La realidad es sangrante: unos 4.000 enfermos en España de ELA, una dolencia mortal y degenerativa, que, además, requiere de unos cuidados muy costosos para las familias.
No es un problema menor, ya que la única alternativa que tienen las familias de estos enfermos que no puedan costear la asistencia diaria 24 horas, los respiradores, las camas articuladas, etc. es la eutanasia, ley que sí se ha aprobado bajo el mandato socialista.
Abundan los estudios que señalan el dinero que se despilfarra cada año en el gasto público en duplicidades innecesarias. Ese dinero que sale del bolsillo de empresas y ciudadanos y que se va directamente por el sumidero por ser ineficiente. El reciente informe del Instituto de Estudios Económicos, habla de 60.000 millones de euros anuales de gasto innecesario. Es decir, que si desapareciesen, no se perdería ni una sola prestación o servicio de los que actualmente financia el Estado.
El Gobierno, no sólo tira por el sumidero esos 60.000 millones sino que demuestra músculo presupuestario con ayudas, subvenciones, pagas y estructuras administrativas, para satisfacer distintas bolsas de votos.
Así dedica 400 euros de ayuda directa para jóvenes que cumplen 18 años en una suerte de bono cultural. Esto supone un mínimo de 200 millones de euros anuales de gasto, que podrían sufragar la mitad del coste de los enfermos de ELA.
Es más, sólo con la treceava parte del presupuesto del III Plan Estratégico de Igualdad Efectiva entre Hombre y Mujeres para 2022-2025, sería suficiente para atender a los enfermos de ELA.
No es un problema menor, ya que la única alternativa que tienen las familias de estos enfermos que no puedan costear la asistencia diaria 24 horas, los respiradores, las camas articuladas, etc. es la eutanasia, ley que sí se ha aprobado bajo el mandato socialista.
Abundan los estudios que señalan el dinero que se despilfarra cada año en el gasto público en duplicidades innecesarias. Ese dinero que sale del bolsillo de empresas y ciudadanos y que se va directamente por el sumidero por ser ineficiente. El reciente informe del Instituto de Estudios Económicos, habla de 60.000 millones de euros anuales de gasto innecesario. Es decir, que si desapareciesen, no se perdería ni una sola prestación o servicio de los que actualmente financia el Estado.
El Gobierno, no sólo tira por el sumidero esos 60.000 millones sino que demuestra músculo presupuestario con ayudas, subvenciones, pagas y estructuras administrativas, para satisfacer distintas bolsas de votos.
Así dedica 400 euros de ayuda directa para jóvenes que cumplen 18 años en una suerte de bono cultural. Esto supone un mínimo de 200 millones de euros anuales de gasto, que podrían sufragar la mitad del coste de los enfermos de ELA.
Es más, sólo con la treceava parte del presupuesto del III Plan Estratégico de Igualdad Efectiva entre Hombre y Mujeres para 2022-2025, sería suficiente para atender a los enfermos de ELA.
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