La letra pequeña del proyecto de ley de las condiciones laborales transparentes y previsibles que acaba de llegar al Congreso de los Diputados revela una norma muy descafeinada respecto a lo anunciado por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Anuncios como el del fin de la unilateralidad de los cambios en el trabajo o el de la prohibición de 'represalias' contra el trabajador que no acepte cambios en su jornada de trabajo se han quedado en una mera continuación de lo que ya recogía el Estatuto de los Trabajadores.
Una legislación que ya prohibía estos abusos pero que dejaba alternativas opciones para que las empresas para despedir o forzar una dimisión de esos trabajadores.
Y el nuevo cambio legal las mantiene convierte abiertas. Incluso para los trabajadores a tiempo parcial, cuya protección sí mejora la ley. Pero ni siquiera ellos se verán blindados ante los ceses.
Anuncios como el del fin de la unilateralidad de los cambios en el trabajo o el de la prohibición de 'represalias' contra el trabajador que no acepte cambios en su jornada de trabajo se han quedado en una mera continuación de lo que ya recogía el Estatuto de los Trabajadores.
Una legislación que ya prohibía estos abusos pero que dejaba alternativas opciones para que las empresas para despedir o forzar una dimisión de esos trabajadores.
Y el nuevo cambio legal las mantiene convierte abiertas. Incluso para los trabajadores a tiempo parcial, cuya protección sí mejora la ley. Pero ni siquiera ellos se verán blindados ante los ceses.
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