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Transcripción
00:00Amélia siempre había sido una mujer de alma soñadora. Con apenas 25 años irradiaba una luz
00:06que atraía a quienes la rodeaban una mezcla perfecta entre dulzura y determinación. Desde
00:12niña, había crecido con el corazón lleno de sueños que la impulsaban a mirar más allá de
00:17lo cotidiano. Su mayor anhelo era simple, pero profundo, encontrar el amor verdadero,
00:23uno que la hiciera sentir como la protagonista de aquellas novelas románticas que leía en
00:28las tardes lluviosas. Sin embargo, a diferencia de los personajes de esas historias, Amélia no
00:34buscaba castillos ni caballos blancos, sino una conexión sincera y una vida llena de momentos
00:40que pudiera atesorar para siempre. Amélia trabajaba como diseñadora gráfica, un campo
00:46que le permitía canalizar su creatividad y sensibilidad. Cada diseño que creaba tenía un
00:51toque especial, una pizca de su esencia. Fuera en su vida profesional o personal,
00:57todo lo hacía con pasión. Su lema siempre había sido hacer todo con amor y lo aplicaba a cada
01:03rincón de su vida, pero su verdadero sueño era casarse a la orilla del mar, vestida de blanco,
01:08rodeada de la brisa salada y el sonido de las olas. Esa imagen había estado con ella desde
01:14que tenía uso de razón, como una promesa personal de que el amor, cuando llegara,
01:19sería como las aguas del océano, inmenso y eterno. Amélia creía en la magia de los pequeños gestos.
01:27Un amanecer, una carta escrita a mano, una cena bajo las estrellas. Para ella,
01:33la vida estaba hecha de esos momentos, no de grandes hazañas, sino de instantes en los que
01:38el corazón hablaba más fuerte que la razón. Jorge, por su parte, era todo lo opuesto a Amélia.
01:44A sus veintiocho años, había construido un imperio con sus propias manos. Dueño de
01:51una cadena de hoteles de lujo, era considerado un prodigio en el mundo empresarial.
01:56Guapo y elegante, Jorge siempre lucía impecable, con trajes hechos a medida y relojes que
02:02destellaban éxito. Para muchos, él era el epítome del triunfo, un joven que había logrado lo que
02:08pocos podían a su edad. Sin embargo, detrás de su fachada de perfección, Jorge vivía en
02:14una burbuja de pragmatismo. Su vida estaba organizada en cifras, contratos y reuniones
02:20interminables. Para él, el amor no era más que una transacción, un acuerdo que debía ser evaluado
02:27con la misma precisión con la que analizaba una adquisición empresarial. Su única debilidad,
02:32si es que se podía llamar así, era su madre. Hijo único, Jorge había crecido bajo la sombra
02:39de una madre dominante que le inculcó que en la vida sólo importaba el éxito y la acumulación
02:44de riqueza. Y aunque Jorge no lo reconociera abiertamente, aquella enseñanza había moldeado
02:50su percepción del mundo y del amor. A diferencia de Amelia, que veía el futuro a través de sus
02:55sueños, Jorge lo veía como una serie de objetivos por alcanzar. Si bien su vida estaba repleta de
03:02logros, Jorge sentía que algo faltaba, aunque no sabía qué era. Tal vez esa fue la razón por la
03:09que, cuando conoció a Amelia, algo dentro de él cambió, aunque nunca lo admitiría. Amelia y Jorge
03:15se conocieron de la manera más inesperada. Fue en una conferencia sobre innovación y diseño,
03:21donde Amelia, invitada como panelista para hablar sobre la importancia de la creatividad en el mundo
03:27empresarial, se cruzó con él. Jorge, como siempre, estaba allí por negocios. Su única intención era
03:34traer nuevas ideas para sus proyectos, pero cuando Amelia subió al escenario y comenzó a hablar,
03:39capturó toda su atención. Ella irradiaba una frescura y una pasión que Jorge no había visto
03:46antes en alguien. No era sólo lo que decía, sino, como lo decía, con una sinceridad y una
03:52ternura que contrastaban con el frío mundo al que él estaba acostumbrado. Al final de la conferencia,
03:58Jorge se acercó a ella, inicialmente con el propósito de ofrecerle una colaboración profesional,
04:04pero la conversación que siguió fue mucho más que negocios. Amelia, con su encanto natural,
04:10logró sacar el lado más humano de Jorge. Hablaban como si se conocieran desde siempre y él, por
04:17primera vez en mucho tiempo, se sintió relajado. Amelia le preguntó sobre sus pasiones, no sobre
04:23sus logros, y eso lo desarmó. Ella le habló de sus sueños, de su deseo de casarse algún día a la
04:30orilla del mar, y Jorge, que siempre había considerado el matrimonio como un contrato más,
04:35sintió algo diferente. Por primera vez vio el amor a través de los ojos de alguien que lo
04:40consideraba lo más valioso en la vida. Pese a sus diferencias, la relación floreció. Jorge
04:47admiraba la visión de Amelia sobre la vida, su manera de hacer todo con una pasión contagiosa.
04:52Amelia, a su vez, veía en Jorge a un hombre capaz de grandes cosas, pero también a alguien que
04:59necesitaba aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Se complementaban de una
05:05forma peculiar. Mientras Amelia lo llevaba a ver más allá de los números, Jorge le ofrecía
05:11estabilidad y un sentido de dirección que ella apreciaba. Aunque a veces discutían,
05:15especialmente cuando Jorge se enfocaba demasiado en el trabajo, siempre encontraban un punto en
05:21común. Al menos, eso pensaba Amelia. Lo que no imaginaba era que, en el fondo,
05:28Jorge nunca había cambiado por completo. Él seguía viendo el amor como algo efímero,
05:33y en el momento en que la enfermedad golpeara, su verdadera naturaleza saldría a la luz.
05:38Lo que Amelia no sabía era que, mientras ella soñaba con una vida juntos, Jorge calculaba
05:45todo como si fuera un negocio. Y cuando llegara el momento de elegir entre su comodidad y el
05:50sacrificio, Jorge tomaría una decisión que lo alejaría del verdadero amor para siempre.
