• hace 10 años
La madrugada del 3 de diciembre de 1992 el Aegean Sea entraba en el puerto de La Coruña con unas condiciones meteorológicas adversas, con vientos superiores a los 100 km/h y una visibilidad inferior a los 100 m. Por culpa de un golpe de mar —según el capitán del barco— o por seguir una maniobra incorrecta -según la Dirección General de la Marina Mercante- el buque no siguió la ruta fijada por los prácticos y terminó encallando contra los bajos rocosos de las Xacentes, a unos cien metros de la costa, cerca de la entrada del puerto. Según la información del capitán, eran las 4:50 horas.
A las ocho de la mañana el buque encalla frente a la torre de Hércules, próxima a la entrada del puerto. A las 9:45 el buque se había partido en dos secciones, con la proa a 50 m de profundidad. Rápidamente el barco comienza a arder, pues el gas inerte de los tanques avivó la combustión. Desde algo más de media hora antes el capitán autoriza la evacuación de los 28 tripulantes, que son rescatados por los helicópteros de rescate Helimer Galicia, Pesca I y Pesca II, junto al barco de la Cruz Roja Blanca Quiroga.
No hubo víctimas humanas. Fue preciso evacuar a los vecinos del barrio de Adormideras, el más próximo, y unas 300 familias pasaron la noche fuera de sus hogares. Una nube de humo procedente del buque cubrió durante unas horas el cielo de la ciudad, si bien por la tarde se desplazó con el viento hacia Ferrol.
A pesar de que se consiguió extraer unas 6.000 toneladas de crudo, la mayor parte fue vertida al mar o ardió; otra parte de la carga se evaporó gracias a la volatibilidad de ese tipo de petróleo. La escasez de barreras contra la contaminación y la ruptura de algunas de ellas fueron los primeros problemas para frenar una marea negra que llegó a cabo Prior y afectó a las rías de La Coruña, de Ares, de Betanzos y de Ferrol. En total resultaron afectados unos 300 km de costa, limitando la actividad de más de 4.000 pescadores, mariscadores y operarios de depuradoras de moluscos y otras industrias relacionadas con la acuicultura. Las reclamaciones presentadas en concepto de indemnización llegaron a los 300 millones de euros.
Las cifras de animales muertos varían entre los 500 de la Marina Mercante, e los 26.000 conforme a los grupos ecologistas. La popa del Aegean Sea, arrastrada por las olas hasta la torre de Hércules fue durante años un atractivo turístico. Finalmente fue subastada como chatarra a una empresa asturiana. El ancla se conserva en el Aquarium Finisterrae.
Las indemnizaciones a los afectados comenzaron a pagarse en el año 2002 tras un largo proceso judicial en el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

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