Fernando Platas se enamoró de los clavados desde antes de los siete años. Sólo veía en el trampolín la magia de ir venciendo sus miedos.
Su secreto fue dar pasos todos los días para alcanzar sus sueños. Para lograr un buen clavado había que repetirlo 250 veces. Así, con trabajo duro todos los días, fue que logró una presea olímpica que lo convirtió en un emblema para el deporte mexicano.
Ser un deportista de alto rendimiento lo obligó a retirarse muy joven y a reinventarse. Hoy su pasión es contar historias de otros atletas a través de su empresa de marketing deportivo, Platas Sports.
Su secreto fue dar pasos todos los días para alcanzar sus sueños. Para lograr un buen clavado había que repetirlo 250 veces. Así, con trabajo duro todos los días, fue que logró una presea olímpica que lo convirtió en un emblema para el deporte mexicano.
Ser un deportista de alto rendimiento lo obligó a retirarse muy joven y a reinventarse. Hoy su pasión es contar historias de otros atletas a través de su empresa de marketing deportivo, Platas Sports.
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