bolaños.
00:04Señorías, les pido que mediten sobre tres cuestiones,
00:07sin prejuicios ni sectarismos.
00:10Primero, la devastación institucional.
00:13García Ortiz se aferra al cargo con el argumento
00:15de que es lo menos gravoso para la Fiscalía.
00:18Lo saben mejor que nadie los propios fiscales,
00:20que ayer incluso se personaron contra él como acusación.
00:24No cabe mayor despropósito que un inferior jerárquico
00:27interrogando a su jefe en una causa penal.
00:30Y sobre todo, no cabe mayor descrédito para la Fiscalía
00:33que estar a las órdenes de un presunto delincuente.
00:36Segundo, los correos incriminatorios.
00:40García Ortiz tiene la obligación moral, institucional y penal
00:44de entregar todos los correos que recibió y envió
00:47desde su cuenta privada los días álgidos de las filtraciones
00:50del 5 al 18 de marzo.
00:52Es la mínima transparencia exigible a su cargo, ¿no creen?
00:56Y esperemos que no los haya borrado.
00:58No vaya a ser que el mismo Gobierno que insiste en propagar
01:01el bulo de que el PP rompió ordenadores a martillazos,
01:04sí, un bulo desmontado hace cuatro años por la Audiencia de Madrid,
01:08esté amparando a un Fiscal General del Estado
01:10que eliminó correos electrónicos para tapar sus delitos.
01:14Ahora bien, sepa el fiscal, y sepan ustedes,
01:19que Google siempre atiende los requerimientos judiciales
01:22y guarda hasta incluso lo que borra al usuario.
01:25Con o sin correo, señorías, García Ortiz puede ser condenado.