A Sánchez no le cabe un cacahuete a martillazos.
El patético show del jefe del PSOE en el Valle de los Caídos acredita sus nervios y prisas por tapar los follones de su cónyuge
A lo mejor hay quien pica, porque en España hay más tontos que botellines, pero andar resucitando permanentemente una guerra que terminó hace 85 años y ganó un general muerto hace 49 es de una estulticia notable.
Memez que airean histéricos los sumisos periodistas de la ‘Brunete Pedrete’, que por cierto han recibido en los últimos tiempos cerca de cien millones de euros de nuestros impuestos en forma de publicidad oficial.
Por mucho que lo intenten Sánchez y sus palmeros, el escándalo de Begoña Gómez y sus negócietes es tan chusco y tiene tales dimensiones que no hay quien lo tape.
El Valle de los Caídos fue inaugurado en 1959. Allí fueron enterrados 33.847 combatientes de la Guerra Civil, entre ellos 5.800 republicanos, cuyos restos se mezclaron con los de sus adversarios, por decisión de Franco y con la tesis de que el 'sagrado deber’ de honrar a tus héroes ha de ir siempre acompañado del ‘sentimiento de perdón’.
Por cierto y como contó en primicia Josue Cardenas en La Retaguardia este 4 de abril de 2024, resulta que los fémures y calaveras ante los que se fotografió Sánchez, para perfilarse como paladín antifranquista, no son de ninguno de los rojos allí enterrados, sino de nacionales baleados por los milicianos.
Anda el PSOE como pollo sin cabeza. Y prueba de ello es que tras su patético remake de CSI en el Valle, no se les ocurrió nada mejor que montar una parodia del Watergate, acusando a Alfonso Serrano, senador popular y número 2 de Ayuso, de haberse tomado un refresco con el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Como me parece insuperable la hilarante mano de palos, que sacudió Serrano a la tropa progre explicando lo ocurrido, me voy a limitar a reproducir sus palabras:
"Voy a deciros la verdad: intentamos reunirnos en una habitación de hotel y fui a llamar a Begoña Gómez, que ella es quien suele reunirse allí con empresarios, pero no tengo su teléfono. Luego llamamos a La Chalana, y estaba lleno de socialistas por lo que tampoco pudimos ir ahí. Después llamamos al Ramsés, que es donde comienzan las fiestas con prostitutas de diputados del PSOE, pero ahí tampoco había sitio. Por lo que fuimos a tomar una coca-cola en un bar petado de gente en una cristalera frente a la calle”.
No tengo nada que añadir, pero quiero desde Periodista Digital mandar un mensaje a Sánchez y a sus mariachis: vuestro esfuerzo, por levantar cortinas de humo para tapar el affaire, es estéril. Mañana seguiremos hablando de Begoña Gómez S.L.
El patético show del jefe del PSOE en el Valle de los Caídos acredita sus nervios y prisas por tapar los follones de su cónyuge
A lo mejor hay quien pica, porque en España hay más tontos que botellines, pero andar resucitando permanentemente una guerra que terminó hace 85 años y ganó un general muerto hace 49 es de una estulticia notable.
Memez que airean histéricos los sumisos periodistas de la ‘Brunete Pedrete’, que por cierto han recibido en los últimos tiempos cerca de cien millones de euros de nuestros impuestos en forma de publicidad oficial.
Por mucho que lo intenten Sánchez y sus palmeros, el escándalo de Begoña Gómez y sus negócietes es tan chusco y tiene tales dimensiones que no hay quien lo tape.
El Valle de los Caídos fue inaugurado en 1959. Allí fueron enterrados 33.847 combatientes de la Guerra Civil, entre ellos 5.800 republicanos, cuyos restos se mezclaron con los de sus adversarios, por decisión de Franco y con la tesis de que el 'sagrado deber’ de honrar a tus héroes ha de ir siempre acompañado del ‘sentimiento de perdón’.
Por cierto y como contó en primicia Josue Cardenas en La Retaguardia este 4 de abril de 2024, resulta que los fémures y calaveras ante los que se fotografió Sánchez, para perfilarse como paladín antifranquista, no son de ninguno de los rojos allí enterrados, sino de nacionales baleados por los milicianos.
Anda el PSOE como pollo sin cabeza. Y prueba de ello es que tras su patético remake de CSI en el Valle, no se les ocurrió nada mejor que montar una parodia del Watergate, acusando a Alfonso Serrano, senador popular y número 2 de Ayuso, de haberse tomado un refresco con el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Como me parece insuperable la hilarante mano de palos, que sacudió Serrano a la tropa progre explicando lo ocurrido, me voy a limitar a reproducir sus palabras:
"Voy a deciros la verdad: intentamos reunirnos en una habitación de hotel y fui a llamar a Begoña Gómez, que ella es quien suele reunirse allí con empresarios, pero no tengo su teléfono. Luego llamamos a La Chalana, y estaba lleno de socialistas por lo que tampoco pudimos ir ahí. Después llamamos al Ramsés, que es donde comienzan las fiestas con prostitutas de diputados del PSOE, pero ahí tampoco había sitio. Por lo que fuimos a tomar una coca-cola en un bar petado de gente en una cristalera frente a la calle”.
No tengo nada que añadir, pero quiero desde Periodista Digital mandar un mensaje a Sánchez y a sus mariachis: vuestro esfuerzo, por levantar cortinas de humo para tapar el affaire, es estéril. Mañana seguiremos hablando de Begoña Gómez S.L.
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