• hace 5 años
Cuenta la señora Rius que cuando ella trabajaba en la casa de citas San Mario (considerada de élite en la época), entró por la puerta un sexagenario Salvador Dalí. Lo hizo acompañado por "las suecas", un grupo de ocho mujeres espectaculares. Luego pidió "un pato", ya preparado. Las mujeres lo aguantaron mientras él le cortaba el cuello, y le ayudaron a bajarse los pantalones y lo penetró durante los estertores. Ella lo consideró espantoso.Es una de las mil historias que aparecen en el libro 'La señora Rius, de moral distraída' (Editorial Comanegra) y escrito por Julián Peiró, que recoge la vida de una joven hermosa, apasionada por el cine clásico, que aprendió a hacerse hombres, porque la palabra prostitución "siempre me ha parecido fea y vulgar", dice.

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