• hace 8 meses
Es de coña el sinvivir en que están el PSOE y comparsas con motivo de la boda de José Luis Martínez Almeida y Teresa Urquijo.
Habra algún ingenuo que diga que la asistencia del Rey Juan Carlos al evento le daba un toque político especial, pero no piquen.
Sentado el principio de que el viejo monarca puede hacer en España lo que le salga de las pelotas, lo llamativo -por suicida- es la obsesión de la tropa procree con la estatura del señor alcalde y con su belleza física.
Al margen de que un hortera de 190 centímetros -como Pedro Sánchez- es mucho más ridículo que un señor de 163 -como Almeida- ya me dirán si no hay diferencia y a favor de quien entre un caradura que copió la tesis y a quien escriben los libros y otro que aprobó con brillantez la oposición a Abogado del Estado y redacta sus propios discursos.
Esta izquierda pringosa que nos ha caído encima cataloga a los seres humanos por su estatura física, no por la intelectual y va camino -de la mano de los xenófobos vascos con grupo sanguíneo 0 y de los racistas catalanes separatistas- de instaurar, si les dejamos, algún elemento obligatorio en nuestros atuendos, para identificar por la calle a las razas inferiores: andaluces, manchegos, extremeños, castellanos…
Entrando en lo del atractivo físico, que la banda de ese macarra tan ‘mono’ llamado Óscar Puente, la de ‘Choni’ Montero y ‘Zote’ López se dedique en masa a insultar a Almeida, porque les parece bajito y feo, es de psiquiatra.
Dicho esto, coincidirán conmigo en que resulta sorprendente que en la lista de 56 comparecientes, que deberán desfilar por el Senado ante la comisión de investigación sobre la trama corrupta de las mascarillas, los del PP no hayan incluido ni a Sánchez, que es el jefe de la banda, ni a Begoña que parece la gran conseguidora.
Dicen los de Feijóo que es solo un primer listado y que puede haber añadidos en el futuro, pero choca que aparezcan el consejero delegado de Globalia, Javier Hidalgo, y Carlos Barrabés, benefactor de la cátedra fake de la esposa del presidente, y no figure la que comparte colchón con Sánchez y les facilitó los apaños.
Cabe la posibilidad de que sea pura táctica y que Feijóo prefiera ir dosificando los cartuchos, en lugar de lanzarse a por todas desde el inicio, pero debería tener muy claro que si las cosas fueran al revés, Eva Cardenas, su mujer, estaba ya en el banquillo.
Y a él, los del PSOE -arropados por El País, Cadena SER, RTVE y los periodistas y tertulianos de la ‘Brunete Pedrete’- hace semanas que lo habrían crucificado.
Sin ladrones a los lados, porque ya se sabe que en estos lares los ladrones suelen ser del PSOE o colegas y que Sánchez tiene una irresistible prolijidad a indultarlos.

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