• hace 7 meses
Francina Armengol, de haberse dedicado a ser colegiada, lo habría pasado francamente mal en ese campos de regional de la España de los 70 y 80.

La presidenta del Congreso recurrió a la doble vara de medir y permitió al diputado Gerardo Pisarello, de Sumar, insultar a Santiago Abascal (VOX), pero en cambio impidió que los parlamentarios de esta formación pudiesen defenderse de los ataques de este.

Y todo porque el líder de VOX recordó desde la tribuna una escena protagonizada por Pisarello en 2015 cuando quiso evitar que se colocara en la balaustrada el Ayuntamiento de Barcelona la bandera de España:

Es usted una persona que odia profundamente a España y que aquí viene a disimular y a participar en un intento de romper la convivencia en nuestra patria, además de haber arrancado la bandera de España de la fachada del Ayuntamiento de Barcelona.

Pisarello pidió la palabra por alusiones:
Me siento orgullosamente catalán y latinoamericano y que, aunque fuera de Senegal o de Donosti. No aceptamos ninguna lección alguna de los señoritos que siempre han vivido del cuento y que forman parte de organizaciones históricamente islamófobas y antisemitas y que han ido a rendirle pleitesía al carnicero de Rafah.

Cuando José María Figaredo (VOX) pidió el turno también por alusiones, Armengol se lo negó y ahí comenzaron unos minutos de tensión ante la cacicada perpetrada por la presidenta de la Cámara Baja.

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