• hace 5 años
María Raquel Ferrer, joven diseñadora oriunda de Maracaibo, llegó a Caracas hace seis años y sintió la necesidad de expresarse con las manos. La cerámica fue la respuesta. Aprendió los secretos, comenzó haciendo materos y desde el 2017 empezó a tornear las piezas de Spectabilis.shop. “Mucha gente me decía ‘bellos, los materos, pero ¿no haces platos o tazas?”. De esta manera comenzó a ser testigo de los afectos que se tejen alrededor de las vajillas y decidió elaborarlas.

“Muchos tienen un nexo afectivo con estos utensilios. Me comenzaron a pedir cuencos como los que tenían sus madres, tazas para regalar a sus hermanas similares a las que se habían roto. La gente quiere reproducir una sensación o un recuerdo¨. Las peticiones se fueron transformando en piezas de gres con su sello, en las que se concretan anhelos.

En el camino, Ferrer organizó un equipo de artesanos con un veterano en el torno –Pepe Millán, que tiene más de tres décadas de experiencia– para hacer realidad esas peticiones. Y llegaron los restaurantes: “La primera vajilla que me pidieron fue de 80 piezas para Amaranto, en Margarita. Luego hice una de 100. El hotel JW Marriott Caracas nos pidió otra”.

En sus dominios prosperan platos de colores y las “peltrecitas”, tazas en gres que recuerdan el peltre. A la hora de crear para restaurantes mantiene un diálogo con los chefs para elaborar lo que quieren. “Buscamos calidad y durabilidad: que nuestros platos aguanten el trote de un restaurante, que las medidas se adapten a lo que necesitan, complacer a los chefs y que queden felices. Ha sido un reto lograrlo en crisis, pero este no paramos. Esta es una forma de resistir”.

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