Siempre es un doble placer entrevistar a un responsable político que viene del aula. Y aunque me cuesta que Víctor Marín, consejero de Educación y Formación Profesional de la Región de Murcia, pierda la compostura oficial, algo consigo cuando se muestra tajante en que "nos hemos pasado de frenada con tanta digitalización de la enseñanza. Hay que usar la tecnología solo en aquello que aporta valor añadido".
También arriesga cuando considera que la Lomloe se ha excedido en el enfoque competencial del currículo: «La memorización es necesaria. Hay que trabajar en orden, de una manera estructurada. Hay que restablecer el equilibrio entre conocimientos y competencias».
El político aparece cuando nos da las tres medidas que tomaría para revertir las malas cifras de España en conocimientos (TIMSS) y competencias (PISA), y el estancamiento en tasa de abandono (INE). O sea, en todo.
Primero, garantizar el aprendizaje de los conocimientos imprescindibles a los 10 años: «Si no garantizas ese conocimiento, luego ese alumno es difícilmente recuperable».
Segundo, mejorar la transición entre la Primaria y la Secundaria: «Hay consenso sobre que esa transición es demasiado prematura. Tenemos datos que reflejan que la conflictividad es mayor en el primer ciclo de la Secundaria y que hay un cierto desarraigo de los alumnos».
Y tercero, establecer más flexibilidad en los itinerarios de la ESO, en concreto, reforzar la FP básica.
Y reaparece el profesor de instituto en su defensa radical de un aprendizaje basado en el conocimiento y, por tanto, en el currículo por encima de reformas metodológicas, estructurales u organizativas… Conocimiento por encima, incluso, de los valores: «Nunca hay que anteponer los valores al conocimiento, porque los valores son manipulables. Además, detrás de los valores siempre hay ideología. Como profesor de Historia, pienso que lo más precioso que podemos entregar a nuestros alumnos es el conocimiento y a partir de ahí, entonces sí, desarrollar el pensamiento crítico».
También arriesga cuando considera que la Lomloe se ha excedido en el enfoque competencial del currículo: «La memorización es necesaria. Hay que trabajar en orden, de una manera estructurada. Hay que restablecer el equilibrio entre conocimientos y competencias».
El político aparece cuando nos da las tres medidas que tomaría para revertir las malas cifras de España en conocimientos (TIMSS) y competencias (PISA), y el estancamiento en tasa de abandono (INE). O sea, en todo.
Primero, garantizar el aprendizaje de los conocimientos imprescindibles a los 10 años: «Si no garantizas ese conocimiento, luego ese alumno es difícilmente recuperable».
Segundo, mejorar la transición entre la Primaria y la Secundaria: «Hay consenso sobre que esa transición es demasiado prematura. Tenemos datos que reflejan que la conflictividad es mayor en el primer ciclo de la Secundaria y que hay un cierto desarraigo de los alumnos».
Y tercero, establecer más flexibilidad en los itinerarios de la ESO, en concreto, reforzar la FP básica.
Y reaparece el profesor de instituto en su defensa radical de un aprendizaje basado en el conocimiento y, por tanto, en el currículo por encima de reformas metodológicas, estructurales u organizativas… Conocimiento por encima, incluso, de los valores: «Nunca hay que anteponer los valores al conocimiento, porque los valores son manipulables. Además, detrás de los valores siempre hay ideología. Como profesor de Historia, pienso que lo más precioso que podemos entregar a nuestros alumnos es el conocimiento y a partir de ahí, entonces sí, desarrollar el pensamiento crítico».
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