05:55El día que Jorge decidió proponerle matrimonio a Amelia fue una tarde fría de invierno,
06:01lejos de las imágenes cálidas y soñadoras que ella siempre había imaginado para un momento
06:06tan especial. Jorge, pragmático y directo como siempre, no tenía la menor intención de planear
06:12una propuesta espectacular, de esas que terminan con lágrimas y fuegos artificiales. Para él,
06:18el matrimonio era el siguiente paso lógico en su relación. Llevaban más de un año juntos,
06:25y aunque Amelia iluminaba su vida con su alegría, él seguía viendo todo a través del lente del éxito,
06:30la estabilidad y el futuro. Pensaba que casarse con ella sería una forma de consolidar su vida
06:36personal, tal como hacía con sus empresas. La llevó a cenar a uno de sus restaurantes
06:42favoritos, un elegante lugar con vista a la ciudad. Amelia, ajena a lo que iba a suceder,
06:48estaba emocionada por la cena, aunque notaba en Jorge un aire de seriedad que no lograba
06:53descifrar. Después de los postres, sin más preámbulo, Jorge sacó una pequeña caja de
06:59terciopelo azul de su chaqueta. Amelia se quedó helada, sus ojos abiertos en sorpresa mientras
07:05él abría la caja para revelar un anillo de diamantes perfectamente cortado, brillante,
07:10pero carente de la emoción que ella siempre había soñado. Amelia, creo que ya hemos llegado a un
07:16punto en nuestra relación donde lo más lógico es casarnos. Sé que el matrimonio es importante para
07:23ti, así que ¿te casarías conmigo? Jorge habló con una serenidad calculada,
07:28como si estuviera cerrando un trato más en su imperio empresarial. Amelia parpadeó,
07:33desconcertada por la frialdad del momento. Ella había imaginado un compromiso lleno de romanticismo,
07:39algo íntimo, lleno de emoción. Pero allí estaba Jorge, su rostro calmado, esperando una respuesta
07:47como si todo estuviera predefinido. A pesar de la falta de drama, Amelia sonrió, su corazón
07:53todavía latía fuerte porque, en lo profundo, ella amaba a Jorge. Sabía que él no era un hombre de
08:00grandes gestos románticos, y aunque algo en su interior deseaba un poco más de pasión en ese
08:05momento, aceptó. Sí, Jorge, me casaré contigo. Jorge le colocó el anillo en el dedo, y por un
08:13breve instante el mundo de Amelia pareció detenerse, estaba comprometida. El sueño de
08:19su boda, ese que había tenido desde niña, comenzaba a materializarse. Aunque la propuesta
08:26no fue como lo imaginó, estaba emocionada de lo que vendría. Desde que Amelia tenía uso de razón,
08:32siempre había soñado con una boda perfecta, rodeada por la naturaleza, donde el cielo y el
08:37mar se fundieran en el horizonte, como si la inmensidad del océano fuera testigo de su amor.
08:42Para ella, la boda no era sólo un evento, era la manifestación de sus sueños más profundos,
08:48vestida de blanco, caminando descalza sobre la arena, con la brisa salada acariciando su cabello
08:54y las olas del mar rompiendo suavemente a sus pies. Quería que cada detalle reflejara lo que
09:00sentía por Jorge, algo puro, sereno y lleno de esperanza. Después del compromiso, Amelia
09:07comenzó a imaginar cada detalle. La decoración sería sencilla pero elegante, flores silvestres
09:12que se entrelazaran con la madera rústica de un altar improvisado y velas que iluminaran la noche
09:18cuando el sol se escondiera tras el océano. Pero lo más importante para ella no eran los arreglos
09:24ni los invitados, sino la sensación de estar viviendo el sueño que siempre había tenido,
09:28con Jorge a su lado, haciendo realidad esa promesa que guardaba en su corazón. Cada vez
09:34que hablaba con Jorge sobre la boda, su rostro se iluminaba. Para Amelia, este no era sólo un paso
09:40más en la vida, era el momento en el que su amor sería sellado ante el mundo, un amor que ella
09:45creía que sobreviviría a todas las pruebas. Pero, para su desconcierto, Jorge siempre la escuchaba
09:52con un aire distante, como si aquello fuera sólo otro evento en su apretada agenda. Él la dejaba
09:58soñar, pero nunca se sumergía en esos sueños junto a ella. Los primeros meses de compromiso
10:04fueron una mezcla de ilusión y pequeñas decepciones que Amelia trataba de ignorar. Jorge, cada vez más
10:10inmerso en su trabajo, pasaba largas horas en la oficina, dejando poco tiempo para los planes de
10:16boda. Cuando Amelia le hablaba con entusiasmo sobre los preparativos, él la escuchaba a medias,
10:22asintiendo distraídamente mientras revisaba su teléfono o respondía correos urgentes.
10:28Para él, los detalles de la boda no eran más que un trámite, algo que debía organizarse sin robarle
10:34demasiado tiempo a su trabajo. Al principio, Amelia intentaba justificarlo. Sabía que Jorge era un
10:42hombre ocupado, y su éxito en los negocios era una de las cosas que la habían atraído hacia él.
10:47Sin embargo, comenzaba a darse cuenta de que, para Jorge, su carrera siempre estaría en primer lugar.
10:54Mientras ella soñaba con momentos compartidos en los que elegirían juntos el lugar de la boda
10:59o la música que sonaría durante la ceremonia, Jorge delegaba esas decisiones a un organizador
11:04de eventos. Su participación en el proceso era mínima, y poco a poco, Amelia empezó a sentir
11:11que estaba sola en la planificación de lo que debería ser el día más importante de ambos.
11:16«Amelia, amor, lo que tú decidas estará bien. Confío en tu buen gusto», decía Jorge cada vez
11:23que ella intentaba involucrarlo. Amelia sonreía, pero una inquietud comenzaba a crecer en su interior.
11:29¿Acaso Jorge no compartía la emoción de ese día? Las diferencias entre ellos,
11:35que antes parecían pequeñas y hasta encantadoras, ahora empezaban a pesar.
11:41Mientras ella soñaba con una boda llena de emociones y significado, él la veía como un
11:46simple paso más hacia el futuro. Esa distancia emocional entre ellos, que Amelia intentaba no
11:52ver, estaba abriéndose como una grieta cada vez más profunda. El trabajo de Jorge se convertía
11:59en su prioridad. Reuniones inesperadas, viajes de negocios y compromisos laborales se interponían
12:05constantemente entre ellos. A veces, Amelia pasaba tardes enteras esperando que él regresara
12:11para cenar, sólo para recibir un mensaje disculpándose por quedarse tarde en la oficina.
12:16La soledad comenzaba a instalarse en el corazón de Amelia, y aunque ella todavía se aferraba al
12:22amor que sentía por Jorge, no podía evitar preguntarse si ese amor era suficiente para
12:27superar el peso de sus diferencias. Aún no podía imaginar lo que estaba por venir.
12:35El día que Amelia recibió la noticia fue uno de esos días que, a primera vista,
12:39no parecen presagiar nada fuera de lo común. El sol brillaba suavemente sobre la ciudad,
12:45y Amelia había pasado la mañana trabajando en un nuevo proyecto creativo. No se sentía del
12:51todo bien, pero asumió que era por el cansancio acumulado de los últimos meses. Las pequeñas
12:57molestias que había estado experimentando, el agotamiento constante, los moretones inexplicables,
13:03la pérdida de peso, parecían insignificantes comparadas con los planes que la llenaban de
13:08ilusión. Pero algo en su cuerpo no estaba bien, y sus visitas al médico se volvieron más frecuentes.
