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Transcripción
00:00Las dos catedrales grises, una de las primeras señales importantes dando
00:05cuenta del crecimiento del puerto bayense fue cuando en 1906 el directorio
00:10en Londres del ferrocarril del sur, concesionario de la terminal, dio el
00:15visto bueno para construir un nuevo muelle para contener a dos elevadores de
00:19granos, una obra considerada indispensable para agilizar la carga de
00:24los buques que por semanas debían aguardar para poder llenar sus bodegas.
00:28Fue así que se construyó el que hasta nuestros días se menciona como el muelle
00:33de los elevadores, sobre el cual se fabricaron los dos edificios llegados
00:38desde Inglaterra, prefabricados, desarmados en cientos de cajas. Dos
00:43modelos por excelencia de la mencionada arquitectura de la revolución
00:47industrial. Revestidos en chapa se despegaban del piso para que ingresaran
00:52los trenes cargados de cereal, sus fachadas de chapa tenían decenas de
00:56ventanas en muchas de las cuales asomaban las toberas para cargar los
01:01buques que hasta cuatro podían atracar en el muelle. Cada elevador contaba con
01:0672 hilos para 130 toneladas, 10 norias, 10 balanzas, un ascensor, 19 cabrestantes y
01:14una mesa transportadora. El primero fue habilitado en 1908, el segundo un año
01:21después. Cuando en 1910 el poeta Enrique Banks visitó nuestra ciudad como parte
01:28de su trabajo para el libro Ciudades Argentinas, no fue hasta que llegó al
01:32puerto que encontró algo que lo conmovió. Se precisan caminar unas cuadras en el
01:37terreno que barren los vientos marinos para llegar al pie de dos catedrales
01:42grises, imponentes, mirando la inmensidad