La Reina María fue la más importante de todas las reinas de Rumanía, una verdadera efigie de la historia nacional, y al mismo tiempo una personalidad internacional. La Reina María era nieta de la Reina Victoria de Gran Bretaña y prima del zar Nicolae de Rusia, por lo tanto, estaba emparentada con las casas reales de Europa y su papel en la historia de los rumanos es fundamental, ya que ha contribuido plenamente, como figura política, en el reconocimiento a nivel internacional de la Gran Unión de 1918, hace unos 100 años, lo que representa para el pueblo rumano uno de los más importantes eventos de su historia. La Reina María llevó el traje nacional rumano, dio a conocer la cultura rumana desde París hasta Nueva York y desde Madrid hasta San Petersburgo, defendió los intereses de este pueblo, en primer lugar, a través de la cultura, a través de los valores que esta nación pudo ofrecer a Europa. Por ello, es un personaje especialmente importante de nuestra historia, incluso venerada por los rumanos, y con razón.
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