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La fórmula para ser elegantes

Cómo ser elegantes

El concepto de la elegancia -que tiene buen gusto y distinción para vestir- no siempre es igual para todo el mundo y puede que se utilice de forma bastante subjetiva. La elegancia es algo que se puede trabajar, que se puede mejorar. La elegancia, nos comenta Andrea Vilallonga es eficacia y sencillez. Estos dos términos aplicados a nuestro vestuario pueden ayudarnos a ganar elegancia. La elegancia tiene que ver con la belleza y con la discreción. Una persona elegante no es llamativa pero tampoco pasa desapercibida.

La elegancia la podemos asemejar a una línea vertical. Por este motivo, casi todo lo que sea sencillo y estilizado puede dar la impresión de elegante. El color negro, por poner un ejemplo, suele asociarse con la elegancia. Aunque no todas las personas que visten de negro son elegantes. Luego, hay algo más.

No ser elegante tampoco quiere decir ser vulgar o vestir de forma ordinaria. Hay muchos términos medios entre una marcada elegancia, tipo dandy y una forma de vestir desaliñada o poco cuidada. Los looks deportivos, informales, casuales, etc. pueden no ser excesivamente elegantes pero tampoco son vulgares o toscos.

La mayoría de las prendas que marcan líneas sencillas y verticales suelen tender a ser elegantes -añadiendo algunas otras características-. Los volantes, los estampados, las mezclas de muchos colores, etc. no suelen ayudar visualmente a ser elegantes -como en todo, hay excepciones-. A nivel de vestuario, la sencillez suele ser sinónimo de elegancia. Lo mismo ocurre en cuanto al uso de complementos. Si utilizamos muchos complementos es bastante probable que no demos una imagen demasiado elegante.

La figura de una persona, además del vestuario, es un elemento importante para ofrecer una mayor elegancia visualmente hablando. Pero no solo nuestro físico, también el tipo de peinado, la intensidad y color del maquillaje, etc.

La importancia de tener una buena postura corporal

Tener el cuerpo recto, con una posición claramente erguida es una manera de empezar a parecer elegantes. Tener una posición "desgarbada", poco erguida, una pose que podríamos llamar de "pasota" no es nada elegante -a la vez que puede transmitir una sensación de desgana, falta de interés-.

La elegancia se puede conseguir, la clase no -entendida como distinción innata no como nivel económico-. Se puede ser elegante y guapo. O elegante y feo. La elegancia y la belleza no tienen porqué ir de la mano, aunque guarden una relación importante.

Control de gestos. Las personas muy expresivas que gesticulan mucho, que hablan muy alto, que se mueven en exceso no suelen ser elegantes.

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