• hace 6 años
¨Las hallacas nos representan¨, comparte la chef Mercedes Oropeza mientras en el restaurante Hajillo´s apostado en El Hatillo, las va elaborando con su joven brigada que aprende con ella.

La relevancia de este plato esencial para los venezolanos no sólo está en la complejidad de una receta única: también en el ritual de elaborarlas, habitualmente en colectivo, hasta servirlas en Navidad. ¨Para mí la hallaca es un plato muy importante. En ese estuche finito que guarda un guiso hay ingredientes que no son nuestros como la aceituna, alcaparras y pasas, pero con un sabor nuestro. Es lo que somos: un desorden con orden¨.

Oropeza las elabora según la receta caraqueña que aparece en Mi Cocina. A la manera de Caracas que aprendió en la cocina de Don Armando Scannone, autor de este recetario fundamental. Pero ella le otorga su sello. ¨Hago el guiso por el libro rojo pero varían los adornos: llevan una ciruela pasa porque mi abuela materna se las ponía. En vez de tocino, les pongo tocineta. Les agrego un aro de cebolla, pimentón verde y rojo, rodajitas de ají dulce. Si tengo almendra, se las pongo. Si no, le pongo merey¨.

La hallaca está tan vinculada a los afectos íntimos de los venezolanos que a esta chef ha pasado en varias ocasiones que, personas que no conocen su hallaca, preguntan antes ¨¿Se parece a la de mi mamá?¨. ¨Cuando me pasó la primera vez no entendía porque yo no los conocía ni a ellos ni a su mamá. Pero me ha pasado en varias ocasiones y con gente distinta lo que demuestra que la gente busca los sabores de su memoria¨.

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