13:14Esa tarde, sentada en la fría silla del consultorio, con las paredes de un blanco
13:20aséptico rodeándola, escuchó las palabras que cambiarían su vida para siempre.
13:24«Amelia, hemos hecho todas las pruebas necesarias, y me temo que el diagnóstico es leucemia. Es una
13:32forma agresiva y está en una etapa avanzada. Vamos a necesitar actuar rápido», dijo el doctor
13:38con una voz serena, pero cargada de gravedad. Por un instante, todo se volvió silencio.
13:44Amelia se quedó quieta, como si el mundo se hubiera detenido. Sus ojos se llenaron de lágrimas,
13:51pero no eran lágrimas que caían. Eran lágrimas que se mantenían ahí, suspendidas en el borde
13:57de la realidad que acababa de desmoronarse ante ella. Sintió que el aire se volvía más denso,
14:03que su pecho no lograba expandirse lo suficiente para respirar con normalidad.
14:07La palabra terminal rebotaba en su mente como un eco ensordecedor.
14:12«¿Cuánto tiempo?», preguntó, con la voz quebrada, sabiendo que la respuesta que
14:18temía estaba cerca. El doctor bajó la mirada antes de hablar. «Si respondemos
14:24bien al tratamiento, tal vez tengamos unos meses, pero te recomiendo que prepares todo lo necesario».
14:30Amelia salió del consultorio sin decir mucho más. Caminó por las calles con una mezcla de
14:37incredulidad y tristeza. El futuro que había imaginado, lleno de planes y sueños, se desvanecía
14:44ante sus ojos. El diagnóstico era como una sombra que envolvía todo, oscureciendo incluso su deseo
14:50más profundo, casarse con Jorge, vestida de blanco, a la orilla del mar. Cuando llegó a casa,
14:57Jorge ya estaba ahí, sentado en el sofá con su ordenador portátil frente a él,
15:02inmerso en algún contrato importante. Amelia, aún en shock, lo miró desde la puerta,
15:08sin saber cómo empezar la conversación que estaba a punto de cambiar todo.
15:12Finalmente, tomó aire y, con una voz que luchaba por mantenerse firme, dijo,
15:18«Jorge, necesito hablar contigo». Él levantó la vista, notando la palidez en su rostro. Dejó su
15:26portátil a un lado y se acercó, preocupado, pero manteniendo ese control calculado que siempre lo
15:31caracterizaba. «¿Qué pasa, amor?», preguntó, mientras le acariciaba la mejilla. Amelia le
15:39contó todo, intentando no quebrarse por completo. Las palabras salieron lentamente, cada una de
15:45ellas pesando más que la anterior. Al pronunciar leucemia y terminal, sintió que algo se rompía
15:52dentro de ella. Esperaba que Jorge la abrazara, que dejara caer esa fachada de frialdad y la
15:58reconfortara. Pero lo que recibió fue algo completamente distinto. Jorge, aunque impactado,
16:05mantuvo una expresión neutral, casi profesional. Durante unos segundos, se quedó en silencio,
16:11como si estuviera procesando la información de la manera en que lo haría con un problema en su
16:16empresa. Finalmente, suspiró y le dijo, «Amelia, lo siento mucho. Esto es, esto es realmente
16:24inesperado. Pero necesitamos ser prácticos ahora. Debes enfocarte en los tratamientos,
16:30y veremos qué hacer más adelante». Ella parpadeó, esperando algo más. Algo que
16:37indicara que él comprendía lo que eso significaba para ella, para ellos. Pero Jorge ya estaba
16:43pensando en cómo reorganizar su vida para adaptarse a la situación, no en el dolor
16:48o el miedo que Amelia sentía. «Quizá deberíamos posponer la boda», agregó sin titubear.
16:53«Sé que querías algo grande, pero con tu salud en este estado, no tiene sentido gastar
16:59dinero y energía en una celebración cuando hay cosas más importantes que atender. Tenemos
17:04que ser realistas». Esas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre Amelia.
17:10«Posponer la boda. Realistas». Él hablaba como si todo fuera una simple ecuación que no cuadraba,
17:18una inversión que ya no valía la pena. Se dio cuenta, en ese momento, de que Jorge
17:24nunca había entendido lo que ese día significaba para ella. El matrimonio no era solo un evento,
17:30era la promesa de un amor eterno, algo que ni siquiera la muerte podía quebrantar.
17:35Pero para Jorge se trataba de una decisión pragmática. Esa noche, Amelia no durmió.
17:42Se quedó despierta, mirando el techo, con la mente inundada de pensamiento sobre lo que venía.
17:48La leucemia estaba allí, en su cuerpo, avanzando más rápido de lo que ella podía procesar. Pero,
17:55a pesar de todo, no podía renunciar a su sueño. La imagen de ella, caminando hacia el altar a la
18:02orilla del mar, con la brisa acariciando su piel, seguía viva en su corazón. No importaba
18:08lo que Jorge dijera, ella aún quería casarse, aún quería que ese momento fuera suyo, a pesar
18:14de que su tiempo se agotaba. Amelia empezó a planear en silencio. Si Jorge no quería una
18:20boda grande, no importaba. Ella estaba dispuesta a reducirlo todo a lo esencial, a lo más simple.
18:27No necesitaba lujos, solo necesitaba estar rodeada por el mar y sentir que,
18:32al menos en ese instante, su vida era completa. Entre los tratamientos, que la debilitaban cada
18:38día más, y las visitas al hospital, Amelia mantenía su esperanza. Hablaba con proveedores,
18:44buscaba vestidos más sencillos, pero siempre manteniendo esa visión que la sostenía.
18:49Cada paso que daba en dirección a su boda la hacía sentir viva, como si aún tuviera algo
18:55de control en un mundo que de repente se había vuelto incierto. Jorge, mientras tanto,
19:01se distanciaba cada vez más, sumido en su trabajo, tal vez porque no sabía cómo lidiar con la
19:06fragilidad de la situación. Y aunque eso rompía un poco más el corazón de Amelia, ella seguía
19:12adelante, aferrándose a lo único que le quedaba, su sueño de amor, de una boda frente al mar,
19:17incluso si eso significaba hacerlo sola. La tensión había estado creciendo entre Amelia
19:23y Jorge desde el diagnóstico. Cada conversación sobre la boda se sentía más distante, más vacía
19:30de lo que ella había soñado. Jorge había dejado de participar por completo, y aunque Amelia
19:35continuaba planeando en silencio, sabía que algo no estaba bien. La noche en que todo se rompió,
19:42Jorge llegó a casa más tarde de lo usual. La expresión de su rostro era seria, como si hubiera
19:48tomado una decisión importante. Se sentó frente a ella en la sala, en silencio por unos instantes,
19:54antes de pronunciar las palabras que destruirían el frágil castillo de sueños de Amelia.
