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Dormir bien es fundamental para nuestra salud física y mental, y repercute directamente en nuestra productividad y bienestar. 

Aunque la postura ideal para dormir puede variar según las preferencias de cada persona, los profesionales recomiendan lo siguiente.

Para los recién nacidos, la posición boca arriba es la más adecuada, ya que ayuda a prevenir la muerte súbita del lactante y mejora la respiración. 

Para los adultos, dormir de lado suele considerarse la mejor opción, ya que alinea la columna vertebral y reduce el dolor de espalda. 

Utilizar dos almohadas, una para la cabeza y otra para las rodillas, puede ayudar a mantener la columna vertebral neutra y alineada.

Dormir boca abajo también es beneficioso, sobre todo para quienes padecen lumbalgia o problemas de cuello. 

Sin embargo, esta postura puede agravar problemas como la apnea del sueño, los ronquidos y el reflujo. 

Para quienes decidan dormir así, colocar una almohada bajo las rodillas puede reducir la presión sobre la espalda.

Dormir boca abajo es la menos recomendada, ya que ejerce presión sobre las lumbares y el cuello y puede provocar molestias y rigidez. 

Si alguien prefiere dormir así, utilizar una almohada más fina o no utilizar almohada puede ayudar a aliviar el dolor de cuello.

La posición «acurrucada», en pareja, también es beneficiosa y puede aumentar el tiempo de sueño en la fase REM, asociada a los sueños y la consolidación de la memoria. 

Lo más importante es que la persona se sienta cómoda en la postura elegida. 

Además, mantener una rutina de sueño saludable, con actividad física regular y una dieta equilibrada, contribuye a un buen descanso nocturno, promoviendo la salud y el bienestar.
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