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Antonia Alba, abogado del turno de oficio en la provincia de Cádiz, cambió completamente su percepción hacia los hombres, al encontrarse a un varón acusado por violencia machista...

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Transcripción
00:00Yo, desde que empiezo al poco tiempo de estar ejerciendo, entro en el turno de oficio y
00:07llevo temas penales en el turno de oficio penal. Posteriormente, entro en el turno de
00:12oficio de violencia penitenciaria. Estando en el turno penal, un día me llega un tema
00:19de una persona que está denunciada por violencia de género. Cuando yo llego al cuartel, me
00:26comenta el propio Guardia Civil y me dice que este hombre no es problemático, lo conocemos
00:33del pueblo y la mujer es un poco extraña. No creemos lo que ella está denunciando y,
00:39claro, yo en ese momento pienso…, date cuenta de que yo considero que en ese momento estaba
00:44totalmente adoctrinada. Pensaba que todos los hombres eran malos, pero que realmente
00:49yo no conocía a ninguno malo, que todos los que me rodeaban eran buenos. Pero la tele,
00:53como diariamente decía, que había hombres malos, tenía que haberlos. Entonces, yo considero
00:58que ellos están haciendo como una especie de tándem, porque es como un hombre, es como
01:03nos estamos escudando todos, y yo, soberbia de mí, atiendo al hombre con malos modos,
01:09voy a un calabozo. Al siguiente día, al quedar detenido, voy a un calabozo y me encuentro
01:13a un hombre agazapado al final de una celda, con bastante miedo, no me hablaba, no me miraba
01:19los ojos, no me miraba la cara, no contestaba a mis preguntas. Yo, cada vez más enfadada,
01:23cada vez más cabreada, porque no entendía su actitud, cuando su mujer estaba relatando
01:28una serie de hechos y él no me daba ninguna explicación. Acto seguido, yo le doy un papel
01:33para que me pueda firmar y él salta para detrás. Yo me sorprendo, le pregunto qué
01:38le ocurre y me dice que pensé que me ibas a pegar. Cuando yo en ese momento me doy cuenta
01:45de cuál es la situación, tengo que salir del cuarto donde me lo habían sacado de la
01:49celda, un cuarto, para poder hablar con él, me siento con la Guardia Civil, me harto de
01:54llorar porque me sentí mal conmigo misma, al darme cuenta que era otra realidad y que
02:00esa realidad yo no la había contemplado, porque no la había vivido, ni en los juzgados,
02:05ni cerca de mí, o a lo mejor lo había tenido cerca pero no me había dado cuenta, porque
02:10estaba tan cegada con la idea de que los hombres son malos que estaba obnubilada simplemente
02:18nada más con lo que veía y con lo que escuchaba. Yo hablo con la familia de ese hombre, con
02:23los hijos de ese hombre, que tiene dos hijas y un hijo, me comentan que realmente el maltratado
02:28es su padre, que hace mucho tiempo que abandonaron el domicilio familiar para vivir con la familia
02:34de sus respectivas parejas porque era insufrible vivir con su madre, y que el único que quedaba
02:40era su hermano, 17 años, y iba al lado de su padre, que si su padre no salía a la calle
02:45el hermano se iba. Yo ahí comienzo como una penitencia, me doy cuenta de que existe, de
02:52que es una moneda, de que existen dos caras, pero que no sé por qué una no me la muestran.

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