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TANGUITO - LA VERDADERA HISTORIA - CRÓNICA MUSICAL

José Alberto Iglesias, también conocido como Tanguito, Tango, Ramsés VII, Donovan, El Protestón o Susano Valdez, murió una madrugada de 1972, antes de cumplir los veintisiete años, aplastado por las ruedas de un tren, a unas cuadras de la estación Pacífico.
No tuvo dinero ni popularidad durante su corta vida.
Escribió un puñado de canciones, de las cuales sólo una llegó a ser realmente famosa: La Balsa, compuesta a medias con Litto Nebbia en el bar La Perla del Once. De las otras, sólo queda una precaria grabación aparecida después de su muerte, realizada cuando ya estaba semidestruido por las drogas y los electroshocks que le daban en el Borda, cuando ya había perdido gran parte de la magia que lo hizo legendario entre los primeros hippies y músicos de rock argentinos, y demasiado provocativo para la policía que lo persiguió implacablemente hasta encerrarlo en el manicomio.
Algunos aseguran que era un ser fuera de lo común; otros dicen que el mito supera largamente el moderado talento que tenía como músico. Todas las personas que lo conocieron bien aparecen en las páginas de este libro, cuya investigación demandó casi siete años de trabajo a Víctor Pintos.
Hoy, cuando Tango se ha convertido en un fenómeno de masas, este libro se vuelve imprescindible para conocer la verdadera historia de Tanguito, su lirismo, su locura y su autodestrucción, y cómo fueron en Buenos Aires aquellos años dorados e ingenuos del amor y la paz, de la revolución del sexo y el rock en una sociedad hipócrita y temerosa de los cambios que iban a ocurrir inevitablemente.
El autor de este libro, nos cuenta como y que lo llevó a escribir este libro.
Comencé esta investigación que reconstruye la vida de Tanguito en el verano de 1982, para una nota que publicó la revista Expreso Imaginario en el número de abril de ese año.
La retomé en 1987, cuando Marcelo Piñeyro me convocó para que hiciera un informe periodístico en el que pudiera basar el guión de una película con la que quería debutar como realizador.
Inmediatamente después de que entregara el material, Piñeyro y Juan Carlos Muñiz iniciaron la escritura de los primeros guiones de Tango feroz, cuya versión definitiva escribieron el director y Aída Bortnik. A medida que el proyecto de la película apuntaba cada vez más claramente a recrear la leyenda, y no la vida real de Tango, me fui convenciendo de que alguien tendría que escribir el libro con la verdadera historia. Por eso continué con mi acercamiento al personaje real que había generado el mito.
En el verano del 93, después de haber trabajado en la preproducción de Tango Feroz como asesor musical, me puse a ordenar los casi 200 reportajes con distintas personas que había hecho sobre Tanguito durante once años. Y, como en las novelas de espionaje, sobre esos tramos finales del trabajo surgieron los datos y los testimonios decisivos par rearmar fidedignamente la historia.
Por ejemplo, la aparición de Tango Bis, el personaje que nunca había aceptado hablar de su especial relación con Tanguito. O los datos sobre el Borda, que me facilitó uno de los médicos que dirigieron el servicio de drogadictos que existía allí en 1972. O los relatos de quienes compartieron con Tango sus últimos días de encierro en ese neuropsiquiátrico, y lo vieron escapar en la mañana del 19 de mayo.
Con los testimonios de medio centenar de informantes -familiares, amigos y conocidos-, y una completa carpeta de recortes, material diverso de archivo, registros de su paso por escuelas, comisarías, hospitales y cárceles, me puse a escribir el libro a comienzos del 93, mientras Piñeyro se moría de ansiedad porque había terminado su película y todavía no tenía fecha de estreno.
Descarté la narración novelada porque creí no tener la autoridad suficiente: mal podía ser el relator de su vida, si no lo conocí personalmente. Además, me resultaba llamativo cómo se contraponían algunos testimonios con otros, sencillamente porque la memoria no siempre registra de la misma forma lo vivido, y es lógico que cada cual tenga su propia versión de lo que pasó.
Debido a eso, opté por la fórmula más sencilla y a la vez más heterogénea de contar la historia: encadenar los testimonios y conservarlos tal como figuran en las cintas, con su intensidad y su aspereza coloquial, y sus coincidencias y disensos. De esa forma, creo, el lector podrá sentir que está compartiendo una mesa de un bar -¿La Perla de Once?- con la gente más cercana a Tanguito, y que esa gente se ha decidido a contarle su historia. Así también, creo, este libro se conecta con la esencia de esa leyenda, que como todas las leyendas se transmitió oralmente a través deltiempo, creciendo, variando, distorsionándose a veces en el camino.

FUENTES : https://loslibrosdelrockargentino

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