La fila arranca en la puerta del palacete de Juncal y Cerrito, donde la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, tiene su despacho, y se extiende hacia el sur por la 9 de Julio, con carteles: “Vení a auditarnos”, se lee en uno, y en otros “Entregá los alimentos” y "Existimos. Acá estamos los comedores fantasma". En la cola casi todas son mujeres. Patricia llegó con sus compañeras. Las presenta : Verónica, Mercedes, Alicia, Johanna, Estela y Nadia; vienen de un comedor de Quilmes. Cuentan que, desde diciembre, no les llega un kilo de comida. Que fueron auditadas: una asistente social pasó a visitarlas hace un mes, anotó todos sus datos y comprobó que poseen el equipamiento requerido para cocinar para 300 personas, pero les aclaró “yo hago el relevamiento solamente, después todo queda a decisión del ministerio”. Y no tuvieron más novedades, la comida que esperaban siguió sin llegar. O sí las tuvieron, porque a las seis encargadas de la cocina les dieron de baja el plan Nexo y ahora están cobrando la mitad de lo que ganaban: 78 mil pesos mensuales. Entre la falta de alimentos y la baja de los planes, el funcionamiento del comedor entró en crisis. De abrir todos los días pasaron a preparar un guiso flaco tres veces por semana. La mala es generalizada: hasta los carniceros del barrio, que antes les daban huesos y grasa, hoy no quieren donar nada. Todo lo ponen a la venta.
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