19:59Amelia comenzó, su voz neutral, casi fría. He estado pensando mucho sobre todo esto,
20:07sobre lo que está pasando contigo, con nosotros. Amelia, que ya sentía una profunda inquietud,
20:13se quedó quieta, con el corazón latiendo rápidamente. Algo en la forma en que Jorge
20:19hablaba le indicaba que esa conversación no terminaría bien. Creo que lo más sensato,
20:25continuó, es que cancelemos la boda. Amelia sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.
20:30¿Cancelar la boda? No podía haber escuchado bien. Buscó su mirada, esperando alguna señal de duda,
20:39pero Jorge parecía completamente seguro de lo que decía. No tiene sentido gastar dinero y esfuerzo
20:45en una boda cuando, cuando sabemos que tu estado de salud es tan delicado. Amelia,
20:50debemos ser realistas. La boda, el vestido, la ceremonia, todo eso es un lujo innecesario ahora.
20:58Deberíamos enfocarnos en tu tratamiento, en lo que verdaderamente importa. Es lo lógico,
21:05cada palabra que salía de la boca de Jorge golpeaba a Amelia como una tormenta. Él hablaba
21:11de lógica, de sentido práctico, como si la boda fuera un simple evento que podía ser descartado
21:16sin más. Pero para ella, ese día representaba mucho más que una ceremonia. Era el símbolo
21:23de todo lo que había soñado, una promesa de amor eterno, una última esperanza en medio de
21:29la tormenta que se avecinaba. ¿Cancelar la boda? Repitió ella en un susurro, incrédula,
21:36sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas. Pero, Jorge, este es mi sueño, nuestro sueño. No puedo,
21:44no puedo creer que estés diciendo esto. Jorge mantuvo su postura, su expresión inmutable,
21:49como si no pudiera comprender la magnitud de lo que acababa de decir. Amelia, es sólo una boda.
21:56Lo que importa es que estés bien. Todo lo demás es secundario. No tiene sentido gastar en algo que
22:04no tiene futuro. Futuro. Esa palabra se quedó flotando en el aire como una daga invisible.
22:10Para Jorge, la boda sólo tenía valor si venía acompañada de una vida larga y estable. Pero
22:18para Amelia, el amor debía trascender el tiempo, incluso si sólo les quedaba un instante.
22:23Las palabras de Jorge resonaron en la mente de Amelia una y otra vez como un eco doloroso que
22:29no podía acallar. Se quedó en silencio por un largo rato, incapaz de procesar la frialdad con
22:35la que Jorge había hablado. Todo lo que ella había creído sobre el amor, todo lo que había
22:41imaginado para su futuro juntos, se desmoronaba ante sus ojos. Las lágrimas que había intentado
22:47contener comenzaron a rodar por sus mejillas. No eran sólo lágrimas de tristeza, sino de una
22:54profunda decepción. ¿Cómo era posible que el hombre al que amaba no comprendiera el significado
22:59de lo que estaban a punto de perder? ¿Cómo era posible que viera la boda como una pérdida de
23:05tiempo y dinero, cuando para ella representaba el último sueño que le quedaba? Amelia había
23:10aceptado que su vida se estaba acortando, que el destino le había jugado una cruel partida. Pero
23:16nunca imaginó que Jorge, el hombre que había prometido amarla, la abandonaría en el momento
23:22en que más lo necesitaba. «Creí, creí que esto significaba algo para ti», susurró Amelia,
23:28su voz rota. «Creí que nuestra boda era más que una simple celebración. Pensé que realmente
23:34querías pasar el resto de tu vida conmigo, aunque ese resto fuera corto». Jorge apartó la mirada,
23:41incapaz de sostener su dolorosa vulnerabilidad. Para él, el amor siempre había sido algo que
23:47encajaba en sus planes, algo que debía ser eficiente y conveniente. Pero ahora,
23:53con Amelia enfrentándose a su enfermedad terminal, lo veía más como una carga que como una promesa.
23:58«Amelia, no es que no te quiera», intentó explicar. «Es sólo que debemos ser prácticos.
24:06No tiene sentido aferrarse a algo que, que no va a durar». Esas palabras fueron la estocada final.
24:12El amor, para Jorge, sólo tenía valor si estaba destinado a ser duradero y perfecto. No había
24:19espacio en su corazón para el sacrificio, para el amor que lucha a pesar de las circunstancias,
24:24para el amor que elige estar presente, incluso en los momentos más oscuros. Amelia lo miró
24:31fijamente, como si intentara encontrar en sus ojos alguna chispa de compasión,
24:35alguna señal de que él también sentía el peso de lo que estaba a punto de perder.
24:39Pero no la encontró. Jorge estaba completamente convencido de que estaba haciendo lo correcto,
24:46y en ese momento, Amelia entendió lo que él nunca podría darle, amor verdadero.
24:51Se levantó lentamente del sofá, su cuerpo temblando, no sólo por la enfermedad que
24:56la debilitaba día a día, sino por el dolor de un corazón roto. «Si no crees que vale la pena
25:02casarte conmigo ahora», dijo, su voz cargada de una dignidad recién descubierta, «entonces no
25:09me mereces en absoluto». Jorge intentó decir algo, pero Amelia lo detuvo con una mirada firme.
