En la historia del ajedrez abundan los grandes jugadores de longevidad deportiva extraordinaria, capaces de jugar muy bien con más de 70 o incluso de 80 años (Smyslov, Korchnói, Najdorf…) y de mantener un rendimiento cognitivo de alto nivel hasta muy poco antes de su muerte. El campeón de estos campeones ancianos -vivió 99 años- es sin duda el húngaro-ruso Andor Lilienthal (1911-2010), de quien ya disfrutamos en esta sección su histórica victoria sobre Capablanca en las navidades de 1934, que probablemente le salvó la vida: gracias a ella, Lilienthal fue invitado al torneo de Moscú de 1935, y se libró así de la carnicería de los nazis contra los judíos húngaros.
El vídeo de hoy versa sobre otra de sus victorias inmortales, precisamente contra Najdorf, que le valió el Premio de Belleza en el torneo de Saltsjobaden (Suecia) de 1948. En un ataque en tromba contra el rey, Lilienthal exhibe la energía que le hizo famoso. A los 95 años nadaba asiduamente, y viajó de su casa en Budapest a la Olimpiada de Ajedrez de Turín (Italia) al volante de su coche. A los 98 analizaba partidas y leía revistas técnicas con frecuencia. Su vida es uno de los muchos argumentos de peso para afirmar que la práctica asidua del ajedrez retrasa el envejecimiento cerebral y el Alzheimer.
El vídeo de hoy versa sobre otra de sus victorias inmortales, precisamente contra Najdorf, que le valió el Premio de Belleza en el torneo de Saltsjobaden (Suecia) de 1948. En un ataque en tromba contra el rey, Lilienthal exhibe la energía que le hizo famoso. A los 95 años nadaba asiduamente, y viajó de su casa en Budapest a la Olimpiada de Ajedrez de Turín (Italia) al volante de su coche. A los 98 analizaba partidas y leía revistas técnicas con frecuencia. Su vida es uno de los muchos argumentos de peso para afirmar que la práctica asidua del ajedrez retrasa el envejecimiento cerebral y el Alzheimer.
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