• hace 2 años
Los chavales que cumplan 18 años y, por tanto, puedan ir a votar por primera vez cuando lleguen las elecciones generales, están autorizados a solicitar el ‘bono cultural’ de Pedro Sánchez.

Son 400 euros, una décima parte de lo que previamente el Gobierno les quitó a sus padres vía impuestos.

En otras palabras: se lo quitamos a los adultos trabajadores que a duras penas tienen cada mes para pagar gasolina, alimentos o electricidad y se lo damos a sus hijos para que se lo gasten en videojuegos, cine o juerga.

La maniobra del líder socialista es tan cuerda, como evidente, pero no está claro que le vaya a terminar saliendo bien.

Por una razón muy simple. Al margen de que todos pagamos impuestos, sea de forma directa o indirecta, hay que subrayar que el número de españoles sometidos al maldito IRPF es de 21 millones, cuarenta veces más votantes que los apenas 400.000 chavales potencialmente beneficiados por la ‘paguita’ oficial.

Lo del ‘bono cultural’ es tan disparatado que parece una idea más propia de Irene Montero que de Pedro Sánchez, pero como dice un viejo refrán español, todo se contagia menos la inteligencia.

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