Denise Pikka de 41 años, había venido a España para hacer el camino de Santiago. Viajaba sóla desde Estados Unidos. Según habia dicho a su familia necesitaba un tiempo tranquilo para reflexionar. La mañana del 5 de abril de 2015 siguió una flecha que su presunto asesino había colocado junto al camino para desorientar a los peregrinos y conducirlos hacia su casa. Allí la abordó y tras golpearla en la cabeza le cortó la yugular y ambas manos. Después de robarle unos 1.100 dólares, enterró su cadaver cerca de la localidad leonesa de Castrillo de los Polvazares. Hoy en la Audiencia de León se elegirá el jurado que dictaminará la culpabilidad o inocencia de Miguel Ángel Muñoz Blas, el asesino confeso. Hasta el 4 de abril el tribunal escuchará el testimonio del acusado que días después de su detención y de ayudar a la policía a localizar el cuerpo en el lugar donde dijo que la habia enterrado, cambió su versión y negó la autoría del brutal asesinato. También prestarán declaración los más de cien testigos que participaron tanto en la búsqueda de la peregrina como en la detención del presunto asesino. Muñoz Blas se enfrenta a una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante de alevosía y 5 años más por el robo con violencia.
-Redacción-
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