Casa Solidaria Don Luis

  • hace 16 años
La relación con un animal doméstico genera mucha afectividad, produce relajación en las personas y le libera de obsesiones y manías. El perro y el hombre pueden vivir en perfecta armonía, si éste (el hombre) es capaz de desprenderse de una ínfima parte de su propia soberbia y cede alguna pequeña parcela de bienestar en favor del animal.
Sin duda va a ser recompensado al instante y para siempre con una generosidad desproporcionada.
El perro doméstico forma parte de la familia, aporta su fidelidad, su lealtad, su ternura, su instinto defensor, su protección. Están en casa porque quieren, porque nos quieren, dado que tienen numerosas ocasiones de desaparecer. Hay otros animales domésticos (sobre todo aves enjauladas) que cuando las soltásemos huirían de nosotros. Personalmente les alabo el gusto, incluso en alguna ocasión han encontrado en mí a un cómplice.
Los animales afectivos como el perro o el gato (animal este último que empiezo a conocer), integran su cariño en el foro general de la familia, enriquecen la relación de sus miembros y nos hacen vivir momentos entrañables que recordaremos toda la vida. Por eso, por lo que nos aportan, TIENEN DERECHOS EN CASA, y alguien los tiene que hacer valer.

A mi familia con mucho cariño.

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