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00:00Buenos días, miramos hacia Valencia pero extraemos consecuencias para Balears. Solo hay un fenómeno
00:05que causa más comentarios que las carreteras atascadas y son las estanterías vacías de los
00:10supermercados. La semana pasada volvió a repetirse a escala moderada la inquietud por la ausencia de
00:16determinados productos. Lo llaman desabastecimiento, una palabra demasiado larga para describir una
00:22carencia. No debería emplear más de cuatro letras. Lo curioso del vaciado de la semana pasada es que
00:27no existía ninguna circunstancia que lo justificara en la magnitud que alcanzó. Una parte importante
00:33de los productos nos llegan de Valencia a empresas valencianas afincadas en Balears, pero la tragedia
00:38al otro lado del Mediterráneo multiplicó su impacto. Ahí está el problema a calibrar para
00:43futuros desabastecimientos. Si se produce una auténtica catástrofe a escala estatal o europea
00:49y el catálogo de desastres es demasiado amplio para detallarlo aquí, nos quedamos a solas. Nadie va a
00:56auxiliar. No somos cuatro islas con sus respectivas fronteras dejadas de la mano de Dios en caso de
01:01emergencia planetaria. Y al despreciar la agricultura y el autoabastecimiento, otra
01:06palabra larga, hemos entregado nuestro futuro a la voluntad de los demás. Pagando, claro.