• hace 4 años
Todo ser humano que alcanza la capacidad para amar a los animales ha sido capaz de ponerse en contacto con la ternura y la sensibilidad que caracteriza a la relación con las mascotas. Los animales con los que compartimos parte de nuestra vida se convierten en poco tiempo en una parte más de la familia, encuentran su espacio y sus costumbres terminan siendo aceptadas por los demás miembros. Su papel es en la mayoría de los casos el de mediador de los conflictos ya que tienden a atenuar las tensiones al encontrarse al margen de ciertas formas de comunicación y relación propias de sus dueños. Las mascotas aportan una compañía permanente al tender hacia la dependencia, un afecto genuino, sin ambigüedades y estable, una compañía serena, sin interferencias, ellos se adaptan a la familia con la que conviven, no imponen normas, solo las asumen.

Tu mascota nunca te cuestiona, no se ríe de ti, no te juzga y jamás nos discriminaría por nuestro aspecto físico o porque hayamos cometido algún error.

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