Hugo Sandoval y Roberto Pérez se conocieron en la universidad, mientras estudiaban ingeniería en alimentos. Pronto se hicieron amigos: hacían juntos las tareas de la escuela y se volvieron roomies.
Cuando les pidieron un proyecto ficticio para una de sus materias, nació la idea de Inalim, una empresa que llevará los chapulines oaxaqueños a todo el mundo.
Años después, cuando los dos trabajaban en diferentes empresas, comenzaron a experimentar con la deshidratación del chapulín para poder envasarlo y venderlo en cualquier parte del mundo, conservando sus propiedades de sabor y contenido protéico.
En la actualidad tienen dos productos estrella: la salsa de chapulín en diferentes presentaciones y la sal de chapulín, productos que venden en Walmart, Superama, Bodega Aurrera y Oxxo, entre otras tiendas de autoservicio.
Pero su éxito no para ahí, pues además ellos trabajan con Bimbo, la empresa panificadora más grande del mundo, a quienes les fabrican y venden tres tipos de salsas bajo la marca Milpa Real.
Por si fuera poco, han logrado llevar sus insectos horneados, listos para comer, a Estados Unidos y a Canadá, y ya tienen en la mira llevarlos a Europa.
Pese a su éxito, siguen siendo dos grandes amigos, que se ríen y cotorrean, pero que saben que han enfrentado muchas crisis y que enfrentarán muchas más, siempre pensando en cómo innovar y cambiar. Hugo recuerda una de sus enseñanzas más importantes: “Ser empresario es tirarte a un precipicio y en el inter construir un avión.”
Cuando les pidieron un proyecto ficticio para una de sus materias, nació la idea de Inalim, una empresa que llevará los chapulines oaxaqueños a todo el mundo.
Años después, cuando los dos trabajaban en diferentes empresas, comenzaron a experimentar con la deshidratación del chapulín para poder envasarlo y venderlo en cualquier parte del mundo, conservando sus propiedades de sabor y contenido protéico.
En la actualidad tienen dos productos estrella: la salsa de chapulín en diferentes presentaciones y la sal de chapulín, productos que venden en Walmart, Superama, Bodega Aurrera y Oxxo, entre otras tiendas de autoservicio.
Pero su éxito no para ahí, pues además ellos trabajan con Bimbo, la empresa panificadora más grande del mundo, a quienes les fabrican y venden tres tipos de salsas bajo la marca Milpa Real.
Por si fuera poco, han logrado llevar sus insectos horneados, listos para comer, a Estados Unidos y a Canadá, y ya tienen en la mira llevarlos a Europa.
Pese a su éxito, siguen siendo dos grandes amigos, que se ríen y cotorrean, pero que saben que han enfrentado muchas crisis y que enfrentarán muchas más, siempre pensando en cómo innovar y cambiar. Hugo recuerda una de sus enseñanzas más importantes: “Ser empresario es tirarte a un precipicio y en el inter construir un avión.”
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