25:15«No necesito tu compasión ni tu lógica. Quería casarme contigo porque te amaba,
25:20no porque fuera lo más conveniente. Y si no puedes entender eso, entonces no hay nada más
25:26que hablar». El silencio llenó la habitación, pesado y denso. Amelia sintió una mezcla de
25:33liberación y dolor profundo. Se dio cuenta de que el hombre que había elegido para compartir su vida
25:39nunca la había amado de la manera en que ella lo necesitaba. Jorge era incapaz de ver más allá de
25:45sus propias ambiciones, de su propia idea de lo que era lógico. A Dios, Jorge, fue lo último que
25:52dijo antes de salir de la habitación, con el corazón destrozado, pero con la firme convicción
25:57de que, a pesar de su fragilidad, aún podía decidir por sí misma. Aquella noche, Amelia se
26:04dio cuenta de que el amor verdadero no se mide por lo que es lógico, sino por lo que estamos dispuestos
26:09a sacrificar por el otro. Y aunque Jorge la había decepcionado de la manera más dolorosa,
26:15sabía que en algún lugar, en alguna forma, el amor que ella soñaba aún existía. Y eso, en el fondo,
26:22era lo único que le daba fuerzas para seguir adelante, a pesar del oscuro destino que le
26:27aguardaba. El fin de su relación con Jorge no fue sólo la ruptura de un compromiso,
26:32fue la liberación de un amor que nunca fue lo suficientemente profundo. Ahora, aunque enfrentaba
26:39la incertidumbre de la vida y la muerte, Amelia lo haría sola, pero con el corazón abierto para lo
26:44que el futuro pudiera traer. Amelia y José compartían una historia que se remontaba a mucho
26:50antes de que las complicaciones del amor adulto y las expectativas rotas entraran en escena. Habían
26:56crecido juntos en un pequeño vecindario, donde las calles aún se llenaban de risas infantiles
27:02y los días parecían interminables. Desde el primer día que se conocieron, en la escuela primaria, José
27:09supo que Amelia sería alguien especial en su vida. Ella era esa niña de cabello suelto y ojos
27:15brillantes que siempre tenía una sonrisa en los labios, y aunque era sólo una niña, ya poseía
27:20esa calidez que luego la definiría como adulta. Amelia y José eran inseparables. Pasaban horas
27:27jugando en el parque, corriendo descalzos por los campos y soñando despiertos con aventuras
27:32que sólo ellos podían entender. José, siempre algo tímido, prefería dejar que Amelia liderara
27:39sus travesuras. Le encantaba escucharla hablar sobre sus sueños, que algún día sería una gran
27:45artista, que viajaría por el mundo y que, por supuesto, se casaría a la orilla del mar. Él,
27:51en silencio, soñaba con acompañarla en cada una de esas aventuras. Con el paso de los años,
27:58su amistad sólo se fortaleció. Mientras Amelia crecía y seguía persiguiendo sus sueños, José
28:04siempre estaba a su lado, brindándole apoyo incondicional. A pesar de sus personalidades
28:10distintas, Amelia soñadora y José más práctico, se complementaban de una manera que no requería
28:15explicación. Él la entendía mejor que nadie, y aunque los caminos de la vida los llevaron a tomar
28:21rumbos diferentes, siempre volvían el uno al otro, como si el destino se empeñara en mantenerlos
28:27conectados. Lo que Amelia nunca supo, o tal vez decidió no ver, era que el corazón de José siempre
28:33había latido por ella de una manera que iba más allá de la amistad. Desde aquellos días de infancia,
28:39José había sentido algo más profundo por Amelia. La forma en que ella iluminaba cada lugar al que
28:45iba, la dulzura con la que hablaba, y su capacidad de soñar incluso en los momentos más difíciles,
28:51lo hacían enamorarse de ella una y otra vez. Sin embargo, José siempre mantuvo sus sentimientos en
28:58secreto. Sabía que Amelia lo veía como un amigo, su compañero incondicional, y nunca quiso arriesgar
29:04esa relación tan especial que tenían. Durante los años, la vio enamorarse de otros hombres, y aunque
29:11su corazón sufría en silencio, siempre se alegraba por ella, porque lo único que realmente quería era
29:17su felicidad. Cuando Amelia le habló por primera vez de Jorge, José sintió un nudo en el estómago.
29:24Sabía que Jorge no era el hombre adecuado para ella, podía verlo en su mirada fría y en la
29:29forma en que hablaba de su trabajo como si fuera lo único que importara. Pero José nunca dijo nada.
29:35Acompañó a Amelia en cada etapa de su relación, apoyándola, escuchándola y reprimiendo sus
29:41propios sentimientos por respeto a la vida que ella había elegido. Sin embargo, la verdad era
29:47que José siempre había estado enamorado de Amelia desde el día en que la vio en aquel parque por
29:52primera vez. Pero el miedo a perder su amistad y a desilusionarla lo había mantenido en silencio,
29:58en segundo plano, observando cómo su amor por ella crecía en la sombra, esperando por una
30:03oportunidad que tal vez nunca llegaría. Cuando Amelia le confesó que estaba enferma, José sintió
30:09que el mundo se derrumbaba a su alrededor. No podía imaginar un mundo sin ella, sin sus risas,
30:15sin su alegría contagiosa. Pero, como siempre, no dejó que su angustia personal se interpusiera.
30:22Sabía que lo que más necesitaba en ese momento era su apoyo, su compañía y, sobre todo, su amor,
30:28aunque nunca se lo hubiera confesado. José se convirtió en una presencia constante en la vida
30:34de Amelia. Cada vez que salía del hospital tras una sesión de tratamiento, él estaba allí,
30:40con una sonrisa y un abrazo que le devolvían el aliento. A diferencia de Jorge, que se había
30:46distanciado más y más a medida que la enfermedad de Amelia avanzaba, José se acercaba cada vez más.
30:52Pasaba horas con ella, viendo películas, paseando por el parque cuando su salud se lo permitía o
30:58simplemente escuchando cuando ella necesitaba hablar. En esos momentos de intimidad, José
31:04sentía que, aunque no fuera su pareja, estaba cumpliendo el papel más importante de su vida,
31:09ser la persona que cuidaba de Amelia, que la hacía sentir amada. Amelia encontraba en José
31:16una paz que no había experimentado con Jorge. No tenía que fingir estar bien cuando estaba con él,
31:21no tenía que preocuparse de ser una carga. José no veía su enfermedad, solo la veía a ella,
31:27la mujer que había sido su mejor amiga desde la infancia, la mujer que amaba en silencio.
31:32Un día, mientras José la ayudaba a caminar después de un tratamiento, Amelia lo miró
31:38con una mezcla de ternura y gratitud. «No sé qué haría sin ti», le dijo,
31:43su voz quebrada por el cansancio. «Eres, eres lo único que me mantiene a flote».
31:49José sonrió, aunque su corazón latía con fuerza. Sabía que nunca podría reemplazar lo que Amelia
31:56había tenido con Jorge, pero en ese momento él era su refugio y eso era suficiente para él.
32:01Sin embargo, cada día que pasaba, sentía que su amor por ella crecía de manera irrefrenable.
32:08No podía seguir ignorando lo que sentía, pero tampoco quería presionarla. José se contentaba
32:15con estar a su lado, incluso si eso significaba seguir siendo solo su amigo. Pero lo que José
32:21no sabía era que Amelia también había comenzado a ver las cosas de manera diferente. Jorge la había
32:27abandonado en su momento más oscuro, mientras que José había permanecido a su lado, sin esperar
32:32nada a cambio. Los ojos de Amelia, cansados por la enfermedad, empezaban a ver lo que tal vez
32:38siempre había estado ahí, el amor de José, constante, profundo y verdadero. Cada día, el vínculo
32:46entre ellos se hacía más fuerte, y aunque Amelia nunca había imaginado una vida sin Jorge, empezaba
32:52a comprender que tal vez el amor que siempre había buscado había estado a su lado todo el tiempo. José
32:57no solo la apoyaba durante su enfermedad, le devolvía la esperanza, la hacía sentir viva,
33:02incluso cuando su cuerpo estaba debilitado. Y en el fondo, Amelia comenzaba a darse cuenta de
33:09que José, su amigo de toda la vida, podría ser el amor que siempre había buscado, el que nunca la
33:14dejaría, sin importar las circunstancias. El hospital, con su luz pálida y el incesante
33:21sonido de los monitores, se había convertido en un lugar familiar para Amelia. Cada rincón
33:27parecía impregnado de historias de lucha, de esperanza y de despedidas. Esa tarde, Amelia
33:33estaba más cansada de lo habitual. La última ronda de tratamiento había sido particularmente difícil,
33:39y aunque su cuerpo le pedía rendirse, su espíritu se aferraba a la vida con una determinación
33:45silenciosa. José, como siempre, estaba a su lado, sosteniéndole la mano, como si ese gesto fuera
33:52todo lo necesario para hacerla sentir segura. José había pasado horas pensando en lo que iba a hacer.
