Asombrada, indignada, incrédula... O quizás todo a la vez. La imagen de Hillary Clinton leyendo en la prensa el asunto de los correos electrónicos del vicepresidente Pence se ha hecho viral. El tema le suena a la excandidata demócrata, ya que en su día Donald Trump pidió cárcel para ella por el uso de un servidor privado en temas de estado en su etapa de jefa de la diplomacia. Y exactamente lo mismo hizo el vicepresidente cuando era gobernador: recurrir a una cuenta de correo privada para materias oficiales. No es comparable, se defiende Pence, quien también fustigó en su día a Clinton por la polémica de los correos. Y en este cruce de "tú también y tú más", la última han sido nuevos tuits de Donal Trump, salpicado por el escándalo de los inconvenientes contactos de sus colaboradores con Rusia. Ahora, el presidente vincula a la oposición con Moscú, colgado una foto de Vladimir Putin con el líder demócrata en el senado, a quien califica de hipócrita, y pide una investigación. Además denuncia un nuevo Watergate, acusando a Obama de haberle grabado antes de las elecciones. Es la táctica del ataque como mejor defensa.
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