• el mes pasado
Xavier Vidal - Folch reflexiona sobre el reciente accidente del trabajador que inspeccionaba el colegio en ruinas de Massanasa.

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Transcripción
00:00Morir después de los muertos es doblemente triste, le ha pasado a un trabajador de 51 años que
00:06inspeccionaba el colegio en ruinas de Masanasa, en el epicentro de la Riada Valenciana. A las víctimas
00:12del temporal les tocó la fatalidad, por el maldito azar, por la falta de alerta oficial, porque la
00:19rapidez de la tromba les impidió reaccionar. Algunos pudieron al menos resistirse, y junto
00:25a los más de 200 muertos, otros muchos más se salvaron. El fallecido de ahora no tuvo opción,
00:33parece, y de él apenas sabemos nada. Trabajaba para la empresa pública Traxa, que entre otras
00:39cosas se dedica a la reparación de infraestructuras. Extrañamente ni siquiera ha trascendido su nombre
00:45cuando el accidente se produjo ayer. Sabemos que la estructura del colegio evidenciaba un pésimo
00:53estado, en el nivel rojo, el más grave, y que por eso lo habían precintado. Dice la empresa que
01:00llevaba puesto el equipo de protección correspondiente, y que estaba junto a varios
01:06miembros de la unidad militar de emergencias, que resultaron ilesos. El presidente autonómico,
01:12Carlos Mazón, tenía previsto el domingo acudir al pueblo, anuló la visita o la aplazó. El sacrificio
01:20accidental del trabajador anónimo quizás sirva para recordarnos a todos, y antes que nadie,
01:26a las autoridades, que la zona sigue siendo peligrosa. ¡Qué triste todo!

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