33:58Sabía que no había mucho tiempo, que cada momento con Amelia era precioso, y lo único que deseaba
34:04era hacer realidad el sueño que ella siempre había tenido. Amelia merecía su boda, su momento frente
34:11al mar, aunque las circunstancias fueran distintas a las que alguna vez habían imaginado. Aquella
34:17tarde, mientras el sol se filtraba suavemente por las ventanas del hospital, decidió que ya no podía
34:23esperar más. Amelia, dijo José, rompiendo el silencio con una voz que traía consigo algo más
34:30que consuelo. Ella giró su rostro hacia él, sus ojos cansados pero llenos de ternura. Aunque las
34:36últimas semanas habían sido difíciles, siempre se sentía mejor cuando él estaba cerca. ¿Qué pasa,
34:42José? Preguntó con una sonrisa débil, pero sincera. José respiró hondo, sintiendo el peso
34:50del momento. Nunca había sido alguien que hablara mucho sobre sus emociones, pero en ese instante no
34:57había espacio para silencios. Se arrodilló suavemente al lado de la cama, tomando la mano
35:03de Amelia entre las suyas, y sus ojos, llenos de devoción, se encontraron con los de ella. Amelia,
35:09desde que éramos niños, ha sido la persona más importante en mi vida. Te he visto crecer, reír,
35:15soñar, y también te he visto en tus momentos más difíciles. Siempre he querido lo mejor para ti,
35:22y aunque no siempre lo dije en voz alta, te he amado desde el primer día. Ahora, no puedo
35:28imaginar mi vida sin ti, y sé que el tiempo no está de nuestro lado, pero eso no importa.
35:34Su voz temblaba ligeramente, pero no apartaba la mirada. Quiero cumplir tu sueño. Quiero que
35:41tengas la boda que siempre quisiste. Quiero estar contigo hasta el último momento, y quiero que
35:46sepas que, aunque no tengamos toda una vida por delante, quiero pasar cada segundo que nos quede
35:51contigo. Amelia lo miraba, inmóvil, con los ojos muy abiertos. Sabía que José la amaba, aunque
35:59jamás había puesto en palabras lo que ambos sabían que existía entre ellos. Sin embargo, oírlo
36:05decirlo, sentir la profundidad de su amor en ese momento tan vulnerable, la abrumó. José respiró
36:12hondo y, sin soltar su mano, sacó una pequeña caja de su bolsillo. No era una joya costosa ni
36:18un anillo de lujo, pero el simple aro de plata que sostenía brillaba con el significado más puro,
36:23el amor verdadero. Amelia, quiero casarme contigo. No sé cuánto tiempo nos queda,
36:30pero prometo que cada momento será lleno de amor, de cuidado y de todo lo que siempre ha soñado.
36:35¿Te casarías conmigo? El hospital pareció detenerse. El sonido de los monitores, el ir y
36:43venir de las enfermeras, todo se desvaneció ante las palabras de José. Era una propuesta tan simple
36:50y, a la vez, tan poderosa que dejó a Amelia sin aliento. Amelia no podía contener las lágrimas
36:56que comenzaron a caer por su rostro, no de tristeza, sino de una profunda gratitud que
37:01nacía de lo más hondo de su ser. El gesto de José era todo lo que ella nunca había esperado,
37:07y sin embargo, en ese preciso momento, no podía imaginar algo más perfecto. El hombre que había
37:14estado a su lado en cada paso, que la había cuidado y amado en silencio durante tanto tiempo,
37:19ahora estaba ofreciéndole lo único que Jorge nunca pudo darle, un amor incondicional, un amor
37:24que no estaba limitado por el tiempo ni por las circunstancias. José susurró a Amelia,
37:29su voz quebrada por la emoción. No sé qué decir. No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por
37:37mí. Nunca, nunca imaginé que alguien pudiera amarme de la forma en que tú lo haces. Se detuvo
37:44un instante tratando de encontrar las palabras adecuadas. Siempre había soñado con una boda
37:50perfecta, con el vestido blanco y el mar de fondo. Pero en ese momento comprendió que el verdadero
37:56significado de su sueño no estaba en el lugar ni en los adornos. Estaba en el acto de amor puro y
38:02desinteresado que José le estaba ofreciendo. No tengo mucho tiempo, lo sé, continuó Amelia,
38:08con lágrimas que seguían rodando por sus mejillas. Pero quiero pasar cada segundo contigo.
38:14Quiero ser tu esposa, quiero cumplir ese sueño que siempre tuve, pero ahora con el hombre que
38:20realmente me ha demostrado lo que es el verdadero amor. José no pudo contener más sus emociones. Sus
38:27ojos también se llenaron de lágrimas mientras miraba a Amelia, sintiendo que, aunque la vida
38:33les había dado un giro cruel, en ese momento tenían todo lo que necesitaban. Se acercó y la
38:38abrazó con suavidad, como si quisiera protegerla del mundo, como si su amor pudiera aliviar el dolor
38:44que ella había estado soportando. Gracias, gracias por amarme de esta manera, dijo Amelia,
38:50cerrando los ojos mientras sentía la calidez de José rodeándola. Sí, quiero casarme contigo.
