• hace 10 años
A menos de 24 horas para que comience la conferencia de paz sobre Siria, la diplomacia internacional va moviendo sus fichas en el tablero de Ginebra II.

El optimismo de los últimos meses se ha ido disipando con la decisión de última hora de la ONU de retirar su invitación a Irán. El organismo internacional no aprueba que la república islámica no acepte la transición política en el país árabe acordada en la anterior reunión.

Una condición que para Rusia es contraproducente.

“Los que piden que se rechace la invitación de Irán son los mismos que insisten en que el comunicado de Ginebra acabe con un cambio de régimen. Es solo una interpretación y una interpretación deshonesta de lo que se acordó el 30 de junio del año pasado en Ginebra. Pero ahora resulta que aquellos que interpretaron de esta forma el comunicado de Ginebra y que imponen un cambio de régimen como condición preliminar para el diálogo están ampliamente representados entre los invitados de esta conferencia de paz”, decía el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov.

Las potencias occidentales abogan por un Gobierno de transición en Siria aunque sin especificar si contará con la presencia de Bachar al Asad. El miércoles será la primera vez que el presidente sirio se siente en la misma mesa con la oposición.

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