Víctor Amela lleva años conviviendo intensamente con Federico García Lorca. El periodista contó en su anterior libro -Yo pude salvar a Lorca- cómo su abuelo pudo evitar el asesinto del poeta. Una historia que encaja en el aura de tragedia que acompaña al poeta por la historia. Pero entonces Amela conoció más detalles del paso de Lorca por Cuba, investigó y viajó a la Isla del Caribe para buscar su rastro.
“Sabemos mucho acerca del Lorca trágico de Lorca en Nueva York, pero no del Lorca de Cuba que es el Lorca más feliz, más alegre, más vitalista, más sensual y más gozador. A eso me he dedicado durante años. He leído todos los testimonios que he encontrado acerca de su paso por Cuba y me fui a Cuba a ver los lugares que vio, a comer lo que comió, hablar con gente que conoció a la gente con la que estuvo Federico”, explica Amela. El resultado de ese viaje es Si yo me pierdo (Destino).
“Sabemos mucho acerca del Lorca trágico de Lorca en Nueva York, pero no del Lorca de Cuba que es el Lorca más feliz, más alegre, más vitalista, más sensual y más gozador. A eso me he dedicado durante años. He leído todos los testimonios que he encontrado acerca de su paso por Cuba y me fui a Cuba a ver los lugares que vio, a comer lo que comió, hablar con gente que conoció a la gente con la que estuvo Federico”, explica Amela. El resultado de ese viaje es Si yo me pierdo (Destino).
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