Al hacer un regalo no solo nos preocupamos del producto, sino que también, de su envoltorio.
No importa el material, mientras tenga lindos colores y diseños. Pero claro, esta práctica puede no ser positiva para el planeta.
De acuerdo a una investigación de la Asamblea de Irlanda del Norte, se necesita cuatro veces más energía para fabricar una bolsa de papel que para una funda de plástico.
Además, para el papel se requiere materia prima, es decir, talar árboles.
La clave estaría en la reutilización del empaque, al menos tres veces, pero considerando su fragilidad, es difícil que esto se logre.
El plástico por su parte, puede demorar entre 400 y 1.000 años en descomponerse. Por lo tanto, tampoco es una buena opción.
En definitiva, cuando tengas que hacer un regalo busca opciones más sostenibles y no solo te fijes en el diseño.
Porque, ¿qué mejor que regalar felicidad y cuidar al planeta al mismo tiempo?
No importa el material, mientras tenga lindos colores y diseños. Pero claro, esta práctica puede no ser positiva para el planeta.
De acuerdo a una investigación de la Asamblea de Irlanda del Norte, se necesita cuatro veces más energía para fabricar una bolsa de papel que para una funda de plástico.
Además, para el papel se requiere materia prima, es decir, talar árboles.
La clave estaría en la reutilización del empaque, al menos tres veces, pero considerando su fragilidad, es difícil que esto se logre.
El plástico por su parte, puede demorar entre 400 y 1.000 años en descomponerse. Por lo tanto, tampoco es una buena opción.
En definitiva, cuando tengas que hacer un regalo busca opciones más sostenibles y no solo te fijes en el diseño.
Porque, ¿qué mejor que regalar felicidad y cuidar al planeta al mismo tiempo?
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