• hace 5 años
Alimentar a una población cada vez mayor. Es el reto de la agricultura del siglo XXI. Pero para producir más y mejor hacen falta más herbicidas, más fertilizantes... y más agua. Sin embargo, existe un camino mucho más sostenible: la agricultura de precisión. Es decir, aplicar los herbicidas, los fertilizantes y el agua justo sólo donde y cuando se necesitan. Aquí los drones juegan un papel fundamental. Actúan como un escáner a gran escala que analiza lo que ocurre en el campo. Sus ojos son cámaras y sensores que registran valores de humedad y temperatura. Gracias a una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA, Miguel Ángel Moreno, ingeniero agrónomo y profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, y su equipo tratan de reducir los errores de medida de estos dispositivos y aprovechar todo ese caudal de información. El proyecto lo lleva a cabo la unidad asociada del CEBAS-CSIC y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha en una parcela de la Fundación Lucio Gil de Fagoaga.
-Redacción-

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