El turismo espacial es una industria emergente que está creciendo rápidamente.
Empresas como Virgin Galactic o Blue Origin están invirtiendo mucho en esta nueva forma de turismo, que permite a los pasajeros experimentar la sensación de volar al espacio.
Sin embargo, el turismo espacial también tiene un impacto medioambiental.
Los cohetes que se utilizan para lanzar los vuelos espaciales emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono o metano.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, la huella de carbono de un turista espacial es 100 veces mayor que la de un pasajero de un vuelo comercial.
Esto se debe a que los vuelos espaciales son mucho más cortos y utilizan más combustible por pasajero.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del turismo espacial podrían contribuir al calentamiento global y al cambio climático.
También podrían dañar la estratosfera y la capa de ozono.
Empresas como Virgin Galactic o Blue Origin están invirtiendo mucho en esta nueva forma de turismo, que permite a los pasajeros experimentar la sensación de volar al espacio.
Sin embargo, el turismo espacial también tiene un impacto medioambiental.
Los cohetes que se utilizan para lanzar los vuelos espaciales emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono o metano.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, la huella de carbono de un turista espacial es 100 veces mayor que la de un pasajero de un vuelo comercial.
Esto se debe a que los vuelos espaciales son mucho más cortos y utilizan más combustible por pasajero.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del turismo espacial podrían contribuir al calentamiento global y al cambio climático.
También podrían dañar la estratosfera y la capa de ozono.
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