38:57Quiero pasar mis últimos días sabiendo que fui amada de verdad. El hospital, ese lugar que había
39:04sido testigo de tantas tristezas y desilusiones, fue ahora el escenario de un amor que trascendía
39:09el tiempo y la enfermedad. Amelia y José, en ese pequeño rincón, encontraron un momento de paz,
39:15de unión y, sobre todo, de amor verdadero. No importaba lo que les deparara el futuro,
39:22sabían que, a partir de ese momento, sus vidas estaban entrelazadas de una manera que nada ni
39:27nadie podría romper. La boda ya no era un simple sueño. Era una promesa de amor eterno, aunque su
39:35tiempo juntos fuera limitado. Y en ese momento, para Amelia, no había mayor regalo que el corazón
39:41de José, dispuesto a amarla hasta el último aliento. El día había llegado. A pesar de la
39:48enfermedad, a pesar de los obstáculos, Amelia estaba a punto de cumplir su último y más profundo
39:54sueño, casarse a la orilla del mar, vestida de blanco. El suave sonido de las olas rompiendo en
40:00la playa y la brisa salada del océano acariciaban su rostro mientras el sol comenzaba a descender
40:05lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El aire estaba impregnado
40:12con el aroma del mar, fresco y revitalizante, como si la misma naturaleza se hubiera confabulado para
40:17hacer de ese momento algo sagrado. El lugar era sencillo, pero perfecto. Un pequeño altar de
40:24madera, adornado con flores blancas y silvestres, se erguía frente al mar. A los lados, algunos amigos
40:31íntimos y familiares cercanos observaban en respetuoso silencio sus corazones conmovidos
40:36por la escena que tenían ante ellos. No había extravagancias ni decoraciones ostentosas, pero
40:42en la simplicidad de todo residía una belleza pura, innegable. Amelia caminaba descalza sobre
40:49la arena, sosteniendo el brazo de José. Su vestido, un simple diseño de lino blanco que ondeaba
40:55suavemente con la brisa, resaltaba su fragilidad física pero también la fortaleza de su espíritu.
41:00A cada paso que daba, sentía la conexión con la tierra, con el agua, con todo lo que siempre
41:07había imaginado desde niña. Estaba viviendo ese sueño que había atesorado en su corazón
41:12durante tantos años, y lo hacía con el hombre que la amaba de la manera más profunda e incondicional.
41:18Los últimos rayos del sol se reflejaban en el océano, creando un espectáculo de luz que parecía
41:24bailar junto a ellos. José la miraba como si fuera la única persona en el mundo. En ese instante,
41:31el tiempo parecía detenerse, y todo lo que había pasado antes, todo el dolor, la enfermedad,
41:37las dudas, se desvanecían en la inmensidad del mar. Frente al altar improvisado, con las olas
41:44lamiendo suavemente la orilla y el cielo cambiando de color, llegó el momento de los votos. No había
41:50un oficiante profesional ni discursos largos, sólo dos almas que habían encontrado su camino el uno
41:56hacia el otro, incluso en medio de la adversidad. José fue el primero en hablar. Su voz, profunda y
42:02suave, temblaba ligeramente por la emoción, pero su mirada era firme y llena de amor. Amelia comenzó,
42:10tomando sus manos delicadamente entre las suyas, desde el momento en que te conocí,
42:14mi vida ha sido mejor gracias a ti. Eres la persona más fuerte, más valiente y más hermosa
42:21que he conocido, y no sólo por tu exterior, sino por tu corazón, por la manera en que siempre has
42:26visto lo mejor en los demás. Hoy, frente a este mar que siempre has amado, quiero prometerte algo
42:33que va más allá del tiempo. Prometo amarte cada día que me quede, sea un día o toda una vida.
42:39Prometo cuidarte, reír contigo y sostenerte en los momentos difíciles. Y aunque el futuro es
42:45incierto, lo único que sé con certeza es que mi vida está completa contigo a mi lado. Amelia,
42:52te amo con todo lo que soy, y siempre lo haré. Amelia lo miraba con los ojos llenos de lágrimas,
42:58pero también con una sonrisa que hablaba de una felicidad más allá de las palabras.
43:03Se tomó un segundo para encontrar su voz, y cuando lo hizo, sus palabras fueron como una brisa suave,
43:09cargadas de sinceridad y amor. José, dijo ella, con la voz quebrada pero firme,
43:15nunca pensé que mi vida terminaría así, pero tampoco pensé que tendría tanta suerte de
43:20tenerte a mi lado. Has estado conmigo en los momentos más oscuros, me has dado luz cuando
43:26todo parecía perdido, y me has mostrado que el amor verdadero no se rinde, incluso cuando las
43:31cosas no salen como lo planeamos. Prometo amarte por siempre, en esta vida y en la siguiente,
43:37porque mi amor por ti no conoce límites. Este momento, aquí, contigo, es más de lo
43:44que alguna vez soñé. Gracias por amarme de la manera que lo haces, te amo, José,
43:50más de lo que las palabras pueden expresar. Sus votos, aunque breves, resonaron con una
43:56profundidad que todos los presentes pudieron sentir. No había grandes gestos, pero cada
44:02palabra estaba cargada de un significado que sólo dos personas que han enfrentado lo peor juntos
44:07pueden comprender. El sonido del mar parecía aplaudir suavemente tras ellos, como si el
44:13universo mismo estuviera bendiciendo esa unión. Cuando las últimas palabras fueron dichas y los
44:19votos intercambiados, José se inclinó y besó a Amelia con una ternura infinita. Fue un beso suave,
44:25cargado de promesas y de un amor tan fuerte que parecía desafiar incluso a la misma muerte.
44:30Amelia sintió cómo su corazón se llenaba de una paz y una felicidad tan profundas que le costaba
44:36creer que ese momento, el que había esperado toda su vida, finalmente era real. Había imaginado esta
44:43boda muchas veces, pero la realidad superaba cualquier sueño que hubiera tenido. No era la
44:49grandiosidad del evento lo que la hacía perfecta, sino el hecho de que estaba allí, en el lugar que
44:54siempre había querido, con la persona que la amaba más allá de las palabras, cumpliendo ese deseo tan
45:00íntimo y personal. A pesar del dolor que a veces la consumía, en ese momento no había enfermedad,
45:06no había sufrimiento, sólo había amor. Y aunque sabía que sus días estaban contados,
45:13nada de eso importaba. Lo único que importaba era que había vivido lo suficiente para sentir este
45:19amor, para caminar descalza sobre la arena, para pronunciar esas palabras que siempre había soñado
45:25decir. José la tomó en sus brazos y juntos caminaron lentamente por la orilla, el agua acariciando sus
45:31pies. Amelia cerró los ojos por un momento, dejando que el sonido del mar y el calor del amor de José
45:38llenaran cada rincón de su ser. Sintió que, a pesar de todo, su vida había sido completa. Había conocido
45:46el amor en su forma más pura, había cumplido su sueño más preciado, y en ese instante se sintió en
45:52paz. —Gracias, José, susurró ella, apoyando su cabeza en su pecho, por hacer realidad mi último
46:00sueño. Y así, mientras el sol finalmente se escondía en el horizonte, Amelia sonrió, sabiendo que había
46:07vivido su historia de amor hasta el final. Los días posteriores a la boda fueron una mezcla de
46:12dulzura y dolor, un delicado equilibrio entre la alegría de haber cumplido el sueño más profundo
46:17de Amelia y la inevitable realidad que se cernía sobre ambos. Amelia, aunque debilitada por la
46:24enfermedad, vivía esos momentos con una paz que sólo el amor verdadero podía otorgar. Cada segundo
46:30que pasaba con José era un regalo, una prolongación de un sueño que ya se había finito. Para José,
46:37cada día junto a ella era una bendición y una prueba de su fortaleza. Sabía que la enfermedad
46:42avanzaba implacable, pero su amor por Amelia lo empujaba a cuidar de ella con una devoción
46:47infinita. José se convirtió en el cuidador perfecto, guiado no sólo por su sentido del deber,
46:53sino por el profundo amor que siempre había sentido por ella. Le preparaba cada comida,
46:59aunque Amelia apenas podía comer. La ayudaba a caminar por la casa cuando sus fuerzas se lo
47:05permitían, y cuando no, la llevaba en brazos al jardín, donde pasaban horas contemplando el cielo.
47:11Cada pequeño detalle estaba impregnado de amor, desde la manera en que le arreglaba el cabello
47:16hasta como le leía en voz alta las novelas que tanto le gustaban. José estaba decidido a hacer
47:21que cada momento contara, y aunque su corazón sufría con cada día que pasaba, jamás dejó que
47:27Amelia viera su dolor. Amelia, por su parte, lo miraba con una mezcla de gratitud y asombro. En
47:34esos días de debilidad, cuando sus fuerzas ya no le respondían como antes, comprendió que el amor
47:40que compartían no sólo la sostenía a ella, sino también a él. José había dejado todo por ella,
47:46había renunciado a sus propios deseos y sueños para estar a su lado, y ese sacrificio no sólo
47:51le daba fortaleza, sino que le mostraba que, a pesar de su enfermedad, había vivido una vida
47:57llena de significado. Mientras los días se deslizaban lentamente, José y Amelia compartieron
48:03conversaciones profundas, muchas de ellas en silencio, simplemente mirándose a los ojos y
48:09dejándose envolver por el amor que los unía. Ambos sabían que el final estaba cerca, pero lo
48:14enfrentaban con una calma inesperada, como si, en su unión, hubieran encontrado la serenidad para
48:19aceptar lo inevitable. Amelia, acostada en su cama una tarde, observaba cómo la luz del sol se
48:26filtraba por las cortinas. Estaba tan débil que incluso hablarle costaba esfuerzo, pero había
48:32algo que quería decirle a José, algo que había estado reflexionando durante días. José susurró,
48:39tomando su mano, —He estado pensando en lo que significa el verdadero amor. Él la miró,
48:45su rostro suavizado por la preocupación, pero lleno de ternura. Apretó su mano suavemente,
48:51dándole el espacio para que continuara. Antes, pensaba que el amor era todo sobre los momentos
48:57perfectos, sobre encontrar a alguien que me hiciera sentir especial todo el tiempo, —dijo
49:03su voz apenas audible. Pero ahora sé que el amor verdadero es mucho más que eso. El amor es
49:09sacrificio. Es estar dispuesto a dar todo por la otra persona, incluso cuando no hay garantías de
49:16que todo saldrá bien. Es aceptar el dolor, las dificultades, y aún así elegir quedarse. José la
49:23escuchaba en silencio, sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas, aunque se esforzaba por
49:28mantenerse fuerte. Me diste más de lo que nunca pensé que podría tener, José. No fue la boda
49:35perfecta lo que me hizo sentir amada, sino todo lo que has hecho desde entonces. Cada día que te
49:42quedaste conmigo, cada vez que me sostuviste cuando no podía seguir. Ese es el verdadero amor. El que
49:49no huye cuando las cosas se ponen difíciles. Y por eso, me siento afortunada, a pesar de todo.
49:56Las palabras de Amelia resonaron en el corazón de José como una verdad que siempre había sabido,
50:01pero que ahora, en sus labios, adquiría un significado más profundo. Él había entregado
50:07todo por ella, y aunque su amor había sido silencioso por tanto tiempo, ahora se daba
50:12cuenta de que ese sacrificio era lo que lo hacía más valioso. Había amado a Amelia de una manera
50:18que iba más allá de los sueños románticos, la había amado en su fragilidad, en su enfermedad,
50:23en su dolor. Y ese amor era eterno, sin importar cuánto tiempo les quedara. El final llegó en una
50:31tranquila noche de otoño. Amelia había pasado el día más débil que de costumbre y José lo
50:36había sabido en el fondo de su corazón. Había estado a su lado todo el día, sin soltar su mano,
50:42mientras ella descansaba en silencio. Esa noche, el cielo estaba despejado y una luna brillante
50:49colgaba sobre el horizonte, iluminando la habitación con una luz suave y plateada. El
50:55mundo parecía haber entrado en un estado de calma, como si la naturaleza misma entendiera
51:00la importancia de lo que estaba por suceder. José estaba sentado junto a la cama de Amelia,
51:05sosteniendo su mano con una delicadeza que contrastaba con la intensidad de sus emociones.
51:11La miraba mientras respiraba lentamente, su rostro sereno, como si ya estuviera lista para
51:16dejar atrás el dolor y encontrar paz. Amelia abrió los ojos, encontrándose con los de José,
51:22y en ese intercambio silencioso, ambos supieron que el momento había llegado. José murmuró ella,
51:29apenas audible. —Estoy lista. José se inclinó, con los ojos llenos de lágrimas,
51:36pero con una sonrisa tranquila en su rostro. —Te amo, Amelia, susurró, su voz entrecortada
51:42por la emoción. —Siempre te amaré. Amelia sonrió débilmente, su mirada llena de amor y
51:49gratitud. Le devolvió el apretón de mano, aunque con las pocas fuerzas que le quedaban, y susurró,
51:55—Gracias, por amarme de la manera en que lo hiciste. Ahora, puedo irme en paz.
52:02Sus palabras flotaron en el aire, llenas de serenidad y aceptación. En ese instante,
52:08mientras la vida lentamente abandonaba su cuerpo, Amelia sintió una calma que nunca antes había
52:14experimentado. Sabía que había sido amada hasta el final, sin reservas, sin condiciones,
52:19y esa certeza le dio la paz que tanto había buscado. Con una última exhalación suave,
52:25Amelia cerró los ojos por última vez, dejando este mundo en silencio, pero con el corazón lleno
52:31de amor. José, aunque destrozado por el dolor de la pérdida, no sentía desesperación. Su amor por
52:38Amelia había sido tan profundo, tan completo, que supo que ella se había ido con la paz de
52:44haber vivido su vida amada en su forma más pura. Mientras las lágrimas corrían por su rostro,
52:49una sensación de serenidad lo envolvió. Amelia se había ido, pero su amor permanecería para siempre,
52:56en su corazón y en cada recuerdo que había construido junto a ella. Y así, en esa tranquila
53:02noche de otoño, mientras la luna iluminaba el cielo, José se quedó allí, sosteniendo su mano
53:08por última vez, sintiendo la serenidad de haber amado y haber sido amado de la manera más completa
53:13posible.

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